jueves, 27 de marzo de 2014

Tribu y familia.

 (Arriba, fotografía -real- de Christopher MacCandless, en quien se inspiraron para crear la película "Hacia rutas salvajes")

Sigo con el asunto tribal, que estoy en racha y así no sólo comparto con el cibermundo lo que aprendo, sino que de paso me clarifico.

Por lo que he dicho, creo que queda claro que no se trata tanto de encontrar pueblos "abiertos" a gente nueva, sino de decidir si uno quiere integrarse en otra tribu, o no, eso para empezar. Porque existen bastantes pueblos que están abiertos, más de lo que parece. El problema no es tanto su apertura o cerrazón, como el hecho de que sus normas y usos tribales chocan con los nuestros, incluso y sobretodo en términos éticos. Y entonces ¿qué? El pueblo se ha abierto, esperando que tú lo aceptaras como una "matriz" que podía envolverte, acogerte y nutrirte de cierto modo. Pero tú has empezado a rechazar ciertas cuestiones, y al final ellos se han sentido despreciados. Empiezan entonces las críticas típicas: "Estos que vienen de fuera se creen que saben más que nosotros, o que somos tontos..." "Esta gente de ciudad es creída y orgullosa..." En realidad, el trasfondo de las críticas oculta el desengaño de gente que se siente cuestionada, es decir, no reconocida, y en el fondo no amada. Toda queja no deja de ser una indirecta manifestación de protesta por algo que se considera desamor.

Así que se trata de decidir, por un lado, si uno quiere integrarse con tribus ya existentes, y por otro lado, con cuáles hacerlo y de qué manera. En el caso de los padres y madres, la crianza de los hijos es un detonante de conflictos y revelaciones muy potente. Resulta muy curioso comprobar cómo, en muchos pueblos, se abren los brazos y las puertas ante parejas jóvenes dispuestas a tener hijos, o con bebés en brazos, porque lo interpretan como una infusión de vitalidad en vena. Pero esas mismas puertas, brazos y corazones, se pueden cerrar de golpe, y con furia, si más tarde descubren que los nuevos miembros de la tribu siguen sus propias costumbres y usos relativos a educación y crianza. Porque entonces no estamos hablando de miembros que infundan vitalidad y "número" a una tribu, sino de elementos que vienen a cuestionar y a perturbar el orden social establecido.

Muchos de los que hoy sueñan con "tribu y tierra" en nuestro pais, son precisamente padres y madres que desean darles a sus hijos la experiencia de vivir en la naturaleza, pero que también tienen ideas, digamos, "alternativas" acerca de educación y crianza. Muchos neo rurales son o han sido anti sistema en algún momento de sus vidas; en otros casos, sin ser tan radicales, se alinean más en el lado de pedagogías alternativas y "libres" que al lado de los modos habituales de escolarización y enseñanza. Así que...el conflicto está servido. Mientras los niños son pequeñitos, todo es paz, amor y bien, pero en cuanto crecen y los tribales locales comprueban que los niños no van a la escuela, o que van pero reciben pautas de educación distintas en sus casas, se suceden los malentendidos, las tensiones y las incomodidades. ¿Cómo? ¿No educas a tus hijos como nosotros lo hacemos? ¿Estás sugiriendo entonces que nosotros lo hacemos mal...?

Así las cosas, muchos de estos padres y madres optan por volver a las ciudades, buscando el anonimato, porque la hostilidad vecinal, por ejemplo ante un niño de cierta edad no escolarizado, puede acabar hasta en denuncias, cuando no en un ostracismo francamente desagradable. Otros padres reculan hacia "refugios" más o menos apartados, ecoaldeas o viviendas aisladas en la naturaleza, donde siguen sus pautas sin tener que lidiar con los roces diarios con los vecinos, etc. Es todo un tema, éste. Por eso, ante cualquier sueño tribal, hay que preguntarse si éste incluye el cuidado y crianza de niños, o no. Porque eso lo definirá todo, sobretodo a largo plazo, cuando los niños vayan creciendo.

La mentalidad "alternativa" de la inmensa mayoría de gente que sueña con tierra y tribu en este país hace, por lo tanto, que por su particularidad ya constituyan una especie de tribu en sí mismos, aunque no la hayan nombrado ni sean conscientes de ello. Una de las cosas que caracteriza a esta inmensa y desperdigada tribu son sus ideas respecto a ecología y cuidado del medio ambiente. Otra, sus ideas respecto a educación y crianza (en el caso de tener hijos) Hay más, como las ideas o germenes de ideas más o menos "alternativas" al capitalismo, pero en resumen, estamos hablando de personas que ya son, de por sí, alternativas dentro del grueso social y tendentes a no seguir las normas, las pautas o dictámenes de determinadas autoridades. Tal infusión de ideología alternativa y libertaria ha de chocar, por necesidad, con cualquier otra estructura tribal. No es un choque deliberado, es simplemente algo natural. No se pueden juntar en un mismo espacio individuos que quieren ir a su aire, con otros que quieren que todos sigan a determinadas autoridades (por ejemplo, las tribales rurales), sin esperar choques y tensiones.

