miércoles, 29 de mayo de 2013

Déficit de Anubis. Sólo las flores de plástico son eternas.



(Pintura de Nikolai Kasatkin)


Hoy le doy vueltas al pensamiento de que, en el mundillo que se autodenomina espiritual, hay un gran déficit de Anubis. Por ejemplo, llevo poco más de un año apuntada al facebook y, en este tiempo, he visto y me han llovido cientos de mensajes e imágenes "positivos", es decir, aquellos que se pueden simbolizar como flores (agradables, bonitos, coloridos) mientras que se pueden contar con los dedos de una mano los que afrontan y reconocen la realidad de la muerte, es decir: que lo que conocemos se muere o se morirá algún día; y que no sólo no está mal asumirlo, sino, incluso, hablar de ello antes de que suceda. Por aquello de tenerlo más o menos integrado, y que no nos pille en bragas cuando venga.

Ayer me reconocía, yo, desconcertada. No sé cómo posicionarme en el face, ni en otras partes en las que se habla de "espiritualidad", porque me da como miedo molestar añadiendo alguna dosis de muerte/Anubis al menú más habitual. Claro que también soy muy de las flores, lo bonito y lo espectacular, pero últimamente me rechinan la mayoría de "grandes frases" que leo por ahí. Hay muy pocas que me parezcan verdaderas, a la mayoría les encuentro fallos de pensamiento, o de visión. ¿Me estará pasando algo malo? Dado que pienso que, si uno no está claro, es mejor callarse, y que el facebook no tolera bien la crítica (¡por eso sus creadores no pusieron un botón de "no me gusta", porque les parecía feo que alguien disintiera!) opto por hacer caso omiso de muchas cosas y dejarlas pasar. Es difícil debatir por ahí sin molestar o sin que se generen malentendidos.

Tal vez el facebook se creó, inconscientemente, para cosechar energía de apoyo para las causas o vidas personales, y no para generar debates, y por eso "falla" en ese sentido, porque lleva inherente una energía anti-debate, anti contraste. Pero es una pena que no existan foros igual de universales y abiertos que el face para tratar tantos temas...porque opino que, sin debatir un mínimo, es imposible crecer de veras, contrastar, construirse una visión sólida y bien fundamentada. 

Todas las escuelas iniciáticas verdaderas han integrado el debate y lo han incentivado, y todos los auténticos maestros también. Pero el facebook no es así, y hoy se incentiva desde muchos frentes sólo el apoyo, el "yo también", y se censura al que rechista, al que pone peros. Se le acusa, en el mejor de los casos, de pesimista o negativo (alguien a esquivar, para que no contagie su negatividad), y en el peor de los casos se le acusa de atentar contra la libertad de expresión de los demás (por criticar algunas publicaciones) o hasta de ser un arrogante (por disentir demostrando cierta seguridad en sus opiniones, cosa que me ha pasado con harta frecuencia) 

En definitiva, me da la sensación de que los medios alientan la supresión de la crítica, de la observación de las discordancias o aparentes disonancias, y se premia sólo el resumen, lo breve (enemigos del análisis), el "Sí, yo también" sin más explicación, el "Todo vale si es con buena intención", etc. Incluso entre los más conspiranoicos, personas que comparten información desagradable o dura, no se acepta bien la crítica. Se te tilda de ingenuo o de pro-sistema si debates algunos de los más concurridos puntos de la conspiranoia "típica". Muchos conspiranoicos se dicen críticos, pero aceptan mal que otros rebatan sus argumentos, así que al final no se trata más que de otra postura que rechaza la contrariedad. O sea, la muerte.

Todo esto es déficit de muerte, sí, o de Anubis (el Tránsito), porque disentir implica contraponer a tus esquemas algo que los cuestiona o contraría (en parte, o totalmente), lo cual es una experiencia molesta, por lo menos al principio. La muerte siempre se siente un poco una putada cuando nos advierte de su llegada, sobretodo si no la esperábamos. Esta reacción de rechazo o molestia es así para todos, porque en general, a ningún sistema vivo le agrada pensar en acabarse o morirse. 


Nos domina el instinto de supervivencia o de duración, ni más ni menos, y nuestra mente funciona igual. Pero claro, el caso es que morir no es sólo palmarla cuando seas viejo, o de accidente. También significa que tus ideas bonitas, los cartelitos relucientes de frases de autoayuda, tu imaginería mental, etc, se caigan, se deterioren, o dejen de parecerte lo que te parecían hasta entonces. ¡Ups! ¡La serpiente va a cambiar de piel, y la vieja se le rompe y le cae a pedazos! No es nada malo, pero es visto como malo al principio. Siempre. Inquieta descubrirte cuarteada y a trozos, te preguntas qué quedará de tí...Normal.

La muerte también es descubrir que sólo las flores de plástico son duraderas. Las demás, son breves como suspiros y están sometidas al ciclo de destrucción/renacimiento. Por eso, descubrir por el mundillo facebookeano-espiritual casi exclusivamente mensajes de tipo positivo-floral, cuando el mundo humano está al borde de una de sus peores crisis; cuando el mundo animal y vegetal afrontan sufrimientos atroces, extinciones por mano del hombre que amenazan con ser globales, me suena tan forzado como el niño que canta en la oscuridad para ahuyentar sus miedos. 

