miércoles, 1 de mayo de 2019

La buena dependencia.



( Pintura de Frederick George Cotman)

- Qué horror, estás generando dependencias- dicen los que se aterran pensando que, con ciertas interacciones sociales, pueden surgir simpatías, afinidades y finalmente "la necesidad de seguirse/leerse/verse" y hasta conocerse.

- Si enseñas a otros lo que sabes, les haces dependientes de ti y eso es jugar a ser gurú- dicen otros, con su pastel mental a caballo entre "quiero enseñar o aprender" y "no quiero, porque es peligroso establecer vínculos continuados, pues podría ser que otros dependieran temporalmente de mí, o yo de otros, hasta completar cierto aprendizaje"

- Uf, ¿no te estás volviendo dependiente?- dicen los que escuchan a alguien hablar por enésima vez con mucho entusiasmo de una nueva amistad/relación/maestro o maestra de algo.

- Nadie es imprescindible, en realidad no eres tan necesaria- te dicen otros, animándote a abandonar alguna relación, o lugar, o espacio, cuando dudas porque sientes que dejas algo incompleto y hay como un dolor o un daño en ese "abandonar". Y no se dan cuenta de que mezclan lo imprescindible con la necesidad de cuidado, y lo usan como argumento para abandonar algo que ya nunca se completará igual, si te vas o lo dejas. Si abandonas a un hijo, de acuerdo, no eres imprescindible y tal vez otra mujer lo adoptará o cuidará (o no), pero sí eras NECESARIA para él y con el abandono le has hecho un daño. Aunque seas sustituida.

Dependencia, el nuevo demonio de moda. Algo que se combate. El "mal" del que huyen muchos.

Y digo yo: Ten cuidado, no respires, no vaya a ser que descubras que dependes del aire y que tu vida es apenas un soplo que tú nunca has metido dentro de tu cuerpo, ni controlas (en principio) el momento en el que saldrá de ti.

Ten cuidado, no mires fotos de la Tierra desde el espacio, no sea que descubras que somos piojos dependientes de prácticamente todo.

-¿Dependiente? Sí -digo- ¿Y quién no? La cosa es depender con amor o con rabia, con ganas o sin ellas. Como respirar. Ya que co-dependemos de todo y de todos, ¿y si nos lanzamos a ello para vivirlo con ganas y hasta sus últimas consecuencias?

Y que sueñe con ser independiente quien quiera, mientras nosotros bailamos enlazados al son del latido de Madre Cosmos, estrellas, planetas y el pulso de la Tierra. 

El concepto de independencia como finalidad en si misma, o como bien en si mismo, cada vez me parece más anti natural y espantoso.

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