sábado, 31 de octubre de 2015

Volviendo a condenar (y quemar) a las brujas.

                                                (Quemando gente, en este caso judíos...)

Abunda en las redes sociales la "información" de que las brujas, en realidad, no eran brujas. Que la brujería, eso de decir conjuros, realizar hechizos, creer en dioses y seres de la naturaleza, confeccionar amuletos protectores o realizar "curas" con imposición de manos y demás, no existió. Y que cuando la Inquisición condenó a brujas, en realidad todas eran mujeres sabias, es decir, sabias según el dogma de hoy, o sea: científicas. Que eran todas parteras, todas hierberas, todas sanadoras efectivas y con recetas reconocidas, verdaderamente conocedoras de los secretos químicos y alquímicos de la naturaleza. Y que claro, por esta razón, y no por otra, acusarlas y condenarlas fue un atropello. Porque fíjate, quemaban a científicas. No eran....¡simples brujas supersticiosas...! Qué blasfemia, qué atropello, todo porque su ciencia aún no era conocida, y porque eran mujeres. Porque además, y esto según lo que dice la propaganda actual, no existían tampoco los brujos, ni hubo hombres condenados por tal razón. Ninguno, vamos. O si lo hubo, es olvidable, una cifra "despreciable", es decir que los casos de los hombres acusados de brujería y hasta muertos por la Inquisición no cuentan, no importan y no existen en definitiva. Porque lo que importa es señalar el machismo y ninguna lacra más, pero asumir que también hubo hombres rompe la teoría de las mujeres "científicas" muertas por ser mujeres. Y no vamos a permitir que la verdad nos estropee nuestra versión del asunto.

Pero se da el caso de que justamente sobre la Inquisición y sus procesos existe abundantísima documentación de la época, ya que muchos de sus juicios, interrogatorios, archivos, etc, se han conservado. La Iglesia, como estructura y aparato de poder, siempre ha sido muy organizada y burocrática, muy de escribir todo, consignar todo y archivar todo. Así que algunos investigadores han buceado en estas fuentes para rastrearlas y ver en ellas qué hubo de cierto y de falso en lo de las acusaciones de brujería. Y otros y otras pueden hacerlo hoy, si les interesa y están suficientemente preparados, porque leer documentos de la época no está al alcance de todos salvo que sepas latín, o el idioma del momento (español antiguo) y descifrar la caligrafía de entonces. (Además de tener tiempo y paciencia infinitas) Así que existe bibliografía consultable de estas personas que sí han leído un mínimo de documentos históricos y no hablan de oídas.

Por ejemplo, sobre los procesos contra brujería en España, recomiendo "Las brujas y su mundo" de Julio Caro Baroja. (Otro libro con citas de juicios y testimonios de la época es "Las plantas en la brujería medieval", de J. Ramón Gómez Fernádez) Y según estos investigadores, las brujas, entendidas como mujeres que creían en dioses o diosas ajenos a la Iglesia, o que realizaban ritos "mágicos" y fuera de los dogmas oficiales, existían. Y no sólo eso: lo que está claro es que al menos algunas acusadas ante la inquisición sí realizaban prácticas de éstas, con mayor o menor conocimiento de causa, como se revela en la curiosa historia de Ana García, la "lobera" de Llanes (acusada porque se decía que podía invocar a los lobos para protegerse, hecho que ella misma ratificó. Que los llamaba con un conjuro que le enseñó una mujer de pueblo)


Así que se da el caso de que la brujería, entendida como un conjunto de prácticas y creencias basadas en asumir  la existencia de una faceta "invisible" (energías varias) y "mágica" del mundo, existió. Desde tiempo inmemoriales, además. Y no sólo eso: sigue existiendo hasta el día de hoy. Es más: tengo algunas conocidas que son brujas o afirman serlo. También he leído la autobiografía de alguna que otra bruja actual, como es el caso de la catalana Rosa Collell, "típico" ejemplo de bruja de origen rural, aprendiza de anciana bruja de pueblo que le lega su herencia de conocimientos, etcétera. También he leído a los teóricos de la "neo" brujería, los anglosajones que lanzaron el movimiento wiccano o pagano, elaborando con sus teorías lo que constituyen las creencias "neopaganas" de hoy (como Gerald Garner) y a esoteristas varios asociados con grupos de brujos y brujas creados a principios del siglo XX (como Dion Fortune y asociados) He rastreado el tema hasta llegar a los satanistas declarados, brujos y brujas a fin de cuentas, aunque orgullosos de estar del lado del "mal" o, como ellos dicen, la ley de que no exista "ley" (como Aleister Crowley) Y toda esa gente no solo existió, sino que ejerce una influencia sobre muchas personas que, hoy, leen sus libros y comulgan con sus ideas, y flirtean en mayor o menor medida con la brujería o como hoy le llaman, wicca o paganismo (neo paganismo, quiero decir)

