viernes, 11 de noviembre de 2022

¿Quién es Anubis? Su relación con Madre Cosmos, y las Mil Caras del Maestro.

 


(Arriba, pintura de Joanna Karpowicz)



Directo desde el corazón, ahí va la narración de un sueño. Sucedió en el 2005. En el sueño, me había metido en un buen lío. Típico de mí, por otra parte: intentaba salir de un laberíntico edificio lleno de última tecnología, en el cual unos tipos mafiosos muy malos querían eliminarme. En un momento dado, quedé rodeada. Sólo quedaba una puerta automática frente a mí, y cuando quise escapar por ella y se abrió, me topé cara a cara con un tiparraco de ésos que me apuntaba con una pistola directa al corazón. 
  
  ¡Ay! En ese instante supe que no iba a poder esquivar eso. ¡Iba a morir...! Entonces algo sucedió muy deprisa: se formó en el suelo una mancha negra y opaca, como de una energía que crecía a velocidad indescriptible. La cosa negra cogió masa y volumen, se elevó en el espacio y -todo a velocidad de visto y no visto- me "tragó" o englobó y ¡flops! desaparecí ahí dentro.

"¡Por los pelos!- Pensé, sintiendo que Anubis se me acababa de "tragar" - Me he librado por los pelos." Luego pensé en lo muy extraño que era lo que me acababa de suceder. Nunca en mi vida había visto nada igual, una mancha negra apareciendo en el suelo, que crece y se leva en el aire...? No tenía idea de que Anubis pudiera hacer esas cosas, pero estaba claro que las hacía. Todo esto lo pensé en fracciones de segundo. También pensé que era muy raro estar "dentro" de Anubis: no se veía nada, era la  negritud total y absoluta. 

 


Pero enseguida ese segundo de Tránsito pasó y  volví a ver. Me encontré, entonces, en una situación completamente distinta. Para mi infinito alivio, ya no estaba en aquel edificio rodeada de "malos", sino en una especie de pequeño avión supersónico o espacial. Yo me  veia a mi misma como una niña, es decir, yo "era" en esos momentos la niña que fui de pequeña, con mi cuerpo de niña y mi vestidito de niña, e iba sentada muy formalita - je, je- en un asiento de la cabina del piloto, que estaba a mi lado derecho. Y es que conduciendo aquella especie de avión super sónico interestelar había un tipo de piel muy morena, un aspecto "muy egipcio", la verdad, con apariencia de tener unos 50 años (algunos cabellos grises en su cabeza) y rostro amable y bondadoso, que me sonrió con cariño al tiempo que ¡zas! me guiñaba un ojo con gran picardía.

 ¡Aaah! Era Anubis en forma humana. Mi niña se sintió aliviada y feliz de estar viajando con su gran amigo. Miró por las ventanas de aquel vehículo y vio la negra noche y las estrellas... Era bello e íbamos a una súper gran velocidad, pero dentro de aquel avión pequeñito se respiraba serenidad y seguridad. Yo sabía que ahora todo iba bien. Entonces le pregunté a Anubis dónde íbamos. Tardó unos segundos en contestar, y luego su rostro fue como si reflejara una mezcla entre emoción y reverencia ante algo profundo y sagrado, cuando dijo: "Vamos a ver a tu Madre".



 ¡Mi Madre...! De repente fue como recordar una Madre... allá entre estrellas... algo... una Mamá que parecía estar muy leeeeeejos, y sin embargo... No lo recordaba bien, pero el eco de algo muy bello y muy bueno me conmovió por dentro. Y la emoción fue tan intensa que, a punto de llorar, me desperté. 

Nunca pude olvidar aquel sueño. Yo no sabía aun que, en realidad, y al menos en cierto nivel del ser, estábamos "dentro" de Madre Noche, y "esa" era mi Madre con mayúsculas, aunque tal vez también había "otra" u "otras". Ni sabía todavía que Anubis era también uno de sus hijos, aunque eso sí, mucho más despierto que yo, y de una naturaleza no humana. Todo eso lo fui aprendiendo después, con el tiempo. 

Tampoco me dí cuenta, aquella noche, de que en realidad no estaba tan claro que Anubis me hubiera salvado de morir de un balazo disparado por los tipos hostiles. ¿Pues no acababa de experimentar un tránsito? Era bastante obvio que, en el sueño, más que teletransportar mi cuerpo, que posiblemente se había quedado tirado y muerto en aquel infame edificio, lo que  él estaba transportando era mi alma, en su formato más puro e inocente, y a lo mejor por eso me veía como una niña. Y por eso me llevaba con mi Mamá. Y es que algunas muertes son retornos al Hogar Sagrado, al Origen del que venimos. 

