domingo, 2 de enero de 2022

El verdadero Amor a los niños

(Arriba, pintura de Aaron Wiesenfeld)


(Otro post rescatado del año 2018)

El que dice que ama a los niños (o a un niño en concreto) pero luego actúa dañando a su madre, o a su padre, o a la relación entre ambos, es como quien dice "yo amo a los peces" y se dedica a secar o a contaminar con tóxicos el río donde nadan o el lago donde viven.

Mentiroso, tú no amas a los peces. Tú solo quieres jugar con una cosita que ni siquiera sabes lo que es de verdad. Vives en tu mundo ilusorio, que ha crecido alrededor de la raíz del egoismo. No quieres un pez , quieres una posesión juguete que te satisfaga.

"Quiero disfrutar de mi nieto", dicen algunos adultos, mientras joden a los padres o las madres o desbaratan lo necesario para que el pececillo tenga un buen hogar, estabilidad, etcétera. 

"Quiero mucho a este niño", dicen otros, mientras ponen a la madre de vuelta y media a sus espaldas, y le hacen trampas, o la traicionan, o abandonan, obstaculizando su proyección social o creando conflictos en su vida familiar. 

"Queremos mucho a esta personita", dicen otros, mientras dejan a los padres con el c. al aire. 

"El estado protege a los niños", dice el estado, mientras desampara a las madres y a las familias y cuando surgen dificultades, incluso rapta a los pececillos y los pone en jaulas. 

Y así, suma y sigue, aplicado a mil relaciones y situaciones...

Quien ama de veras a los peces... ¿cómo se comporta con ellos? El que ama de veras a la vida acuática y está muy concienciado con la necesidad de proteger la vida de los peces, ¿cómo actúa...?

Supongo que se entiende lo que quiero decir. Podría simbolizarlo también con la vida de primates que mueren cuando la selva es devastada y las madres asesinadas, pero he elegido decir "peces" porque reflejan muy bien lo que es un embarazo. El bebé es como un pez en el vientre materno. Así que todo amor a la infancia que supuestamente tengamos, empieza por ahí: por el cuidado de la madre.

San José, hombre abierto al Infinito. (Mitología niñista)


(De mi muro de face, publicado en abril del 2018)

Voy a seguir con el tema del buen padre iniciado hace dos posts, utilizando la figura (o el arquetipo, según lo quieran algunos interpretar) de San José, el padre de Jesús.

Por supuesto que puedo afilarme la lengua y la mirada y mirar el lado imperfecto del mito de José. Pero no existen los mitos perfectos. Existen tan solo las grandes historias, y no pueden abarcarlo todo. Hoy tengo la faceta sentimental subida de tono, y además con el fueguito angélico por ahí azuzando las llamas de algo menos ñoño. Y no toca hoy sacarle "peros" a la historia de José, sino sus cosas maravillosas.

Según la historia mítica, una de las facetas de José es que no es un hombre impulsivo. Es capaz de posponer sus deseos inmediatos si hay un bien mayor que puede alcanzarse con ese esfuerzo o con ese "sacrificio" temporal, por qué no decirlo así. Si José hubiera sido un hombre vulgar, hubiera dicho: A María que le den, puesto que ni siquiera sé si el niño es mío.

Esta faceta reflexiva no depende solo de tener desarrollado suficiente neocórtex como para razonar y buscar maneras de no dañar a la mujer que ama, sino que además está unida a la apertura espiritual de José. 

José es un hombre ABIERTO AL INFINITO. Por eso sueña con ángeles, y además se acuerda del sueño, y además sabe interpretarlo o traducirlo de manera que su mente ordinaria pueda entender algo. ¡Eso ya es un cierto nivel! Finalmente, y como colofón, hace caso del mensaje. Y es que soñar con ángeles es una cosa, pero saber interpretar lo sañado y más aun, seguir las pautas del mensaje recibido, eso ya es más raro.

