viernes, 20 de febrero de 2015

Modificarse para pertenecer a un grupo y sentirse seguro.


A raiz de la última operación de estética de Uma Thurman, en las redes sociales se han disparado los comentarios sobre la presión ejercida sobre las mujeres para modificar su aspecto con cirugía. Yo soy totalmente crítica con estas presiones y no me gusta nada la moda de operarse el cuerpo para amoldarlo a las modas estéticas del momento, así como muchas otras modas que parecen querer convertirnos en muñecas sacadas de un sex shop, o casi. PERO. El pero es que no estoy de acuerdo con tanta gente que dice que ese fenómeno es cosa de la cultura Occidental, bla, bla, blá.


Pues no. El quid del asunto, para mí, ni siquiera es la mujer. Ni si vive presiones así o asá.
El asunto es la tribu, el clan, y las exigencias o presiones psíquicas en un colectivo para que sus miembros adopten, preferentemente, determinado aspecto, que es el más valorado. 
Por sentirse incluidos en un colectivo, o por aumentar su status, muchos individuos son capaces de deformarse. ¿Por qué? Porque es muy duro sentirse "fuera" de algo colectivo. Y es muy agradable sentirse "dentro" de un grupo o colectivo que nos arrope. Además, algunas modificaciones corporales surgen como un modo de elevar el propio valor dentro del grupo (es decir, para tener más puntos a los ojos ajenos) y se reservan para las "élites" o "los mejores" (como sería el caso de los pies deformados de algunas mujeres en la antigua China imperial, los cráneos deformados en algunos linajes, o ciertas marcas en la piel, etc.)
El fenómeno de la deformación corporal con agresiones físicas (autolesiones más o menos dolorosas o incómodas) es más viejo que el ajo, pertenece a todo el planeta, y no es exclusivo de mujeres, ni de hombres. Y para muestra un botón. Mirad todas las fotos que he colgado, de diferentes tribus... Podría colgar fotos de las modificaciones físicas MODERNAS en la cultura occidental, desde la época de los corsés, por ejemplo, hasta los modernos poercings, implantes y operaciones varias, pero en general mi sociedad ya las conoce. Idealiza, en cambio, el mundo indígena, como si no existieran en él "las modas" y formas un tanto autolesivas para encajar o pertenecer, cuando no es así. 

¿Cuál es el mensaje? Que este fenómeno es muy humano, es casi universal y no creo yo que desaparezca así como así. Y que, en su base más simple, surge porque somos gregarios (por mucho que a mucha gente le guste desgañitarse diciendo que el ideal es individual) y eso significa que necesitamos afecto y pertenencia, y creamos a veces "formas" extremas de demostrar visualmente que "pertenecemos", para no vivir el desamparo, la exclusión, la marginación.

 ***

En el libro "Sálvate, la vida te espera", Boris Cyrulnik señala que existen dos tendencias en el interior de cada persona:

- Una, amoldarse a lo que hace un colectivo para ser aceptado e integrado en el mismo y experimentar la sensación, así, de estar arropado y protegido, seguro, con calor humano.

- Dos, diferenciarse de lo que hacen o piensan los demás, deseando experimentar un camino individual, personal.

Esto, aunque lo parezca, no es contradictorio, o incoherente. Se explica por una cuestión de necesidades innatas en el ser humano, firmemente grabadas en nuestra especie debido a que ambas estrategias son las que nos han permitido sobrevivir, adaptándonos a lo cambiante. En cierta parte del libro dice que uno puede tener dentro dos impulsos o tendencias antagonistas sin ser por ello un enfermo o un demente. Lo paradójico es natural. Estas dos fuerzas antagonistas se pueden comparar a las cargas + y - de las partículas subatómicas, o a otras fuerzas de la naturaleza, de cuya tensión o polaridad surge la materia, la vida, etc.

Es muy interesante porque, mientras Boris va desgranando reflexiones y recuerdos de su vida, te muestra lo importante que es el impulso o tendencia de mimetizarse y ser uno con un grupo. Lo fuertísima que es esta necesidad, porque nos aporta muchos vínculos, relaciones de apoyo. El ser humano es gregario y nunca hubiera sobrevivido pensándose a solas o actuando cada uno como lobo solitario. Lo solitario es excepcional y, de hecho, en un niño, es destructivo y mermante de las capacidades. 

 Nuestro cerebro, por ejemplo, se queda estancado si no hay suficiente interacción con lo externo, si no hay lenguaje, si uno usamos la palabra con otras personas que, a su vez, ¡nos respondan! (Hablar con una pared o con alguien que luego no te responde, no surte el mismo efecto)

Los niños no "crecen" bien si están solos. No se desarrollan plenamente. Pero tampoco los adultos pueden sacar su pleno potencial si solo viven para si mismos. La comunidad no es que sea necesaria, sino IMPRESCINDIBLE para el ser humano. De ahí que el modelo comunitario, tribal, gregario, abunde y se repita todo el tiempo.