Vale, consuela hablar solamente de "lo positivo", pero... ¿para cuándo plantear las cuestiones prácticas que nos preocupan a muchos? ¿Tan programados estamos para no mentar la muerte, que haremos como si no existiera hasta el último minuto? ¿No es esa la postura que más agobia a muchos enfermos terminales, el "negacionismo" de los que les rodean, y la dificultad para solucionar sus tareas prácticas pendientes, no sólo las emocionales, etc?

Todo esto me desconcierta. Se supone que en el mundillo de terapeutas, sanadores, gente buscadora de la espiritualidad, etc, debería encontrar a mis compañeros de camino en el inmenso tránsito vital que se nos avecina, pero, por poner un símbolo bíblico, ¿cómo vivir un éxodo por el desierto para reacomodarnos en una nueva tierra, con quien se niega a dejar de hablar de "lo positivo" de Egipto, o dice que "todo vale si la intención es buena, no necesitas cambiar nada sino a tí mismo"? ¡Cuánta propaganda dirigida a castrar las revoluciones, los cambios, los movimientos humanos, cuando no hay nada más natural que hacer como los animales, emigrar cuando se ve necesario...!

Me pregunto, entonces, ¿cómo es posible que entre los "espirituales" no abunden más mensajes que digan algo así como "Vamos a hablar de lo que está pasando. Vamos a hablar de que, como sociedad, nos estamos muriendo, de que nuestro mundo se acaba tal cual lo conocemos"? Es más, en este mundillo sí se reconoce a personas como Elizabeth Kubler Ross, pero nadie parece aplicar sus teorías a la vida. Quiero decir a esta vida que nos traemos entre manos. Parece que lo de la doctora suiza aquella sólo vale para la gente que está, literalmente, agonizando en el hospital. No hay consciencia, tal vez, de que como especie ya estamos en el hospital. Mucho celebrar el 2012, pero todo para negar, negar, negar...Negar la muerte. Todo mensajes positivistas que se reafirmaban en la vida. Ni uno diciendo "Venga, hablemos de los problemas materiales -prácticos, inmediatos- que tenemos entre manos".

Hablar de la muerte, de lo que anda mal, no es ser negativo, sino práctico y realista. E incluso, si me apuras (y si se hace con ánimo constructivo) es ser más positivo que negar el deterioro y los finales. Entre muchos que se tildan de espirituales existe una veneración por los animales o los seres de la naturaleza, y se les considera maestros. No se les ocurre etiquetar como negativa a una ardilla por almacenar nueces para el invierno, por ejemplo. Pero el caso es que la ardilla lo hace porque asume lo que se termina (el verano y el otoño) y afronta la muerte invernal. El fin de la abundancia. 

Pues bien: si fuéramos aprendices de la ardilla, como especie deberíamos afrontar el fin de la abundancia, y la entrada en un ciclo de dificultades. Lo cual no implica decir que el verano o el otoño sean falsos o estén "mal". Sólo que la naturaleza entera se rige por ciclos, y cambia contantemente. Vamos a vivir más estrecheces sí o sí, nos guste hablar de ello, o no.

A mí me parece que las flores de plástico son feas. Prefiero no tener flores alrededor que tener un ramo de ésos. Y además, no se sostienen. ¡Son falsas, vamos! Por eso, sólo comparto las flores que me parecen auténticas, y que no ocultan un mensaje subliminal del tipo "el deterioro no existe y no se acaba nada, nunca". Porque creo que las flores naturales son bellísimas y auténticas maestras, aunque tengan su tiempo y no siempre estén ahí (en algunas etapas escasean) Entonces es el momento de compartir mensajes o reflexiones sobre el invierno, con su particular interés y belleza. También el frío y el hielo son maestros (y, para mí, han sido maestros muy importantes, por cierto)


(Arriba, pintura de Aron Wiesenfeld)

Invito a los que quieran hablar de la muerte a expresarse libremente, sin temor, y a compartir (conmigo o con otros) sus preguntas, sus búsquedas. ¡Oh, vamos, no vais a ser menos espirituales por ello! ¡Al contrario! La metamorfosis, con su muerte incluída, forma parte de las experiencias espirituales más míticas y maestras que existen. 

Debatamos cómo podemos afrontar espiritualmente la que se nos viene encima.  Dejémonos de tonterías, atrevámonos a hablar de nuestros miedos, de nuestras preocupaciones. Sí, comparto la admiración por las flores verdaderas, pero precisamente por eso, sé que se acaban...Esa ha sido, de hecho, su primera enseñanza: "Míranos, somos bellas pero fugaces. Vive nuestra presencia ahora con plenitud e intensidad, porque en unos días nos marchitaremos, y tardaremos un año en volver a aparecer, si es que lo hacemos aquí, en este mismo punto, porque nada es seguro..."

Y así es la vida.