José es símbolo del hombre que reflexiona (cabeza), escucha con el corazón y ama (corazón), siente y desea (con sus entrañas) pero que también es capaz de abrirse al Misterio, al Infinito, y actuar de manera ordenada en consecuencia, atendiendo al bien más elevado para todos, que se resume en este caso en el bien más elevado para el bebé que se gesta y su madre. José es un gran hombre mítico "niñista", porque finalmente lo hace todo por el niño, ya no solo por María. 

La Navidad es mitología niñista, pues el mayor derecho, honor y reconocimiento en ese relato, es para el ser que va a nacer. Por lo tanto los adultos, llenos de amor y respeto a esa vida futura, se adaptan como pueden y como saben a ella y sus necesidades.

Pero, finalmente, José es mito y representante del hombre que PERMANECE. No hubiera sido "José" si al poco de nacer el niño, hubiera abandonado a la díada madre-bebé. O si lo hubiera hecho a los pocos años del niño.  No. José ES el hombre que permanece. Tanto así, que la leyenda tradicional lo considera patrón de la buena muerte, porque se cuenta, se rumorea, que vivió para siempre sosteniendo emocional y económicamente a la madre y al niño. Y al final murió en sus brazos. Junto a ambos. 

Se considera que no hay muerte más bella posible que morir junto a tus seres amados. Y si encima has "realizado" una paternidad-de-cuidados superando tantas dificultades iniciales como él (luego del nacimiento aun tuvieron que emigrar huyendo de persecuciones y líos, etc, etc), pues es doblemente una buena muerte. Y si encima de haber realizado una paternidad fructífera y dichosa, has realizado el camino de ser compañero amoroso o esposo de la mujer a la que siempre amaste, pues para qué quieres más.

                           
 

José no solo era un hombre sensato, carnal y pragmático cuidante de la materia (trabajaba para sostener a la familia); amoroso; reflexivo; espiritual... es que encima era y es (para los cristianos) el símbolo de un esposo que ama de veras, que frena su impulsividad para entender a la mujer y cuidar del niño, y que es determinado y persistente: "Se moverá el mundo, pero yo permaneceré. Estaré contigo hasta el final". José, hombre pilar, hombre fuerte, hombre montaña.

Y lo hizo. Por eso la leyenda habla de la Buena Muerte. Porque fue una culminación.

Como tengo el dia ñoño me permito colgar algunas imágenes románticas y vintage de San José, toma ya. Hoy toca fiesta visual kitsch. Menos la pintura del sueño de José y los ángeles, que eso ya de ñoño tiene poco... y la del fuego en el corazón de José.

Finalmente he encontrado una inusual y rarísima imagen de San José rescatando almas perdidas. Que esa faceta no la tenía yo registrada...



Sobre los Sueños sagrados (José, El Soñador)


(Publicado en mi muro en abril del 2018)

Mis guías me han hablado muchas veces de la historia mítica del José del Antiguo Testamento. Es como una historia que les sirve para hablarme de muchas cosas. He escrito aquí varias veces sobre ello en el pasado, pero me repito como las viejas, así que voy a volver con el tema porque hoy, mis guías me volvían a hablar de José.

Resumen para los que no conozcan esa historia bíblica: José era el menor de muchos hermanos y tenía sueños muy intensos y espectaculares. En algunos de ellos, los símbolos parecían decir que él era más importante que los demás hermanos y recibiría honores. El sol, la luna y las estrellas lo honraban. Las gavillas de trigo de sus hermanos se inclinaban ante la suya. José era joven e ingenuo y lo contaba todo sin darse cuenta de que generaba envidias. Porque además su padre le tenía en preferencia (o eso sentían sus hermanos, ¿tal vez por ser el pequeño?) José fue creciendo y sus hermanos llegaron a no soportarlo a él y a sus sueños. Su padre le regaló una túnica de colores y decidieron matarlo, por envidia. Un hermano intercedió por él y los demás accedieron abandonarlo en un pozo en lugar de matarlo.

