sábado, 27 de octubre de 2018

Experiencias tras la muerte, y por qué es necesario narrar las vivencias espirituales.



Estoy releyendo fragmentos de "Consciencia después de la Vida" del cardiólogo Pin Van Lommel , un librazo de la editorial Siruela, que es el mejor libro escrito acerca de las ECM (experiencias cercanas a la muerte, o de muerte clínica, con vivencias espirituales incorporadas), estudiadas desde un punto de vista científico.

Me llaman la atención los resultados del estudio que realizó sobre pacientes, en los que hizo un seguimiento de ocho años tras su experiencia de ecm. Porque este señor subrraya que, tras la experiencia de la ecm en sí, las personas que la experimentaron generalmente tardaban una media de 7 años (!) en integrar lo que habían "sentido/visto/oido" en ese estado de visiones tras la muerte. Y a veces más. 

Y explica algo crucial: la lentitud en integrar algo así se corresponde, según su estudio, con la dificultad con la que se encuentren esas personas a posteriori, para narrar su vivencia o compartirla en su entorno, con sus relaciones.

Llega a decir que la experiencia en si misma, por "positiva" que fuera en su contenido, así como sus posibles beneficios en los pacientes, solo se integra cuando éstos lo verbalizan y encuentran un medio "favorable" a su confesión o acto de contar lo que sintieron. Las personas que se lo guardan para si mismas, ya sea porque están en un entorno adverso a esta clase de "historias" (pues son juzgadas como chifladuras o alucinaciones y fantasías) o porque no se atreven ni a intentar ponerle voz a eso (algunas declararon grandes dificultades para ponerle palabras a su vivencia) pueden llegar a no integrar la vivencia y a experimentar incluso efectos adversos debidos a la ruptura de esquemas vivida en soledad, la sensación de que ya no encajan con el resto, etc.

Es decir, a pesar de lo sobrevaloradas que están estas vivencias hoy en dia, al menos en ciertos círculos (como si fueran un pasaporte inmediato a la iluminación personal o algo similar) lo que Pin Van Lommel sugiere en su libro, es que existen efectos adversos (depresión, aislamiento, sensación de no entender, etc) que pueden suceder, mezclados con los otros posibles efectos beneficiosos (la pérdida de miedo a la muerte es uno de los más comunes) 

Con todo, establece con bastante firmeza que la integración de la experiencia, así como el hecho de empezar a vivir sus BENEFICIOS, depende de 3 factores:
- Tiempo (el parámetro es de un promedio de unos siete años)
- Poder compartir con otras personas lo que se ha vivido, verbalizándolo.
- Recibir un feedback positivo tras este acto de compartir la vivencia.

En las estadísticas que maneja este señor, el beneficio de estas vivencias, plasmado en efectos positivos en la vida interna de esas personas (más paz con la vida, relativizar preocupaciones que antes angustiaban, valorar más las cosas esenciales, elegir dedicar el tiempo a lo que uno realmente valora, elegir coherencia, perder miedos, etc) aumentaba conforme pasaban los años desde que fue experimentada, pero solo si se pudo integrar y compartir de alguna manera con alguien. (En el otro extremo, llega a contar que conoció a una persona que llevaba 50 años guardando ese secreto para si misma, como si fuera una losa)

En otras palabras, y extrapolando el asunto a otras vivencias interiores (aunque no sean ecm´) las conclusiones que se desprenden son que no importa tanto la experiencia que hayas tenido y lo poderosa o revolucionaria que pudo sentirse y ser en el momento, como la integración de la misma (y eso no es ninguna novedad, yo ya lo sabía). Pero es que resulta que la integración depende en gran medida de poder compartirlo con alguien o con más personas, y además de su respuesta. Si no hay respuesta (si no un silencio embarazoso, o que te hagan el vacío), o si la respuesta es negativa, mal asunto. 

Es decir, se te puede aparecer "san dios", pero si a raiz de ello te quedas aislado de tu entorno por miedo, o por no encontrar con quién hablar de ello; o si te atreves a hacerlo pero no te responden nada, o te marginan como a un loco, o te juzgan como si fueras algo malo (te acusan de soberbia o de blasfemia) tu vida no ha mejorado precisamente com la ecm, al revés, pues va a ser difícil integrarlo en paz. 

Y esto es verdad al margen de que la visión sea verdad literal o símbolo, de buena tinta o una siniestra fantasía por un mal viaje, pues este proceso de discernimiento (asociado a la integración consciente) es precisamente perturbado por las fuerzas adversas desplegadas por reacciones hostiles, que impiden el sosiego y la verbalización con calma de los pensamientos y las emociones implicadas en la visión.

¿Adónde quiero ir a parar? Por supuesto, barro para casa, que es lo que se me da mejor, llevar las cosas al terreno de lo que puedo utilizar en mi vida y la vida de las personas que conozco (es que soy muy práctica) Y lo que quiero decir es que esto me "explica" la "insistencia" que siempre he experimentado (por parte de mis guías) para que comparta todo cuanto experimento. Siempre me han dicho que ha de ser compartido, no solo porque escribirlo de manera ordenada me ayuda, sino también para sentar un precedente para los demás, visibilizando temas y sentires muy poco visibilizados "en la calle", en el lenguaje y conversaciones de la gente de a pie.

Y comprendo mucho mejor, ahora, que mis guías hayan insistido porque, fíjate, debían saber que la integración que yo viviera de esas experiencias con la "energía" y con "ellos", dependería en parte de ser capaz de compartirlo con alguien y ponerle palabras. También deben saber que muchísima gente siente cosas similares o vive otras parecidas pero lo guardan casi en secreto, por miedo o vergüenza, no se ven reflejadas  en ninguna parte, no encuentran relatos que muestren algo similar a lo que sienten, y por lo tanto se sienten más bichos raros de lo que son. Pero eso es algo que se podría cambiar si estas cuestiones se visibilizaran más y "mejor".