Así que luego, tirando del hilo, he leído a teóricas activistas ya más actuales, contemporáneas, de la brujería, sobretodo mujeres creadoras de círculos para realizar prácticas y ritos conjuntos (como Starhwak, con su libro "La Danza en Espiral", y muchas otras que no cito) Finalmente, también he escuchado anécdotas en los pueblos de personas que han acudido a brujas...¡y a brujos!... para encontrar remedio a algunos males. Una de esas personas aportando historias es mi madre: de niña tenía una verruga muy grande en la mano. No sabiendo cómo hacerla desaparecer, le recomendaron que fuera a ver a una mujer del pueblo con fama de "entender" de curaciones por hechizos, y así lo hizo. La mujer le dio una receta: debía coger unas hojas de sauce de ésas que tienen verrugas rojas, llevarlas al río y colocarlas en un hueco entre piedras, para que fueran lavadas por la corriente del agua pero sin ser inmediatamente arrastradas, y eso era todo. Mi madre lo hizo, y curiosamente la verruga "se le desprendió y cayó de la mano".

En fin, que de lo leído en los libros de historiadores e investigadores rigurosos (es decir, de los que consultan los archivos de la época) más lo escuchado en los pueblos, más lo que cosecho de la actual información que se desprende tanto de las prácticas de algunas de mis conocidas, como de la abundantísima masa de libros que existen sobre prácticas de brujería y círculos de brujería actuales, y encontrables en cualquier librería grande, surge una conclusión diáfana, documentable y real como la vida misma: la brujería existió y existe y no es "la ciencia" que nos quieren hacer creer, aunque, eso sí, existieran algunas mujeres condenadas por la Inquisición como brujas que, en realidad, no eran tales sino hierberas o parteras. Y en ese caso sí podríamos hablar de mujeres con "ciencia", dando a la palabra ciencia el significado que tiene hoy. Porque las y los creyentes en brujería no, no eran científicas. No, salvo que le demos a la palabra ciencia un significado muuuuy amplio. "La ciencia de adivinar el significado de los sueños", por ejemplo. O "la ciencia de los actos poéticos y metafóricos y su acción en el subconsciente, o psicomagia" que diría Jodorowsky, a quien la Inquisición habría quemado con gusto por brujo, de haber vivido él en aquella época.

Pero no sólo eso: del estudio de los archivos inquisitoriales, así como de los escritos de otros notables de la época, alarmados por tales prácticas de represión social, se desvela que ni mucho menos todas las personas (mujeres y hombres) acusados y condenados por la Inquisición eran realmente creyentes en brujería, ni tampoco "científicos" o conocedores de nada. Por ejemplo, abundan los casos de personas delatadas por envidias, pues, bueno es saberlo: la Inquisición se quedaba con al menos la parte conocida de los bienes de los acusados. Además, por el miedo al juicio y la condena, acusar a alguien de brujería, o de herejía (que ese fue el verdadero caballo de batalla de la Inquisición, al menos la española) era una manera fácil de intentar (y lograr, a veces) que huyera, dejando atrás otras posesiones, bienes, tierras, o el hogar... Y facilitando así el paso de los codiciosos (vecinos o parientes enemistados, etc) dispuestos a ocupar el lugar "vacío" o a hacerse con la competencia.

En otros casos, era la misma mentalidad supersticiosa, ignorante y miedosa de gente muy sumisa al poder la que les hacía ver brujería por todas partes, o sospechas de la misma, de manera que eran acusadas mujeres mayores y "sospechosamente solteras", o "poco sociables", mujeres que no seguían la norma, o que tenían hábitos muy suyos, o más independientes de la media, o ideas raras. Y hombres con similares rasgos. En algunas ocasiones, el simple acto de saber leer y tener en casa algún libro "sospechoso" (astrología, conjuros, tratados de demonología o alquimia) podían llevarte a los tribunales, incluso aunque solo lo hubieras leído por curiosidad.

