(Escrito en mi muro de facebook, Marzo 2018)
¿Por qué me niego a usar la palabra "Patriarcado" para definir los sistemas de dominación?
Esa es una de mis divergencias respectos a loS feminismoS: me niego a atribuirlo todo al "Patriarcado", ni a definir como "patriarcado" lo que vivimos.
¿Por qué? Bueno, en parte debido a mi cosmovisión, que es muy chamánica, es decir no depende de lecturas de libros sino de experiencias "perceptivas", a través del sentimiento profundo del cuerpo y la escucha de sensaciones, o de la misma "energía" que me rodea (no solo escucho a mi cuerpo y lo que hay en mi interior, sino también a lo que me rodea)
Y desde esa percepción en estado de escucha profunda, lo que llamamos "ser humano" a menudo ni siquiera lo es, sino solo un simio "mal desarrollado" o que no ha alcanzado su real potencial humano. Del mismo modo, lo que llamamos "padre" muchas veces tampoco es tal cosa, sino solo un "hombre que ha puesto su semilla o sus genes" y nada más. A veces ni es un hombre-hombre (ser humano cabal, íntegro) ni es un padre, porque SER padre significa cuidar, co-criar a la cría humana pero sobretodo cuidar a la madre y a los hijos.
De manera que, en mi cosmovisión, para ser padre, primero hay que ser humano de veras. Y luego, además, hay que perseverar durante años realizando ACCIONES CUIDADORAS, protectoras, sostenedoras de los hijos y la madre. Pero si no tenemos delante un hombre-hombre, sino a alguien con sus capacidades segadas, mutadas, retorcidas, dañadas o seccionadas, o simplemente incompleto, es difícil que esa persona dé a luz al padre real y potencial que lleva dentro.
En cambio, cuando estamos ante un hombre plenamente humano, y plenamente padre, es
imposible no ver que hay mucha diferencia entre lo que es el padre y un hombre
que solo ha contribuido aportando semilla a un embarazo, y que luego, incluso aunque permanezca presente, hace más daño que bien y casi sería una bendición que se
alejara de la familia, de los hijos.
Algo muy parecido sucede con
las mujeres. Es decir, no toda madre ha podido nacer en
plenitud al parir un hijo, porque muchas mujeres están profundamente
dañadas y eso la lleva a no hacer de madres sino algo más
parecido a una madrastra malvada, como las de los cuentos.
La comparación entre
las madres que maltratan a sus hijos (golpes, insultos, humillaciones) y
las madrastras, sin embargo, no es solo una idea mía. Existe en la moderna literatura
feminista. Creo recordar que autoras como Victoria Sau lo mencionan
así. Dicen que la madre que muchas hemos conocido, esa mujer que nos gritaba,
insultaba, pegaba, no es la verdadera madre sino una madrastra. De este
modo, rescata la maternidad como ideal, argumentando que cuando
encontramos en nuestras vidas -y las vidas de nuestras relaciones- esos
ejemplos terribles de madres que abofetean, insultan y amenazan, eso es una especie de intrusión psíquica de la
"madrastra", no la verdadera madre.
La madre está muerta, dicen estas autoras. La madre "no está", está ausente de este mundo.
Bien pues yo digo: El padre tampoco. Y es casi increíble a mis ojos que a esas teóricas intelectuales les
cueste tanto comprender que con el padre sucede EXACTAMENTE lo mismo que
con la madre. Que el VERDADERO padre ni está, ni se le espera en muchas
ocasiones. Porque hombres cuidadores hay pocos. Pocos con compromiso y
capacidad para quedarse, para permanecer y hacerlo en el amor que cuida,
un amor delicado que se vuelca hacia las crías y la madre en sus momentos de
mayor vulnerabilidad, un amor que protege el nido cuando madre e hijos lo necesitan,
que aporta lo necesario para que los hijos lleguen a ser adultos de
plena capacidad.
Me parece ciego e injusto rescatar a la madre
(diciendo que está muerta, pero que sigue siendo una realidad en otra parte), disculpar a las madres maltratadoras o
negar su crueldad, derivando todo a la figura psíquica de la madrastra,
pero luego concluir que los padres que maltratan y someten son "el"
Padre, y que claro, lo que vivimos es su poder, su dominación. El
Patriarcado. Porque ha sido El Padre quien ha matado a la Madre y nos trajo a
la Madrastra, dicen.
¿Cómo...? No, perdona, esta no es mi visión. No firmo, no acepto, no transijo con esto. Y cuantos más años pasan, más me reafirmo en ello. Mi manía a la palabra "patriarcado" no se me pasa, sino que crece, y eso que entiendo que se utilice porque entiendo lo que se quiere expresar con esa palabra. Pero la raíz del asunto, tal y como yo la veo al menos, está equivocada.
Lo que tenemos es un "sistema
de dominación" de unos humanos sobre otros, con sus variantes: Clases
sociales, castas, ricos y pobres, racismos, etcétera. Y una de las
variantes, además, es el problema de los padrastros dominando una parte del escenario. Es decir, en
caso de llamar a este problema con nombre masculino, yo lo llamaría "Padrastriarcado". Y
aún y así no lo veo muy claro porque muchos padrastros están sometidos a
su vez por humanos que dominabn colectivos enteros, pero no en función
de su ser padrastros, sino en función de su codicia, su ansia de
controlar el mayor número de recursos posibles, etcétera.