Al final José acabó como mercancía adquirida por una caravana de mercaderes, y de ahí fue llevado a Egipto. En Egipto vivió toda clase de situaciones, desde la fortuna hasta la cárcel. Salió adelante gracias a que "Dios estaba con él" y le dio el don de interpretar los sueños ajenos. 

Y es que resulta que José era un SOÑADOR en el sentido más profundo de la palabra. Finalmente, el faraón terminó por reconocer sus méritos humanos, su saber hacer, su profundidad, y lo nombró virrey de Egipto. Cuando años después se desató una hambruna terrible por todo el territorio, que amenazaba con matar de hambre a mucha gente, inclusive a la familia (lejana) de José, el anciando padre envió a sus hijos a Egipto para que se abastecieran de grano. Y es que el faraón había hecho grandes almacenes porque, gracias al donde de interpretación de sueños que Dios daba a José, SABÍAN que esa hambruna llegaría y estaban preparados para hacerle frente.

Sucedió que, como José era el jefe de los graneros de Egipto, se encontró cara a cara con sus hermanos, que no le reconocieron debido a la cantidad de años pasada y a que José era muy jovencito cuando lo abandonaron. Ahí José se retiró un rato para echarse a llorar porque, en el fondo, les quería, aunque también estaba dolido (no era para menos, porque cuando intentan matarte por contar sueños, es un grado de violencia enorme, desmedida, como para quedarse traumado) José quería que vivieran alguna dificultad por lo que le hicieron. Pero al final la catarsis se produjo, lloró, la reconciliación llegó, no solo les dio el grano que necesitaban sino que José se pudo reunir de nuevo con su anciano padre, quien se llenó de gozo y asombro porque a él le habían contado que un animal del desierto había matado al chico, y no esperaba volverlo a ver nunca más.

Es así como los sueños infantiles de José se cumplieron.

Mis guías me señalan hoy varios puntos a modo de detalle a observar:

- Los soñadores pueden ser muy ingenuos de entrada, porque el poder y fuerza de los sueños que les son enviados por Dios o lo sagrado, es tal, que les produce una sensación de euforia o embriaguez, que les hace perder un poco de vista otros aspectos de la realidad del momento. Por eso muchas veces no perciben fácilmente las sombras de los seres humanos que les rodean, ni calibran bien sus propios actos. Hablan abiertamente de sus sueños, a pecho descubierto, sin pensar en serio que puedan herir sentimientos ajenos. O que puedan llegar a resultar "tan" molestos. Les cuesta, por que viven arrastrados por la fuerza de los sueños de prosperidad o triunfo futuro enviados por lo sagrado. 

- Los sueños de José decían: "Asume que tendrás poder, tú puedes llegar a mucho, y serás importante para la gente a tu alrededor", porque estaba planeado por Dios que José llegaría a tener poder en Egipto para salvar a su familia en la futura crisis (fueron 7 años seguidos de hambruna, ¡que no es poco!)  Y es que José tenía esos sueños porque Dios quería preparar al niño y abrir su mente, y le iba haciendo llegar el mensaje. Pero los hermanos lo interpretaron todo como una señal de deseo de competencia y peligro, como si José soñara eso porque quería imponerse sobre ellos (¡Como si fuera posible programar o pre diseñar lo que uno sueña de noche!) 

- Los sueños de José llegaban desde el futuro, desde un plan previsto para que esa familia sobreviviera y muchos otros seres también, ya que el don de interpretación de sueños de José, su sabiduría humana y visión estratégica posterior, fueron los que le sirvieron para ocuparse de los graneros de Egipto. De manera que cuando la hambruna finalmente llegó, abastecieron a innumerables familias. Sin su don de interpretar sueños, ni siquiera hubiera "sabido" que había que preparar un plan de almacenes para siete años de miseria.

- Es decir: los sueños sagrados siempre vienen desde el futuro (en parte) para preparar caminos buenos para muchos seres y la vida. Pero cuando se interpretan desde el pasado nada más, o desde la estrecha realidad de unas pocas personas y sus cortos intereses, se pueden percibir como algo opuesto a lo que esos sueños son, y pueden llegar ser vistos como amenazas, o como delirios del ego del soñador y cosas así.