La Inquisición Española, de hecho, no se creó para perseguir a brujas, sino para controlar las creencias religiosas de los conversos del judaísmo al cristianismo, es decir: para asegurarse que la masa social tuviera las creencias correctas, y no sólo eso, sino también suficientemente correctas. En España, de hecho, las víctimas (muertos) condenadas por "judaizar", es decir, por tener algún hábito de conducta "sospechoso" de no ser cristiano, fueron muchos miles y muy superiores en número a los condenados por brujería. Y aunque quienes se llevaron la palma numérica fueron los judaizantes, sin discusión, también murieron muchos por hábitos o creencias de origen "morisco" (es decir, sospechosamente afines al Islam) Y todo eso está muy documentado, no tiene discusión, hay mucha bibliografía consultable sobre el tema.

(A la izda. ilustración de Goya de una mujer con el "sambenito" colgado, en un juicio inquisitorial)

Con lo cual el trasfondo del asunto de la Inquisición no es "sólo" la misoginia o el machismo. Aunque lo hubiera, que lo había, el trasfondo era el CONTROL de las creencias y pensamientos de la sociedad, para asegurarse una HOMOGENEIDAD tranquilizadora para las élites del poder. Pues cuanto más homogéneo es el pensamiento de una población, más controlable es ésta, y más si se consigue que la estructura religiosa dominante sea el catolicismo, uno de cuyos pilares fundamentales es la obediencia a los "superiores" (no como otras religiones, como la judía o el Islam. que permiten la discrepancia y no siguen jerarquías piramidales ni "cabezas superiores" equiparables al Papa, a las que obedecer sí o sí)


En resumen, y dejando a los sospechosos por judaizar, o por herejías religiosas varias (el tema de la herejía es distinto y aún más complejo), y volviendo a la brujería, el común denominador de los perseguidos por la Inquisición sigue siendo el mismo: el control del pensamiento de la población por parte del estado y de los poderes de las élites (en aquel caso, Corona e Iglesia unidas como las 2 caras de la misma moneda) o, lo que es lo mismo, el control de la población. Y es en este sentido que la Inquisición creo que debe seguir siendo recordada y denunciada. En el sentido de que fue un modo de controlar y reprimir las discrepancias y buscar la homogeneidad artificial de pensamiento y sentimiento. Un modo de reprimir y condenar a todo lo que se salga de "lo que interesa" al poder, en un momento dado.

Por esta razón, me parece triste e indignante que se quiera darle la vuelta a la tortilla y reconvertir a la brujería en otra cosa, en sinónimo de ciencia avanzada. Que se pretenda que no hubo brujas verdaderas, ni las hay, y que todo era "ciencia y parterismo" o curanderismo con hierbas (basándose en sus propiedades químicas) Porque eso es como tomar una estadística y cambiarla por completo para borrar OTRA VEZ, tal y como se quiso hacer con la Inquisición, a lo que no encaja, ni interesa que se sepa, o que exista. Otra vez se borra o se intenta borrar a las brujas, y a los brujos. A los "raros". A los "supersticiosos". Hoy no es por la religión católica, sino porque se quiere que sólo brille la ciencia, o lo que actualmente llamamos ciencia, así que, rizando el rizo, se redefine la brujería de manera artificial y se establece: bruja=científica.

(A la izda. anciana italiana "quitando mal de ojo" y "limpiando energías", una práctica que para la Inquisición hubiera sido sinónimo de brujería)

Así que cuando me llega el enésimo artículo o meme en el Facebook sobre "¿Sabías que en realidad las brujas no eran brujas sino parteras y mujeres con conocimientos?" se me queda un sabor de boca raro y pienso: ¿Y qué si hubieran sido brujas o si hubieran tenido "supersticiones"? ¿Todavía queréis demostrar que no eran brujas? ¿Y si las hubo, qué? ¿Y si las hay, qué? ¿A esas sí se las podría quemar? ¿Sería justificable el método inquisitorial incluso en el caso de que alguien esté equivocado? ¿Porqué en lugar de denunciar la represión contra la libertad de creencias, que es de lo que se trata todo esto, se intenta una y otra vez rebatir las condenas? ¿Qué más da lo que era o en lo que creía cada persona condenada? Incluso aunque hubiera sido bruja, o supersticiosa, o aunque alguien hubiera tenido vivencias eróticas con una entidad de energía con cuernos ¿qué? ¿Eso sí hubiera justificado su acusación pública y su condena?