Así que mi conclusión es que es difícil integrarse del todo en las tribus rurales cuando la ideología propia es tan distinta a la local. Queda la opción de recalar en ambientes menos pequeños, aunque, igualmente, nada te garantiza en un pueblo que estés a salvo de hostilidad, si se demuestra con el paso de los años que eres demasiado "distinto", y si no estás por la labor de hacer determinadas concesiones. También está la opción de irse a la ciudad otra vez, abandonando el sueño de vivir en la naturaleza. Pero finalmente quedan algunas otras opciones, más minoritarias pero no por ello menos interesantes, para lograr integrarse en una tribu rural sin perder excesiva idiosincracia con ello, ni ser hostilizado, al menos más allá de cierto punto. Y una de éstas se me ocurre que es entrar en una tribu a través de miembros la misma tribu. ¿Cómo? Pues por ejemplo, a través de la tribu que nadie puede cuestionar: el clan carnal.

Es así que muchos neo rurales vuelven a los pueblos, pero lo hacen yendo a los lugares de donde partieron sus padres o abuelos, recuperando las viejas viviendas familiares, o alquilando otras. Sea como sea, a ojos de la tribu rural, existe un derecho incuestionable por parte de esas personas a ocupar un espacio de "su" territorio, ya que son hijos o descendientes de miembros de la tribu.

Sucede, con los lazos de sangre y los vínculos ancestrales, que son intocables. Desde luego, no te van a garantizar que no tengas problemas en un lugar, porque si es un pueblo tribal los tendrás, pero sí pondrán un tope en el grado de hostilidad que podrías llegar a vivir, en cuanto descubran lo raro o friki que eres. Porque a los "hijos de" o a los "nietos de" siempre se les toleran más cosas que a los "de fuera". La tribu no puede dejar de reconocer como "propias" a esas personas, aunque sea de manera indirecta, y tiene la costumbre, adoptada tras siglos de probada eficacia, de hacer el esfuerzo de soportar o resistir a los "raros", si son hijos de sus propios linajes ancestrales. En otras palabras: un "raro", en un pueblo, siempre tiene un panorama bastante crudo. Pero si además de "raro", es "de fuera" o no ha entrado a la tribu a través de alguien "de dentro" (por ejemplo por la vía matrimonial, o de amistad probada con miembros tribales), ¡cágate!

Y ya puestos a hablar del clan carnal, entonces es inevitable preguntarse: ¿Pero no es la familia ya una tribu a la que pertenecemos, al menos por la vía sanguínea? Efectivamente. Así que el siguiente gran tema que se abre, cuando se quiere comprender el porqué de la dificultad de realizar los sueños tribales de muchos, es el asunto familiar. ¿Por qué tantos "alternativos" parecen huir de sus familias? No es porque sí, por supuesto, pero el patrón es suficientemente común como para resultar llamativo. ¿No existirá una correlación, aunque sea inconsciente o sombría, entre la dificultad de relación con las "autoridades" de la propia familia o tribu carnal, y la dificultad de relacionarse o integrarse en otras tribus externas...?

Hay una película que refleja un ejemplo extremo de esto que digo. Se llama "Hacia rutas salvajes" y cuenta la historia de un joven que, huyendo de su familia, intenta plasmar su gran sueño: adentrarse en la naturaleza para dejar atrás la hipocresía de la sociedad y vivir la esencia natural y "pura" de su ser. La ví hace dos días y confirmó muchas de mis teorías. Es muy interesante, y más teniendo en cuenta que está basada en hechos reales. Para mí, es un ejemplo más de cómo personas extremadamente sensibles que han padecido alguna clase de trauma familiar o social, pueden desarrollar un amor desmedido por la naturaleza salvaje, por sentirla un refugio de las crueldades del mundo humano. (¡Hay tantos casos de estos...!) Pero también es un ejemplo de lo difícil que es, si no imposible, crear vínculos afectivos estables y seguros con otras personas, mientras no se haya sanado lo que se deja atrás. Merece la pena ver la película, contiene enseñanza tanto para los frikis de la naturaleza, como para los miembros de las tribus "tradicionales" que se sienten muy seguros de su verdad. Aunque yo no tengo vocación de solitaria (como el protagonista de la película) y siempre defiendo lo tribal, sí me sentí reflejada en muchas cosas, y terminé de atar cabos en otras. Me enseñó y conmovió a partes iguales.

La familia es nuestra primera y, en ocasiones, única tribu. Sin sanar nuestros vínculos con ella, al menos internamente, no hay modo humano de crear tribu en otra parte, porque tendemos a proyectar y revivir, con los demás, los problemas experimentados en el clan carnal. O...huiremos, siempre huiremos justo antes de que las relaciones se hagan más profundas o se estabilicen, escaqueándonos de compromisos, como el protagonista de la película. Todo por miedo a ser defraudados otra vez, o por miedo a sentirnos atados a "la sociedad convencional", ya que, de ella, sólo somos capaces de ver los defectos, y no su parte humana bella y hermosa. Es lo que tienen los traumas, que ciegan.

A estas semi conclusiones he llegado en esros meses. Están lejos de estar cerradas, porque este asunto es todo un campo de estudio inmenso. Pero en fin, las comparto porque me consta que son bastantes, entre mis lectores, los que sueñan con tribu y tierra, o por lo menos con tribu y "naturaleza"...



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