martes, 12 de mayo de 2020

Transmisión del legado espiritual.


                                                 (Arriba, fotografía de Joyce Tenneson)

La transmisión de conocimientos y de un legado "chamánico" o espiritual, en esencia, es un privilegio poderla realizar, una grandísima suerte que muchísimos chamanes (o iniciados en diversos caminos) no pudieron realizar en su dia, por no encontrar quien estuviera dispuesto a heredar dones, fardos de objetos de curación, o conocimientos. Pues el camino es tan exigente que muchos chamanes morían sin haber podido "legar". Lo tenían que confiar al Espíritu, por así decirlo. Algunos eran enterrados con sus objetos sagrados, otros los dejaban esperando que algún familiar se decidiera a seguir con ello más adelante, pero el caso es que aunque se deseaba transmitir el conocimiento a otros, no siempre era posible.

Encontrarse no es sencillo. Y que alguien esté dispuesto a vivir al lado (o cerca de) un chamán o un maestro de "x " tradición para recibir adecuadamente las transmisiones espirituales, y de conocimiento (pues eso puede requerir años de vida y aprendizaje y cercanía) no es muy común.

En mi camino como "escuchadora" de muertos, he sido testigo de historias duras d eese tipo, como la de los últimos "Hermanos de la Muerte" de tierras continentales europeas, quienes murieron sin poder legar a nadie vivo sus conocimientos sobre la ayuda en el tránsito. O los últimos conocedores de la sabiduria del corazón del bosque europeo, con la magia arbórea y los caminos de la canción sanadora y la poesía encadenada a la Creación, quienes cuando vieron que nadie podría ni querría recibir su legado, lo depositaron adentro de los árboles, esperando que en generaciones futuras alguien estuviera dispuesto a recogerlo y fuera capaz de "desencriptarlo" por así decirlo. O las Madrinas de Negro, de las que estoy hablando últimamente, quienes también se extinguieron en mi zona del mundo sin poder legar a ninguna otra mujer viva lo que sabían. Etcétera, porque hay infinidad de casos en diversas partes del mundo.

Lo he escuchado tantas veces. Es tan raro el regalo de encontrarse, maestro y aprendiz, maestra y aprendiza. Que encajen vidas, intenciones, disposiciones, y el flujo de conocimiento no haya que encriptarlo y enterrarlo ooooootra vez en algún rincón de la naturaleza, perdiéndose un tiempo precioso, porque eso implica que alguien tendrá que aprender de cero todo, con lo difícil que es siquiera aprender a "sentir" la información guardada en la materia...Luego habrá que esperar que esa persona viva los años suficientes para, por fin, poder aprender o recibir el camino de tal o cual saber. En fin, todo junto es mucho esperar. Aunque puede suceder, por supuesto, pero es raro. Es tan raro. 

En ese sentido, algunas religiones organizadas con sus linajes de maestros vivos tienen mucha ventaja. Sus escritos guardados y sus estructuras de apoyo interno mutuo les facilitan conservar un cuerpo de saber y cuidar a los maestros y maestras, a los que más saben, para que transmitan en vida todo lo posible...

Pero desde la perspectiva moderna individualista, todo esto de retransmitir no se ve igual que desde la perspectiva chamánica y espiritual ancestral. Desde el chamanismo, somos parte de redes mayores. Redes de consciencia viva surcando la Creación. Y la transmisión se asocia a poder mantener vivas ciertas redes en ciertas partes del planeta. Vivas y activas

No es, por lo tanto, un tema de "yo, fulanito, ostento tal saber, y lo paso a menganito, que desde ahora ostentará ese saber y será su propietario con copyright y todo" sino un tema de que sientes que lo que corre por tus venas (energia/consciencia sagrada con utilidad y finalidades reparadoras, sanadoras , etc) no es tuyo, y cuando mueras querrías hacer un trasvase, un enlace, para que eso siga "corriendo" en la red de consciencia activa.