Otra definición que prolifera es: bruja= mujer rebelde y sabia. Importante lo de ser rebelde adrede, muy concienciada, como si todas hubieran sido unas luchadoras anarquistas contra el poder que murieron con la cabeza alta y seguras de sus ideas, lo cual, la verdad, nada más lejos de la realidad (la mayoría ni se planteaban cuestiones políticas, simplemente sobrevivían como podían) Y también importante lo de ser sabia. No puedes ser bruja e ignorante, o bruja y tener pocas luces y argumentar en el interrogatorio que ni siquiera sabes el significado de las palabras mágicas que usas, una sarta de palabras medio inventadas sin mucha coherencia, que te limitas a repetir porque alguna mujer te dijo que "funcionaban" para el mal de ojo, o para lo que fuera.


En realidad, y como digo, muchas acusadas de bruja ni eran rebeldes, ni pretendían serlo. Ni fueron especialmente listas, o sabias. La foto de arriba corresponde a una "bendecidora" siciliana, tradición pagana que ha asimilado las formas cristianas y cuyas practicantes no se consideran a sí mismas brujas por tal razón, pero que para la Inquisición lo sería por actuar "sin el permiso de la Iglesia o su obediencia". Y ¿qué se dice, en esta tradición...? "le cose che facciamo e abbiamo sempre fatto" (= "Hacemos lo que siempre hemos hecho"), lo que más o menos viene a significar que se repiten hechos y ritos sin un conocimiento profundo de los mismos. ¿Dónde está, aquí, la ciencia "moderna"...?

Finalmente muchas otras mujeres sólo resultaron sospechosas por ser marginadas, pobres, solteras, viudas o mujeres de mala fama. E incluso las hubo "cortitas" de mentalidad. Que hoy sacarían malas notas si fueran al instituto, que no estudiarían porque les daría "pereza" pensar "tanto" y que a lo mejor se pasarían el día viendo Gran Hermano y comiendo comida basura, en el sofá. Porque hubo de todo, y esa es la realidad que se quiere borrar, lo cual, insisto, es otro modo de afirmar que "en caso de ser ignorante o tonto", mereces la marginación, el ostracismo, la cárcel o la muerte. Hale.

Y también me fastidia que se borre a los brujos, o a los condenados por serlo. Es decir, que se elimine de la estadística a los hombres, porque su cifra se considera "despreciable", lo cual viene a decir despreciar, en realidad, el método científico del que paradójicamente se quiere hacer gala en esos estudios, pues la ciencia verdadera no "borra" de las estadísticas los resultados que no cuadran con la mayoría, sino que los anota e investiga su porqué.Pero es que además hubo muchos hombres muertos por la Inquisición, solo que a ellos se les acusaba de magos, nigromantes, astrólogos o herejes y la palabra bruja quedó más para las mujeres.

Y considero que esto es triste y penoso porque para mí es como significar que si volviera a surgir la Inquisición, las brujas y los brujos verdaderos volverían a estar en el punto de mira. Y nadie los rescataría, ni hablaría en su favor, porque estarían pensando en el concepto de brujería que se quiere hacer colar en la población: la mujer (sólo mujer) que es sabia, científica, no supersticiosa, eficaz, letrada. Con lo cual mis conocidas que se ufanan de ser brujas, wiccanas o paganas, o hasta reikistas, o castanedianas, o médiums espiritistas seguidoras de Kardec... o lo que sea, como no son ni científicas, ni parteras tituladas, ni médicas, ni en definitiva tan letradas en "lo científico", caerían como moscas ante las acusaciones. Las pisotearían una vez más.

