(De febrero del 2018)
Poder, poder, poder... La Tierra está saturada de personas que andan
caminos chamánicos y se relacionan con Ella buscando "poder". Que si
"lugares de poder", que si "plantas de poder", que si "piedras de poder"
...
Haz el amor con tu Tierra y tendrás Eternidad, un estado
de amor que te acompañará día y noche, a las duras y las maduras, en la
salud y la enfermedad, en la alegría y la tristeza, en el despertar y en el momento de morir.
Amor, qué pocos buscan el amor. El amor con la Tierra, el amor hacia la
Tierra. Pero si lo encontraran, descubrirían que no hace falta nada más.
Porque además, cualquier poder verdadero en esta Tierra está asociado al
amor con Ella y el resto de elementos. Y no se le puede llamar entonces
exactamente "poder", ni mucho menos "poder personal", sino "caminar de
acuerdo con la Tierra". Vivir unido a Ella. No hay entonces "poder", sino "acuerdo
en el amor".
Y quien dice Tierra, dice Dios, porque la Tierra es la parte densa de Dios.
¿Qué pasa, entonces? ¿También te
relacionas con tus seres queridos en base a obtener poder, acumular
poder, buscar poder...? ¿O quieres estar bien con la otra persona,
caminar en armonía, vivir el amor y cuidarse? Pues haz igual con la Tierra.
Poder, ese es el punto por el que "cayó" en distorsión y tinieblas también parte del chamanismo. Es su
punto flaco, su sombra. En origen nada más había asombro, enamoramiento,
fusión amorosa. Luego el ser humano se fue alejando de esto y empezó a
buscar nada más "poder". Y entonces surgió el chamanismo que se define como "un camino de poder".
Me importa un pito el poder. Me acuesto cada
noche pensando que igual me muero, pero estoy en una fase que me empieza
a dar igual morir que vivir. La balanza empieza a estar extrañamente
igualada. Entonces, ¿qué queréis que os diga? Que no tiene precio irse a
dormir sintiendo que a lo mejor te mueres durmiendo, pero estás siempre abrazada por la Madre en su aspecto
Tierra. Que las piedras de tu casa te cuidan espiritualmente y te miran
bien. Y que si por un suceso "x" la palmas de repente, pues allá se irá tu
consciencia desparramada, al suelo y las piedras que amas, para seguir estando unida a esa materia amorosa.
Y es que la mejor manera de saber en qué
situación espiritual estás, es pensar: ¿Qué pasa si me muero ahora, o
esta noche? Contrastar con la Muerte es la prueba del algodón, eso no
engaña.
Y no hay donde escaparse de la materia, de la Madre.
Está por todas partes. No hay lugar donde no se pueda vivir ese amor.
Para qué quiero entonces buscar un poder personal. ¿Qué haría yo con eso? Pero si ni siquiera sé si es
mejor vivir o morir, o, a veces, no sé si es mejor dejar pasar las cosas
o ponerse a hacer algo diferente, y se lo tengo que preguntar todo a la
Tierra y su respuesta nunca es como yo pensaba. Si ni siquiera sé lo
que es mejor para cada cual y dependo de que los Guías me lo digan todo, como una niña pequeña.
Si me dieran poder "personal" ahora mismo no sabría ni qué hacer con él. Como si me
dan un arma mágica, o un lingote de oro, o una nave espacial. Quita,
quita, ¡qué problema sería eso! ¡Dónde lo meto, cómo lo cuido,
qué hago!
Qué trabajo da el poder. Qué de preocupaciones. Que
si lo pierdo, que si me lo quitan, que si me lo dan, que si me lo quieren
robar. Que si lo acumulo y ahora tengo más, que si se me escapa y ahora
tengo menos. Joder, qué estrés. Quita, quita, quédate tú con el poder
personal, yo paso. Na´más me falta esa preocupación. Con lo bien que
vivo con mis piedras de las paredes y mi hollín y mi cuerpo cansado que
dice: Bué, si muero, morí, no pasa nada ya. Total, lo más importante
está hecho ya, y de todos modos no lo hice por buscar poder sino porque me
enamoré. Y sigo enamorada perdida.
Me preguntaba el otro dia alguien cómo puedo escribir
tanto, cómo pude sacar todos los libros que he escrito (van por 19, y sigo escribiendo) La respuesta es que me enamoré del mundo sagrado. Y sigo
enamorada. Y yastá.
Ahora también dibujo, pero es por lo mismo. Me hago
la maestrita con pizarrita, pero es por estado amoroso, por jugar con
nuestros niños interiores y hacer las cosas más simples, y de paso
complacer a mis amantes energías sagradas, difundiendo un poco lo que
dicen. Nada más. Si lo pensara desde el poder no haría nada. No me
levantaría ni de la cama.
Yo no quiero poder. Yo nada más me
conformo con estar (unida) con mi Verdadera Mamá y mi Verdadero Papá. Y
hago el amor con la Tierra. Me deleito en la Sagrada Materia. Si aquí me
quedo, aquí me recogerán los átomos divinos, que también son los míos, o
lo que sea. Fin de la historia. Fin del "problema" con el "poder".