Ahora bien, la tendencia, digamos, de individuación, de diferenciarse, de personalizarse o incluso de rebelarse, también es necesaria e imprescindible para que, en un momento dado, puedan surgir cambios sociales, adaptaciones y mejoras. Así que todos llevamos dentro, de serie, esa tendencia. No es que unos seamos creativos, independientes y personalísimos: todos lo somos en potencia, lo que cambia es la etapa que vives y tu percepción del mundo, tus necesidades puntuales, etc.

Comenta Cyrulnik que llegan momentos en que un ser humano de repente ve algunas cosas distintas a su colectivo, y vive el típico desgarro o encrucijada dolorosa, difícil, en la que debe decidir si se amolda a un colectivo y "hace lo que todos" o por lo menos sigue "dando la impresión de estar con todos"...o por el contrario se desmarca y dice lo que piensa. 

El problema con mostrar tu perspectiva en esas circunstancias es que, salvo que el colectivo sea bastante tolerante y flexible, capaz de encajar la diferencia, eso te arroja a la soledad. Y en nuestro interior existe un miedo atávico (y comprensible) a quedarnos fuera del grupo de turno, puesto que no se sobrevive fácilmente a solas. Dependiendo también de tu situación y los recursos internos y externos que tengas, enfrentarte a los demás o simplemente no seguir su pulso, puede significar desde tu marginación y empobrecimiento (físico y/o social) hasta, en casos extremos, tu eliminación como individuo (por ejemplo, en una dictadura podrían matarte por pensar de manera distinta al poder)

Así explica Cyrulnik muchas aparentes contradicciones que observó y experimentó durante la Segunda Guerra Mundial, con el nazismo. El vivía en Francia, era un niño, y observó, sin entender nada, cómo las mismas personas que antes eran amables vecinas, se pasaban al nazismo y denunciaban a sus familiares judíos; y luego, acabada la guerra y "vencido" y herido el nazismo, cambiaban y oye, aquí no ha pasado nada. Muchísima gente, simplemente, fue a un lado y a otro impulsada por el deseo inconsciente de pertenecer a un colectivo, y que éste fuera el dominante. 

También experimentó cómo su propio deseo de "encajar" en algún grupo, o con la gente, le impulsaban a modificar su conducta para ser más agradable o aceptable a ojos ajenos. Por ejemplo, comprobó casi siempre que contar su verdad, decir su historia, incomodaba a los demás, así que optó por callarla. En cambio, descubrió que hacer teatro, hacer el payaso o inventarse historias, tenía mucha mejor aceptación, y eso hizo.

Todas estas experiencias se le antojaron tan enigmáticas que decidió estudiar medicina y la mente humana "para entender cómo funcionábamos". Y por eso hoy es uno de los neuropsiquiatras más renombrados, sobretodo en lo relativo a la resiliencia o superación del trauma.

Dice una frase que me ha impactado: "Si un grupo no se define, no protege a sus miembros". 
Todos protestaríamos ante la necesidad de "definir" nada. ¿Para qué definir un grupo de amigos, por ejemplo? Pero a la luz de lo que explica, entiendes que la total indefinición no consigue dar cohesión ni conciencia "de grupo" a esas personas. Y al no existir conciencia grupal, no se restablece un perímetro de energía mental concreta y protectora alrededor. 

A cierta parte de nuestra mente, muy atávica, no le dan ganas de esforzarse protegiendo o ayudando a los que "no son de los nuestros". Así, puedes dejar apartado con sus problemas a alguien cercano, y no hacer nada, o expulsar a una persona de tu espacio, todo porque no terminas de sentir que esa persona forme parte de "tu gente", porque no sigue tus consignas, no aprueba tus decisiones o es crítica...Y eso, tu mente tribal, puede interpretarlo como "no es de los míos, es un lastre, me impide avanzar en la dirección que quiero". Y esto explica muchas cosas... Muchísimas.


Así que no parece malo definirse y adoptar signos de identidad colectiva, siempre y cuando se haga con prudencia, moderación y consciencia de qué clase de fuerzas de están poniendo en juego. Y cuidando de mantener también integradas, en el grupo, un poco de las fuerzas o tendencias críticas, rebeldes, distintas. Pues sin tener una mínima diversidad integrada, el grupo se convierte en algo demasiado cerrado y termina siendo insano.


Si defines demasiado un grupo, puedes crear una secta, o asfixiar al personal en un sistema cerrado, dogmático, y muy poco tolerante al intercambio con "los de fuera", o a la inter relación con ellos; cerradísimo ante la inclusión de nuevos miembros. Cuanto más definido es un grupo, más difícil es pasar "las pruebas" que demuestren que puedes ser "uno de ellos". Y más difícil es para los niños que crecen en él desarrollar sus plenos potenciales en libertad, ya que algunos de estos saldrán, inevitablemente, "distintos" o contestarios a la tónica dominante del grupo.



Después de todo esto: ¿se puede decir que lo del tipo de abajo sea "moderno"...? Más bien solo es un rasgo tribal arcaico, expresado de un modo nuevo, eso sí, mezclando elementos tecnológicos asociados con la ideología "de su tribu moderna".