- Todo don potencial "sueña" en el interior de la semilla que somos. Los sueños de los dones que tenemos no debieran ser juzgados. Tan incorrecto es inclinarse ante un niño (o alguien adulto que empieza a andar su camino interior onírico) que tiene sueños "especiales", creyendo que ya ha desarrollado su don y posee maestría, como aplastar sus sueños por verlos egoístas, delirantes o insensatos.

Hace años, mis Guías me hicieron una pregunta acerca de esta historia bíblica, para que la meditara: Teniendo en cuenta que el plan divino había previsto caminos para ayudar a cierta gente en la futura crisis ecológica (7 años de sequía y hambruna) y para ello se necesitaba que un Soñador con discernimiento se encontrara con el faraón, y acumulara mucha riqueza y poder (que luego pudiera usar para ayudar a otros) ¿Hubiera sido posible "salvar" a la familia de José y a otros seres humanos ayudados por él en esa crisis, si José no hubiera sido envidiado, odiado, rechazado y abandonado por sus hermanos?

Esa preguntita me dejó mosca, y ha permanecido de fondo en estos últimos años, hasta que esta mañana me he levantado con mi propia respuesta, y es la siguiente:
- Sí, creo que hubiera sido posible. Y no, me parece que no eran necesarios el abandono, las envidias, el maltrato, el desear matar o echar afuera a un soñador molesto, ni ser tomado por mercaderes como un esclavo. Porque si los hermanos de José hubieran entendido, amado y reconocido al pequeño soñador, hubieran podido abrirse otros caminos y circunstancias distintos, y más amorosos, para que de todos modos su fama de sabio llegara al faraón, cuando tuvo sus enigmáticos sueños sobre las vacas flacas y las vacas gordas. O incluso antes. Y tal vez hubiera podido llegar igualmente hasta la corte de Egipto, aunque por caminos que NO IMAGINAMOS, porque esa encrucijada de "odio y maltrato frente amor y tolerancia" dominó todo y dejamos de ver e imaginar cuales otros caminos hubieran podido darse...

"En realidad -les dije a mis guías- Creer que solo viviendo tanto odio de los hermanos, José pudo realizar su parte en el plan divino, es como esas doctrinas que aseguran que necesitamos sufrir rechazo, odio y ser maltratados por los demás, para "evolucionar". No es necesario. En el amor podemos aprenderlo todo igualmente y vivirlo todo igualmente. Puede haber accidentes, enfermedades y privaciones surgidas de eventos naturales o cósmicos que nos hagan sufrir, pero no es necesario vivir el rechazo y odio de los demás. Y no es "lo ideal" tampoco".

Ante mi respuesta, mis guías han reaccionado con algo parecido a una sonrisa gentil, silenciosa, sin decir ni "sí", ni "no". Luego se han quedado mirándome con la misma sonrisa, y en silencio me han transmitido esto que trataré de expresar a continuación: Todo soñador que recibe un sueño desde lo sagrado es difícilmente entendido en su entorno social, porque sus sueños vienen de una dimensión donde no se piensa ni se planea nada desde lo pequeño, ni lo personal. 

Por eso, aunque en los sueños del Soñador aparezca él o ella como figura relevante, ésta es solo la manera en que lo sagrado intenta que esa persona se incluya en el esquema, integre el sueño, y acepte el don que contiene y su parte personal en los hechos, su responsabilidad para materializar -junto con lo sagrado y otros seres- esos sueños, o no.

Pero desde la dimensión cotidiana, en una sociedad como la mía, donde ni se entienden ni se valoran los sueños, o como mucho se interpretan desde el "yo", es difícil que se sepa abarcar un sueño que procede de una visión donde se integran los intereses y el bien de muchas personas, o de un colectivo entero. Y se suele interpretar que esa clase de sueños donde alguien salva a otros, o crea realidades nuevas y distintas, son un delirio egoico, narcisismo o vete a saber qué.