Caería también la bruja de pueblo que "curó" la verruga de mi madre. Caería incluso yo, por todo lo que escribo, sospechosa de tener creencias supersticiosas y "no demostrables por la ciencia", incluso aunque no me considero bruja y me desmarco de muchos postulados de ramas de la brujería (pues no me va el rollo de hechizos, ni de conjuros, ni de manipular la energía para lograr fines x personales, como establece cierta brujería tradicional) y sólo abogo por explorar el uso de la conciencia interna al modo chamánico. Pero es que para la Inquisición el chamanismo que practico sería lo mismo: disensión, rareza, sospecha. Así que yo también sería acusada de brujería, pero no encajo en la nueva definición de brujería reivindicada: no soy ni partera, ni científica, ni médica, ni hierbera, ni tengo ideas políticas claras y anti-sistema (todavía voy a votar y creo que la democracia es lo menos malo "de lo que tenemos") así que ni siquiera las que reivindican a las brujas antiguas se pondrían a defenderme. Tal vez la Inquisición de hoy se construiría, por ejemplo, alrededor de la Ciencia más que de la religión, muy devaluada ya y muy denostada, pero se me ocurren otras Inquisiciones posibles, no dependientes de la Ciencia sino del pensamiento políticamente correcto que el poder establezca...

Entonces, si olvidamos que lo malo de la Inquisición fue la REPRESIÓN social y un modo de legitimar la violencia, el ostracismo y la marginación, expropiando los derechos de las personas acusadas por tildarlas de "inconvenientes" o "erradas"; acusándolas de ser un "peligro o mala influencia para los demás", esgrimiendo el derecho y necesidad de exponer públicamente sus personas y vergüenzas ("pecados y errores") a la vista de todos, como escarmiento aleccionador, podemos volver a repetir el asunto sin darnos cuenta. Se pueden dar nuevas persecuciones, aunque no las empuñe la Iglesia sino cualquier sección del poder de turno que establezca una serie de ideas con las que hay que comulgar sí o sí, so pena de ser acusado de "algo" y tener que acudir a juicio, a demostrar que no eres eso que dicen que eres.

Reivindico la existencia de la brujería y su derecho a existir. No porque me guste especialmente ni comparta muchos de sus principios, sino porque defiendo la libertad de creencias y de organizarse con "la vida" como uno quiera, siempre que no se actúe dañando a los demás. (Y aquí habría que abrir un inciso para hablar de la brujería que busca dañar, porque también existe, pero en fin, ese es otro mito moderno a rebatir, el de que toda mujer bruja ha sido o es bondadosa por necesidad. Pero incluso pensando en las personas que se lucran con el odio, realizando "trabajos" para gente que quiere dañar, no creo que haya que quemarlas en una hoguera)

Y sí, también reivindico a las mujeres parteras, científicas y sabias que murieron, cómo no. Y me lamento mucho por ellas, pero sin hacer categorías humanas. Sin pensar que unas muertes son más lamentables que otras, porque hay humanas de clase 1 y humanas de clase 2, o hasta de clase "sub".


¿Se me entiende...? ¿O no? Por eso tiemblo cuando leo en las redes sociales que se tilda a alguien de tener ideas "peligrosas", todo porque no se ve suficientemente clara su adhesión a lo "correcto", porque de ahí a decir que él es "peligroso" y alentar a su persecución hay un milímetro muy sutil. Tiemblo con los juicios populares y los linchamientos colectivos por no tener un grado idóneo de pensamiento "correcto". Tiemblo con esa especie de mentalidad de fondo en algunos ambientes, donde parece que si eres de los que no saben suficientemente todavía, los sabios tienen derecho a hacer escarnio público no sólo de tus ideas de ignorante, sino también de tu persona. Para colgarte un cartel bien grande donde se te etiquete de lo que sea "no correcto" en definitiva. Porque parece que se da por sentado que el derecho a ser respetado "como persona" sólo vale si tus ideas son supuestamente respetables, es decir si piensas lo correcto, no si estás equivocado o si demuestras dudas, o un carácter poco dado a asentir con el primero que te diga algo.

Y tiemblo, también, cuando veo que se quiere hacer ver que no existe la brujería, ni existió. Porque uno todas las piezas, y me digo: Pues no hemos aprendido nada todavía, el ansia de controlar a la población sigue intacta, la Inquisición puede regresar una y otra vez, aunque sea vestida de otra cosa. Siempre, claro está, con la coletilla siguiente: "Es por vuestro bien, ignorantes. Permitid que os aleccionemos y corrijamos, por vuestro bien. No seáis rebeldes, no dudéis de nuestra palabra. Tened fe en que nosotros poseemos la versión correcta del asunto y si la aceptáis sin discutir, seréis mejores personas".

Os dejo con un corto imprescindible que resume esto a la perfección: La Mano, de Jri Trnka.