Contar tu propia historia con ciertos detalles, no es solo una cuestión personal cuando se trata de dar voz a temas tabú o reprimidos por el colectivo. Cuanta más gente se anima a dar expresión a ciertas vivencias que, hasta el momento, han callado por miedo, pudor o vergüenza, más nos ayudaremos mutuamente a reflexionar sobre las mismas, ventilar emociones encerradas y permitir la futura integración (incluso colectiva) del asunto, ya con el discernimiento hecho y los procesos completados.

Hay ciertos sectores puristas donde se juzgan muy mal las narraciones en primera persona de toda vivencia visionaria, mística, espiritual... salvo que se trate de la narración de personas bien MUERTAS Y ENTERRADAS, cuanto más siglos atrás, mejor. Se tolera que el célebre fulanito o menganita escribiera libros visionarios en la Edad Media, o hace 50 años (si ya han muerto) pero no te atrevas tú, mujer viva, a explicar tus visiones ahora. Que ni estás muerta, ni eres "nadie", ni eres lo suficientemente vieja, ni han realizado aún su veredicto sobre tu caso las autoridades de las viejas religiones o tradiciones al uso.

Vivencias muy similares pueden ser leidas en libros antiguos y aceptadas como "referentes" mientras otras son desechadas, juzgándolas como las ganas de llamar la atención de alguien con mucho ego espiritual. La única diferencia la marca la cantidad de años que lleva muerto alguien (si está vivo, ya ni hablamos, es rarísimo que se acepte su narrativa, aunque existen excepciones) Y en el caso de estar muerto, el quid radica en si su narración se puede englobar en una tradición religiosa formal, o es demasiado fuera de la norma como para saberla etiquetar.

En el otro extremo, hay círculos de credulidad total y sin ningún criterio, donde cualquiera puede ir con su arrebato del último minuto, contar cualquier cosa que haya sentido, y ser aplaudido sin más, y hasta crear secta. Espacios donde la precipitación es malsana, y donde se confunde amar al prójimo con creerse al pie de la letra cualquier cosa que diga, o aplaudir sus ideas aunque nadie las entienda. Son ambientes sin fundamento, sin criterio, sin equilibrio tampoco.

Sinceramente, y tras lo que leo en el libro de Pin Van Lommel, creo que ambos extremos son insanos y reflejan de manera sintomática la mucha falta que hace liberar estas expresiones en nuestra cultura, y vivir, no solo como individuos sino como colectivo, un proceso de reflexión e integración de esa faceta del ser humano (la faceta que "a veces tiene experiencias espirituales medio inconfesables") 
Sin hacer eso, no podremos procesar, ni madurar las cosas como sociedad.

Antes de juzgar al que no ha sabido integrar algo místico que vivió, deberíamos preguntarnos qué entorno le rodea y si ha encontrado una acogida humana y empática en alguna parte para compartir eso que experimentó. Como sucede con la tan manida resiliencia, lo de "integrar" no es una virtud que se pueda cultivar a solas sin más. Depende en parte de cómo nos tratamos mutuamente. De cómo nos acogemos. De si somos capaces de no juzgar al otro. De si sabemos, en definitiva, escuchar y acompañar.

Así que agradezco a todos y todas los que me leéis en el facebook mis peroratas, porque he compartido muchas vivencias "raras", y sin duda me habéis ayudado en el transcurso del proceso integrador de las mismas (que aún sigue) Ya no me parece absurdo no haber logrado integrar todavía algunas cosas vividas hace años... ya sé que es normal tardar mucho tiempo. Pero también sé que quien comparte y recibe buen feedback, avanza, y en ese sentido, os doy las gracias. Tengo esperanzas conmigo misma, ja ja. También entenderé mejor, tras haber leido este libro, a los que vengan a contarme sus vivencias.

Por último, creo que esto es algo positivo que han traido las redes sociales a muchas personas sumergidas en temas frikis. ¿Qué hubiera sido de mí y de tantos de mis amigos, sin poder compartir temas de minorías, como son los sueños o el chamanismo? ¿Dónde hubiéramos podido encontrar a otras personas afines? Nuestro destino hace siglos hubiera sido, seguramente, la soledad... Morir como esa persona que llevaba 50 años callando su ecm´, su visión del más allá, por vivir en un contexto social adverso a ello.

Cuánta conciencia desperdiciada. Cuánto dolor humano inútil. Cuánta soledad innecesaria. Qué diferencia con la tribu sentada en círculo, donde cada quien cuenta lo que vivió, y se escuchan las historias más increíbles alrededor del fuego. Y estamos hechos para esto último, sin duda... No fuimos creados para tanta soledad interior.

***

Quería poner una imagen arriba del todo que representara "narración acogida por un grupito guay" pero no tengo ninguna. Cuelgo una pintura antigua de Nicolai Kasatskin que me sugiere confidencias a pesar de un "entorno frío". 

En contraste, abajo, una pintura de Nick Alm, que la veo muy de ahora, y que ilustra la clase de sensación de hastío, soledad y desengaño que puede surgir si se intenta compartir algo en un entorno no propicio... Y lo que es peor, que la gente no se atreva a confiar sus intimidades sin depender de alcohol o drogas. 

Lo dicho, son dos imágenes extremas...nada más que por sugerir reflexión e imaginaciones sobre entornos, relaciones y el hablar íntimo.