También suele suceder que, por otro lado, los que sí piensan o creen que existen sueños sagrados y que algunas personas pueden tenerlos, también se equivocan a menudo, pensando que solo alguien despojado de "yo", (sin ego, como hoy dirían) y muy trascendido, puede tenerlos o ser "elegido" para que desarrolle un don y un poder con el que sea capaz de ayudar a un colectivo, o crear una nueva realidad. 

De manera que escuchan el sueño sagrado del otro, u otra, y luego miden con lupa la personalidad de quien expresa el sueño, para ver si es alguien santo, o no. Y como siempre van a encontrar defectos, limitaciones y a veces hasta problemas de personalidad "x" en el soñador, deducen que entonces el sueño "no puede ser cierto", porque Dios no daría mensajes ciertos a personas "con ego" o con tales limitaciones y defectos.

La ecuación no les cuadra, porque estas personas tan puritanas y poco realistas, no entienden lo que significa que los sueños sagrados se encarnen entre humanos del montón, con defectos como cualquiera. No entienden que una semilla cae donde cae, y germina donde germina, y solo el tiempo y su desarrollo producirán la materialización del sueño. Esperan ver el árbol entero desde el principio, y además esperan que sea perfecto, y que no le rodee nada que sea molesto o inconveniente. No quieren malas hierbas, ni zarzas, ni piedras, allí donde crece el arbolito. No quieren que el arbolito tenga debilidades, puntos flacos, vicios, sombras. Solo quieren la luz. 

 Esta clase de gente en realidad no ama este mundo, ni a la materia, porque no aceptan los límites que tiene, ni sus claroscuros. Todo lo quieren perfecto, impoluto, sin tacha y sin incoherencias. Pero este mundo no contiene "esa" clase de perfección.

A pesar de todo, si un sueño procede de Dios, se cumplirá. La historia de José demuestra que el sueño sagrado se cumplirá incluso y A PESAR del odio, las envidias, el maltrato, el rechazo, las injurias, que te vendan o te traicionen o que te abandonen en el desierto por sentir que incomodas, o porque te tienen MIEDO. Pues a fin de cuentas todo esto procede del miedo. El miedo a lo que el otro puede llegar a SER. El miedo a sentirse "menos". El miedo...

El miedo oculto a los sueños sagrados de José hizo que aquellos a los que él consideraba su familia, sus hermanos, le abandonaran en un pozo. José siguió su propia trayectoria, y dice mucho de su grandeza interna el hecho de que, años después, al reencontrarse con sus hermanos, llorara en lugar de atacarles o vengarse.

De manera que no solo es que José supiera interpretar los sueños porque era agudo, listo, o tuviera facilidad para lo simbólico. La verdad era que, literalmente (tal y como dice la Biblia varias veces, en el relato de su historia) Dios estaba con él y transformaba su visión, le enseñaba poco a poco, desde adentro, confiriéndole comprensión y compasión ante unos hermanos que habían querido asesinarle, y cuyas vidas tenía ahora en sus manos. La encrucijada de José gobernando los graneros, con sus hermanos llegando y suplicando comida, es enorme. ¿Te vengas... o no te vengas...?

Pero él... Se retiró para llorar a solas. Esto lo dice todo.

Todo.

Hay quien ha interpretado que "fue necesario" el odio y el abandono para que todo se cumpliera. Me parece que es un error. Lo que sí es cierto es que la fuerza sagrada puede buscar caminos insospechados para lograr su propósito y proteger a alguien que, justo por estar señalado por Dios (y haberlo dicho o compartido con sus familiares) ha sido condenado por su entorno. Porque se trataba de salvar a mucha gente "en ese futuro que solo Lo Divino conocía" y para el cual intentaba preparar un contexto de supervivencia.

El mensaje que recibo es:  

Trata siempre con amor y tolerancia a los soñadores y soñadoras que encuentres, y no juzgues de delirantes o desequilibrados sus sueños de ayudar a otros. Ni te andes fijando en sus defectos personales o limitaciones, para medir, en base a eso, la validez de sus sueños. Solo el tiempo y el desarrollo de las semillas (que pueden tardar MUCHOS AÑOS en crecer) dirán si aquello era un sueño con raíz en el mundo sagrado, o no.