Cuando ves a la naturaleza en su forma de redes vivas, la cuestión de la retransmisión se vuelve muy importante, acuciante casi. Si recibes mucha agua y eres consciente de que el agua ha de correr, porque así y solo así sigue viva y ayuda a la vida, es inevitable preguntarte adónde desaguar tu fluido sobretodo cuando ya no estés y se produzca un "desembalse" de lo que tu cuerpo mantiene consigo o "canaliza" mientras vive.

De manera que para el chamanismo tradicional, no solo era un lujo encontrar un maestro que enseñara, sino a la inversa: encontrar alguien que quisiera recibir el legado y se comprometiera a mantener vivo "ese caudal" era tambien un lujo. A los aprendices habría que decirles: "Gracias en nombre de la Naturaleza. Gracias por aceptar aprender, por aceptar comprometeros. Gracias por aceptar recibir lo que yo sé y he aprendido, porque eso hará más fáciles y mejores las cosas para muchos seres"

Entonces, fíjate tú, en ese espíritu, qué sentido tendría poner precio a la transmisión espiritual. Os puedo asegurar que los Hermanos de la Muerte hubieran, más bien, hecho regalos a los que hubieran aceptado recibir su legado. O las Negras Madres. En lugar de esperar un "pago" por enseñar, hubieran acariciado la frente y el rostro de los jóvenes valientes con deseos de aprender y perseverar en ese camino tan esforzado, y les hubieran bendito, y les hubieran dado lo más precioso de sus "pertenencias" espirituales. Como una madre o un padre hace con sus hijos, antes de morir.

Legar, transmitir, en el chamanismo ancestral que yo conozco, y en otras tradiciones espirituales profundas, es como dar herencia. Y no cobras a los descendientes por heredar. Porque te vas y lo que quieres es que la vida siga bien y se aproveche lo que conseguiste. Que no se pierda. Es el mismo impulso del ADN por perpetuarse y transmitir a los descendientes la mejor de sus expresiones. Una célula reproductiva se da del todo, no comercia sino que entrega todo lo que tiene, antes de desaparecer para que sea la vida del futuro.

La vida es muy generosa. Solo es el modo en que la hemos convertido en cosa masificada y muy organizada en estados que cobran impuestos por todo, y ponen precio hasta al sol, lo que nos hace vivir sintiendo que todo tiene un precio monetario, o que debiera tenerlo. Esta es otra razón por la que es complicado el paso de la mente chamánica a la occidental moderna. No partimos de la misma cosmovisión en nada. Ni de los mismos conceptos. Porque hablamos de vivencias que no tienen nada que ver, léase:
- Yo vendo cursos y así me gano un sueldo.
frente a:
- Qué alivio tener hijos e hijas espirituales a los que legar la riqueza que a mí me confiaron, y a quienes transmitir lo que aprendí.

Qué difícil compaginar los dos mundos. Qué dificil... Dirán hoy algunos que con las redes sociales está todo arreglado. Que basta con publicar en internet y ya se lega, ya se comparte. Pero no es tan sencillo. Hay cosas que son vivenciales. Y no se pueden transmitir escribiendo ni leyendo. Sin contar que, desde una cosmovisión chamánica, el sufrimiento que crea a la naturaleza el aumento in crescendo de tecnología, es innegable. Se siente. Y el conflicto es muy grande. Por un lado usas las nuevas tecnologías...porque sientes que ayudan en mucho...pero por otro...oyes el llanto de los seres inocentes que mueren para que tu tengas tales avances. Y entonces ¿qué estamos haciendo como chamanes...? Dilema.


 Cuelgo una foto de familia (de la fotógrafa Joyce Tenneson) porque en ciertas tradiciones lo ideal era la transmisión "viva y consciente" de madres a hijas, o de nietas a abuelas. (Y en lo masculino, igual) Y por ilustrar mejor lo que es en verdad la transmisión espiritual: algo más asociado a un dar desde las entrañas y el corazón a quienes sientes como "hijos e hijas" en el alma, que no un "trabajo" con el que ganar dinero o sobrevivir.


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