La Divinidad en su rostro de Madre nos "parió" algún dia, y a Ella volvemos, atravesando misteriosos túneles de nacimiento/muerte que sólo algunos conocen: Los Ayudadores del Tránsito. Energías/ conciencias cuya esencia, cuyo diseño, básicamente es "inducir al tránsito" y "transitar".
  
 Aquel sueño me hizo preguntarme más cosas sobre Anubis. Porque yo llevaba tiempo hablando con él, y cuando le preguntaba acerca de su identidad, recibía muchas respuestas, y nunca parecía haber un final, un encuadre definitivo. Anubis parecía el tipo de las mil caras. Lo había visto como animal negro; como masa de energía informe y cambiante, como gigantesca columna negra impresionante, perdiéndose en el Cielo; se me había presentado disfrazado de araña, de murciélago, de médico, de juez, de abogado, de médico, de basurero, de cocinero gourmet, o de científico forense...Lo había visto tronar con voz de mucho susto sentencias terribles y durísimas, y lo había visto en forma pequeña, haciendo chistes y bromas como si fuera un simple artista del espectáculo destinado a hacerme reir en momentos duros. Entonces ¿quién era Anubis? ¿O "qué" era, aparte de algo capaz de producir "anomalías" en la Matrix y llevarse "almas" de la misma, teletransportándolas a una realidad distinta?

Aquí dejo una presentación de imágenes donde plasmo un diálogo que, mucho tiempo más tarde, mantuve con él al respecto:



   Pero aunque lo anterior sea cierto, tal vez la mejor respuesta me la dio un día en que me empezó a hablar de lo que era un verdadero MAESTRO espiritual: alguien que no espera, sentado en su estrado o aula, al alumno, sino que cuando el alumno no puede moverse o no sabe encontrarlo, sale en su busca y se va donde él está, para acompañarle en el día a día y enseñarle, a través de diálogos, siguiendo la marcha de las cosas que suceden cada día y que le suscitan preguntas al alumno.
  
 Según Anubis, El Buen Maestro tiene arrogancia cero: no le preocupa que se tenga en cuenta "su" prestigio, ni los títulos, ni espera siquiera obtener reconocimiento. Todo su anhelo es enseñar, revelar, despertar, y para ello no escatima medios. Si tiene que hacer de titiritero, lo hace; si se tiene que hacer el encontradizo y para ello disfrazarse de vagabundo, de pastelero, de barrendero o de cómico de circo, lo hará. Le importa muy poco lucir un aspecto de esos que tendemos a considerar "dignos y respetables", lo único que le importa es LLEGAR. Llegar al alma de los que quieren aprender y despertar; y lo hace adaptándose al modo en que éstos le pueden recibir, es decir, adoptando formas o utilizando medios que no generen miedo, rechazo desconfianza, y que induzcan a esa alma a ABRIRSE. Y por eso, el Maestro Perfecto utiliza caminos diferentes para llegar a cada uno, y puede ser visto bajo mil aspectos y maneras...
  
 Me encantó esa visión acerca de lo que sería un maestro espiritual, tan humilde, apasionado y maravillosamente entregado, pero me dí cuenta de que Anubis hacía eso conmigo. Tal vez por eso llevaba un tiempo cerca de mí, y a veces, cuando tenía dudas, podía entablar un diálogo con él y debatir de temas y temas...

  Así que le pregunté:
 - Entonces, ¿eres tú mi maestro?
 - No. Verás, yo no soy "tu" maestro, sino una forma en que "El Maestro" a veces se te hace el encontradizo y te enseña. Porque vayas adonde vayas y estés donde estés, "El" Maestro va a buscar a sus alumnos, que son los seres dispuestos a aprender, a conocer, a despertar. Y tú eres alguien así.
 - No entiendo, ¿quieres decir que tú eres una ilusión, una alucinación o un truco visual que alguna otra energía realiza conmigo?- pregunté, algo decepcionada.
- No soy una alucinación, sino una especie de emanación, una extensión que El Maestro usa para acercarse a tí.
- Pero vamos a ver, ¿Quién ese "Maestro"?
- Te hablo con palabras, y son limitadas, pero aproximadamente diríamos que Lo Uno, Dios, tiene una faceta "Maestra", en tanto que su deseo, su anhelo, es revelar, despertar, enseñar... ayudar a desarrollarse, a aprender... ¿Entiendes?
- Así que Dios es Maestro o Maestra.
- En parte, en un aspecto de su ser, sí. Digamos que hay "algo de Dios" que se encarna o toma una forma Maestra...
- Y tú dices que eres... ¿una extensión de eso?
- Hum... Una extensión que El Maestro utiliza. Lo canalizo.
- Uf, me pierdo.