Y finalmente, ya para mí en mi faceta de soñadora, el mensaje es: 

Ten confianza. Si lo que sueñas viene La Divinidad, ¿puede no realizarse? 

Nadie me garantiza que no sufra por el camino, en parte debido a contar y compartir mis sueños y visiones a algunas personas inadecuadas en el pasado, pues vivo en una sociedad que no entiende estas cosas, y la envidia es muy común. Ya he vivido rechazo, miedo, o deseos de otros de rectificar mis sueños o incluso algunas personas han intentado dirigirme, sin darme cuenta de que yo ya estoy dirigida. 

Y alguien podría decirme: "Pero mujer ¡no cuentes esos sueños!" Y yo le diré: ¿Qué puedo hacer, cuando es desde el mundo sagrado que se me pide que los comparta? 

Es más: sin contar algunos sueños ¿cómo van a saber mis relaciones íntimas, cuál es la razón o causa que motiva algunas de mis decisiones y actitudes...? 

Pero si lo que sueño no viene de La Divinidad, entonces en el futuro será liberador para mí (aunque sea duro) ver destruidos mis sueños. Y será liberador ver la verdad revelándose, abriéndose camino en las ruinas de mi vida interior.

FIN


Por qué no uso la palabra "patriarcado" (San José y el Buen Padre)


(Escrito en mi muro de facebook, Marzo 2018)


¿Por qué me niego a usar la palabra "Patriarcado" para definir los sistemas de dominación?

Esa es una de mis divergencias respectos a loS feminismoS: me niego a atribuirlo todo al "Patriarcado", ni a definir como "patriarcado" lo que vivimos.

¿Por qué? Bueno, en parte debido a mi cosmovisión, que es muy chamánica, es decir no depende de lecturas de libros sino de experiencias "perceptivas", a través del sentimiento profundo del cuerpo y la escucha de sensaciones, o de la misma "energía" que me rodea (no solo escucho a mi cuerpo y lo que hay en mi interior, sino también a lo que me rodea)

Y desde esa percepción en estado de escucha profunda, lo que llamamos "ser humano" a menudo ni siquiera lo es, sino solo un simio "mal desarrollado" o que no ha alcanzado su real potencial humano. Del mismo modo, lo que llamamos "padre" muchas veces tampoco es tal cosa, sino solo un "hombre que ha puesto su semilla o sus genes" y nada más. A veces ni es un hombre-hombre (ser humano cabal, íntegro) ni es un padre, porque SER padre significa cuidar, co-criar a la cría humana pero sobretodo cuidar a la madre y a los hijos.

De manera que, en mi cosmovisión, para ser padre, primero hay que ser humano de veras. Y luego, además, hay que perseverar durante años realizando ACCIONES CUIDADORAS, protectoras, sostenedoras de los hijos y la madre. Pero si no tenemos delante un hombre-hombre, sino a alguien con sus capacidades segadas, mutadas, retorcidas, dañadas o seccionadas, o simplemente incompleto, es difícil que esa persona dé a luz al padre real y potencial que lleva dentro. 

En cambio, cuando estamos ante un hombre plenamente humano, y plenamente padre, es imposible no ver que hay mucha diferencia entre lo que es el padre y un hombre que solo ha contribuido aportando semilla a un embarazo, y que luego, incluso aunque permanezca presente, hace más daño que bien y casi sería una bendición que se alejara de la familia, de los hijos.

Algo muy parecido sucede con las mujeres. Es decir, no toda madre ha podido nacer en plenitud al parir un hijo, porque muchas mujeres están profundamente dañadas y eso la lleva a no hacer de madres sino algo más parecido a una madrastra malvada, como las de los cuentos.