Y esa
competencia por los recursos la he visto tanto en hombres como en mujeres. Aunque
con distintas estrategias, está presente, incluso en el tan idealizado
mundo animal. Las hembras no siempre son inocentes. Depende de su nivel
de estrés y de si sienten que tienen recursos suficientes para criar. En caso
contrario, pueden pelear, competir y hasta matar a las crías para
sobrevivir ellas. Yo lo he visto hasta en las gatas que he tenido (y
tengo) Es decir: en situaciones ideales donde hay abundancia y facilidad
de acceso a recursos, es fácil que surga lo bello, armonioso y amoroso
de todos. Pero en situaciones de malestar la cosa cambia y ya no está
tan clara ni la paternidad, ni la maternidad.
Es más, desde mi óptica, mucho del maltrato
ejercido por madres a hijos, creo que surge de esta parte animal herida,
estresada o agobiada, que ve a las crías como competencia, o siente por
dentro (sin saberlo nombrar) que acaban con su energía, que "acaban con
ella" (esa frase es muy típica de algunas madres, y les dicen a sus hijos: "Vais a acabar conmigo"), y
que si no se impone o no las marca con golpes, castigos o demás, se la
"comen".
Esto es el reino del miedo, de sentir que se trata de "o tú o yo", que no se dispone de suficiente poder, es decir de suficiente energía...
En el fondo esto tiene que ver con las fuerzas crudas de la naturaleza en estado salvaje,
cuando pulsan en contextos difíciles, de sufrimiento interno, y no son
contrarrestadas o matizadas con otras fuerzas del ser que podrían
equilibrarlas. Como el corazón y su compasión (sentir lo que el otro
siente) y la cabeza, razonando y tomando todo en una perspectiva mayor y
más amplia, que quita hierro a muchas cosas y comprende otras.
De manera que pienso que NO vivimos en un patriarcado sino en
un sistema de dominación/es variadas, con "padrastriarcado" incluido.
José, en contraste, representa a un hombre con criterio, con discernimiento, y además, ya rizando el
rizo, un iniciado espiritual, pues ¿cómo si no, soñaba tan fácilmente con
ángeles y era capaz de escuchar y comprender su mensaje? Sin esa
vertiente sensitiva, exquisitamente sensitiva y bien integrada, José hubiera abandonado a
María, y el mito, la historia de Jesús simbolizando al hijo pleno y
bien parido, bien criado y bien cuidado, (que por eso fue compasivo de
adulto) no hubiera podido ser. Porque en aquel contexto, una mujer
embarazada sin marido lo tenía crudísimo. Y porque además, José permaneció al lado de los dos.
José es el summum, para nuestros mitos culturales (de origen cristiano) del
Hombre-Hombre, el hombre que cuando nació "el hijo" (simbolizando a un niño o niña que nace, pues hablo en términos universales) dio
a luz en sí mismo al PADRE. No al padrastro. El padre con su altruismo,
con su generosidad, con su humildad, su apoyo, su coraje, su
protección, su rol de sostener y sí, porqué no, también de proveer, por
lo menos en tantos contextos donde las mujeres paren y no pueden
dedicarse a la vez a criar y a ganar dinero o conseguir comida. Que me
llamarán machista o anticuada por hablar del rol de proveedor del padre, pero me la
pela. La realidad ha sido (y es) la que es para millones de mujeres, y la realidad dice que
millones de nuestras antepasadas pudieron criar en gran parte gracias a que
había hombres "proveyendo", sino todo el sustento, al menos una parte.
José es vientre,
corazón y cabeza. Tiene los 3 centros del ser activos, plenos e
integrados, en armonía. Y por eso actuó como actuó y la historia (real, mítica o legendaria, qué más da) fue la
que fue. Lejos de ridiculizar esa figura o burlarme del mito, yo lo veo
grandioso, lleno de significado.
He soñado a veces con José
encarnado en hombres de clase humilde que amaban entrañablemente a sus
hijos. También he tenido algún sueño con "sombras" malévolas que odian a
José y desean que no exista ni se redescubra en mi sociedad, porque quieren que creamos que los hombres son "solo lo que vemos" (y que pensemos que todo lo hacen mal) y
que los padres son "esos malos padres" o padrastros malvados o tiránicos... Hay un interés sombrío y feo deseando que creamos que no hay ningún padre, que no
existe, o que ni se debe buscar porque ni siquiera es necesario. Para qué.
Pero existe.
Soy tozuda como Galileo. Él se murió diciendo "Y sin embargo, se mueve" (refiriéndose a la tierra girando alrededor del Sol, una idea novedosa para su mundo) y yo me moriré diciendo "Pero el BUEN Padre existe", aunque la intelectualidad feminista diga que no y que el poder del padre es lo que daña al mundo. El padre cuidador existe, y su poder real no lo conocemos. Que mucha gente no haya visto al buen padre debido a la desgraciada situación del mundo, es otra cuestión, pero él existe. Tampoco los antiguos creían que la tierra girara alrededor del Sol.
A veces hay que alejarse de lo que tenemos frente a los ojos, y mirar en perspectiva como hacen los astrónomos, para tener una perspectiva mayor y descubrir mejor la realidad, eso es todo.
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