Yo me estaba mareando ya con el diálogo, porque pretendía una respuesta clara y concreta, al modo humano, sobre la identidad del "Maestro". Como si él fuera una "persona". 
Anubis me respondió:
 - Querida niña, estás intentando traducir a tu realidad tridimensional, realidades que escapan a esas 3 coordenadas. Es normal que tu mente no sea capaz de interpretar o traducir correctamente lo que sucede en realidad. Hablamos con palabras, hija, con palabras...y son limitadas. Es aproximado cuando te digo que "canalizo" al Maestro
- Hum... A ver... ¿quieres decir que canalizas a Dios en su faceta de Maestría? Es decir: ¿Estoy hablando con Dios...?
- Tampoco exactamente. Vamos a ver, toma esta metáfora: La diferencia entre hablar conmigo y hablar con Dios, es como hablar con un dedo al que te agarras, o hablar con la conciencia del cuerpo entero. O hablar con el pétalo de una flor, o con la planta entera. O, mejor aún: con un color del arco iris, y no con toda la luz en la totalidad de su naturaleza. ¡Ningún ser humano puede, desde su "yo", dialogar así de repente con Lo Uno, o Dios, es decir con su TOTAL conciencia! Es tan imposible que no se puede ni explicar, de lo imposible que es. Su inmensidad os sobrepasa tanto que, desde vuestro "yo" solo podeis abarcar aspectos más pequeños y cercanos, a vuestra medida. 
  
  "Pero esos aspectos que se os aparecen y comunican algo no son engaños, sino "adaptaciones" que Dios hace para acompañaros... Algo así como un rayito de sol capaz de colarse en tu casa, sin dañarte. ¡Porque no vas a llegar al sol y a abrazarlo con tu cuerpo, tal cual! ¡Te abrasarías sólo con acercarte! ¿Entiendes? 
Pero el rayo de sol y tu diálogo con él, no es un engaño ni es algo falso, sólo es...una partecita del SOL que viene a verte "a tu medida". 

"Eso sí: te confundirías si pensaras que lo que es aplicable a ese rayito de sol, es aplicable al Sol en su totalidad. Porque el Sol en su totalidad es más que un rayito y su conciencia total...es decir, en su plenitud, es demasiado para cualquiera de vosotros.
- ¡Ah, ya entiendo...! - dije, aliviada.
Pero el ejemplo del sol y el arco iris me viene perfecto para explicarte  porqué la "faceta negra" de la Divinidad es tan desconocida, y de ahí que el mundo esté tan distanciado de mí (y de otras emanaciones divinas). ¡Porque soy negro! Incluso cuando la gente entiende que la luz se puede descomponer en colores (los del arco iris) y comparan a las distintas divinidades o aspectos sagrados con los colores del espectro, y  a Lo Uno con la Luz Total y Unificada, se olvidan siempre de la luz negra, de la energía negra. 
  
  "Es un problema lógico, dado que no la suelen "ver". Pero existe. El cosmos está lleno de ella, la Creación se ha hecho también "con" la luz negra. Y no se la conoce apenas... Dios contiene y ES, también, energía negra, luz negra, consciencia "negra". ¡Es hora de decirlo bien alto y repetirlo y difundirlo...! Porque a la mayoría les FALTA vivir con lucidez y amor ese aspecto de la Luz".
  
 El diálogo terminó ahí. Y como se me dijo que esto no era sólo para mí, sino para muchos más, lo colkgué en mi muro de facebook (fue en agosto del 2016) Y hoy lo rescato todo y lo traigo aquí, editado y con imágenes y dibujos añadidos. 

Quién sabe qué es el Tránsito perfecto, quién sabe si realmente el mundo no está muy necesitado de INTEGRAR el aspecto negro de la Energía Sagrada en sus procesos internos, en su alquimia espiritual. Quién sabe si, incluso, el horrible racismo que el mundo ha vivido hacia los humanos cuya piel es negra o más oscura que otras, no está relacionado con este olvido tremendo de la Negra Luz. 

Y claro, después de conocer a Anubis, empecé a encontrarme, y a soñar, con ángeles negros. Bellísimas formas de Luz Negra...Y más tarde, también, ángeles adoptando forma humana negra, es decir, ángeles en cuerpo de humanos de piel oscura, negros y maravillosos como Dios, su Origen. Y he de decir que de lúgubres y siniestros no tenían nada. De hecho, su sentido del humor era magistral, ni más ni menos como el de Anubis, capaz de hacerme reír incluso en medio de la guerra. Pero eso ya es otra historia...
 
FIN



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