La comparación entre las madres que maltratan a sus hijos (golpes, insultos, humillaciones) y las madrastras, sin embargo, no es solo una idea mía. Existe en la moderna literatura feminista. Creo recordar que autoras como Victoria Sau lo mencionan así. Dicen que la madre que muchas hemos conocido, esa mujer que nos gritaba, insultaba, pegaba, no es la verdadera madre sino una madrastra. De este modo, rescata la maternidad como ideal, argumentando que cuando encontramos en nuestras vidas -y las vidas de nuestras relaciones- esos ejemplos terribles de madres que abofetean, insultan y amenazan, eso es una especie de intrusión psíquica de la "madrastra", no la verdadera madre.

La madre está muerta, dicen estas autoras. La madre "no está", está ausente de este mundo.

Bien pues yo digo: El padre tampoco. Y es casi increíble a mis ojos que a esas teóricas intelectuales les cueste tanto comprender que con el padre sucede EXACTAMENTE lo mismo que con la madre. Que el VERDADERO padre ni está, ni se le espera en muchas ocasiones. Porque hombres cuidadores hay pocos. Pocos con compromiso y capacidad para quedarse, para permanecer y hacerlo en el amor que cuida, un amor delicado que se vuelca hacia las crías y la madre en sus momentos de mayor vulnerabilidad, un amor que protege el nido cuando madre e hijos lo necesitan, que aporta lo necesario para que los hijos lleguen a ser adultos de plena capacidad.

Me parece ciego e injusto rescatar a la madre (diciendo que está muerta, pero que sigue siendo una realidad en otra parte), disculpar a las madres maltratadoras o negar su crueldad, derivando todo a la figura psíquica de la madrastra, pero luego concluir que los padres que maltratan y someten son "el" Padre, y que claro, lo que vivimos es su poder, su dominación. El Patriarcado. Porque ha sido El Padre quien ha matado a la Madre y nos trajo a la Madrastra, dicen.

(Pintura de Gaetano Chiericci)

¿Cómo...? No, perdona, esta no es mi visión. No firmo, no acepto, no transijo con esto. Y cuantos más años pasan, más me reafirmo en ello. Mi manía a la palabra "patriarcado" no se me pasa, sino que crece, y eso que entiendo que se utilice porque entiendo lo que se quiere expresar con esa palabra. Pero la raíz del asunto, tal y como yo la veo al menos, está equivocada. 

 Lo que tenemos es un "sistema de dominación" de unos humanos sobre otros, con sus variantes: Clases sociales, castas, ricos y pobres, racismos, etcétera. Y una de las variantes, además, es el problema de los padrastros dominando una parte del escenario. Es decir, en caso de llamar a este problema con nombre masculino, yo lo llamaría "Padrastriarcado". Y aún y así no lo veo muy claro porque muchos padrastros están sometidos a su vez por humanos que dominabn colectivos enteros, pero no en función de su ser padrastros, sino en función de su codicia, su ansia de controlar el mayor número de recursos posibles, etcétera.

Y esa competencia por los recursos la he visto tanto en hombres como en mujeres. Aunque con distintas estrategias, está presente, incluso en el tan idealizado mundo animal. Las hembras no siempre son inocentes. Depende de su nivel de estrés y de si sienten que tienen recursos suficientes para criar. En caso contrario, pueden pelear, competir y hasta matar a las crías para sobrevivir ellas. Yo lo he visto hasta en las gatas que he tenido (y tengo) Es decir: en situaciones ideales donde hay abundancia y facilidad de acceso a recursos, es fácil que surga lo bello, armonioso y amoroso de todos. Pero en situaciones de malestar la cosa cambia y ya no está tan clara ni la paternidad, ni la maternidad.

Es más, desde mi óptica, mucho del maltrato ejercido por madres a hijos, creo que surge de esta parte animal herida, estresada o agobiada, que ve a las crías como competencia, o siente por dentro (sin saberlo nombrar) que acaban con su energía, que "acaban con ella" (esa frase es muy típica de algunas madres, y les dicen a sus hijos: "Vais a acabar conmigo"), y que si no se impone o no las marca con golpes, castigos o demás, se la "comen". 

Esto es el reino del miedo, de sentir que se trata de "o tú o yo", que no se dispone de suficiente poder, es decir de suficiente energía... En el fondo esto tiene que ver con las fuerzas crudas de la naturaleza en estado salvaje, cuando pulsan en contextos difíciles, de sufrimiento interno, y no son contrarrestadas o matizadas con otras fuerzas del ser que podrían equilibrarlas. Como el corazón y su compasión (sentir lo que el otro siente) y la cabeza, razonando y tomando todo en una perspectiva mayor y más amplia, que quita hierro a muchas cosas y comprende otras.

De manera que pienso que NO vivimos en un patriarcado sino en un sistema de dominación/es variadas, con "padrastriarcado" incluido.

José, en contraste, representa a un hombre con criterio, con discernimiento, y además, ya rizando el rizo, un iniciado espiritual, pues ¿cómo si no, soñaba tan fácilmente con ángeles y era capaz de escuchar y comprender su mensaje? Sin esa vertiente sensitiva, exquisitamente sensitiva y bien integrada, José hubiera abandonado a María, y el mito, la historia de Jesús simbolizando al hijo pleno y bien parido, bien criado y bien cuidado, (que por eso fue compasivo de adulto) no hubiera podido ser. Porque en aquel contexto, una mujer embarazada sin marido lo tenía crudísimo. Y porque además, José permaneció al lado de los dos.

José es el summum, para nuestros mitos culturales (de origen cristiano) del Hombre-Hombre, el hombre que cuando nació "el hijo" (simbolizando a un niño o niña que nace, pues hablo en términos universales) dio a luz en sí mismo al PADRE. No al padrastro. El padre con su altruismo, con su generosidad, con su humildad, su apoyo, su coraje, su protección, su rol de sostener y sí, porqué no, también de proveer, por lo menos en tantos contextos donde las mujeres paren y no pueden dedicarse a la vez a criar y a ganar dinero o conseguir comida. Que me llamarán machista o anticuada por hablar del rol de proveedor del padre, pero me la pela. La realidad ha sido (y es) la que es para millones de mujeres, y la realidad dice que millones de nuestras antepasadas pudieron criar en gran parte gracias a que había hombres "proveyendo", sino todo el sustento, al menos una parte.

José es vientre, corazón y cabeza. Tiene los 3 centros del ser activos, plenos e integrados, en armonía. Y por eso actuó como actuó y la historia (real, mítica o legendaria, qué más da) fue la que fue. Lejos de ridiculizar esa figura o burlarme del mito, yo lo veo grandioso, lleno de significado.

He soñado a veces con José encarnado en hombres de clase humilde que amaban entrañablemente a sus hijos. También he tenido algún sueño con "sombras" malévolas que odian a José y desean que no exista ni se redescubra en mi sociedad, porque quieren que creamos que los hombres son "solo lo que vemos" (y que pensemos que todo lo hacen mal) y que los padres son "esos malos padres" o padrastros malvados o tiránicos... Hay un interés sombrío y feo deseando que creamos que no hay ningún padre, que no existe, o que ni se debe buscar porque ni siquiera es necesario. Para qué.

Pero existe. 

Soy tozuda como Galileo. Él se murió diciendo "Y sin embargo, se mueve" (refiriéndose a la tierra girando alrededor del Sol, una idea novedosa para su mundo) y yo me moriré diciendo "Pero el BUEN Padre existe", aunque la intelectualidad feminista diga que no y que el poder del padre es lo que daña  al mundo. El padre cuidador existe, y su poder real no lo conocemos. Que mucha gente no haya visto al buen padre debido a la desgraciada situación del mundo, es otra cuestión, pero él existe. Tampoco los antiguos creían que la tierra girara alrededor del Sol. 

 A veces hay que alejarse de lo que tenemos frente a los ojos, y mirar en perspectiva como hacen los astrónomos, para tener una perspectiva mayor y descubrir mejor la realidad, eso es todo.