domingo, 16 de junio de 2013

Aberraciones surgidas al extrapolar la ciencia a la espiritualidad.

                    
                                                (Arriba, pintura de Stephanie Frossad)

Para matizar mejor lo dicho en la anterior entrada, volveré a decir que no es que no crea en absoluto en una evolución posible, sino que no me parece que pueda extrapolarse tan alegre y resumidamente el concepto evolutivo científico a la espiritualidad. Las extrapolaciones, sobretodo sin son precipitadas y excesivamente resumidas, siempre conducen a errores. Como el error que algunas personas del mundillo espiritual hacen al comparar ciertas premisas de la física cuántica con nuestras posibilidades "energéticas" como seres humanos. Así, la típica frase de que "el observador afecta o cambia la realidad", se debe interpretar con mucho cuidado, pues en origen se hizo para hablar de fenómenos descritos por la física cuántica que, aunque "funcionan" (y son comprobables) a un nivel subatómico, no son verdaderos (ni se cumplen) para cuerpos enormes compuestos de millones de moléculas como el nuestro.

Tal vez "mirar o no mirar" a una partícula hace que ésta esté o no esté en una caja cerrada, pero esto no se cumple con una persona. Si tú no la miras, no va a dejar de "estar" ahí. Sencillamente, no la verás, pero ¡vaya si va a estar! Lo sé de buena tinta, por la cantidad de veces que he sido ignorada por unas personas, pero saludada o reconocida por otras. ¿O acaso he de pensar que existo y no existo a la vez? Bien, por descabellada que parezca esta posibilidad, hay personas que verdaderamente se lo creen. Así me lo dijo una vez una mujer, para mi pasmo: "Tú eres un personaje de la película que yo me creo, de la realidad que yo genero". Me quedé boquiabierta, sin saber qué decir. La buena mujer (porque realmente era muy maja, la verdad) se había empachado de lecturas -hum- espirituales de última moda, y de verdad creía que yo era "relativa" a "su película" del mundo.

No sé si a causa de circunstancias x, o de que realmente yo no existía "del todo" para ella, salvo relativamente y dependiendo del argumento que quisiera imprimir a su película, nuestra relación se esfumó sin ruido, diluída en nuestras vorágines, y nunca más he vuelto a saber de ella (aunque lo he intentado). Pero nunca olvidaré aquella frase, dicha con tanta contundencia y fé. Fue una ocasión reveladora para mí, en la que comprendí cuán fácil era, para el buscador espiritual promedio, extraviarse o perderse con las extrapolaciones científicas. Lo cual explica, por otra parte, la facilidad con la cual muchas personas de éstas dan la espalda a las realidades "negativas" de un mundo que ellos "no proyectan" (Por el amor de Dios, ¡no es "su" película! y por lo tanto no es bueno prestarle atención!) Y también explica la fé que tienen, tantas personas en que ya casi lo hemos logrado como humanidad: en breve daremos el "salto cuántico" y ¡patapam!, todos en éxtasis viviendo en la Nueva Era.

La realidad, sin embargo, es tozuda como una mula, y refuta sin cesar ese principio según el cual "aquello a lo que no prestas atención, desaparece de tu vida". Se pueden encontrar en la historia, por ejemplo, los casos de pueblos indígenas que no prestaban atención ninguna a, por ejemplo, las naves de Colón y el Imperio Español. Vamos, es que ni siquiera sabían de su existencia, ¿cómo iban a proyectar entonces la venida de algo impensado, nada menos que para conquistarlos y en muchos casos hasta exterminarlos? Voy a ser más dura aún y meto el dedo en la llaga al recordar que, incluso, para algunos de estos indígenas, existía un mito o leyenda que hablaba del "retorno" de un dios de tez blanca y barbas, que vendría "otra vez" a ver a su gente, y que por esa razón acogieron tan bien a los españoles. Los tomaron por dioses benefactores. Proyectaron "que eran buenos". No malpensaron en absoluto. No "miraron" la negra faceta ansiosa y codiciosa de aquellos blancos barbudos. Ni se la podían imaginar, vamos. No entendían la fiebre del oro, ni nada. Y sin embargo, mira lo que les pasó: la realidad -contemplada, o no; proyectada mentalmente, o no- les aplastó, cayéndoles encima como una maza implacable.

(El "aura" de divinidad o santidad que parecía emanar de los españoles era solo un espejismo...No todo lo que brilla es santo)

En fin, que nuestra mirada al otro le afecta, sí, pero no de la manera en que se suele decir, cuando alguien está extrapolando los principios de la mecánica cuántica a la vida humana. Realmente, si miras "mal" a alguien, lo vas a afectar y a empeorar todo, porque probablemente se cabree, pero mirarle "bien" no es garantía de nada. Como estrategia, a veces sale bien, pero a veces es como ponerse tierno para que el león te coma con más facilidad. ¿Quién sabe? Sabe sólo quien conoce, no el que se cree que conoce, y las consecuencias de un acto son las que demuestran si había conocimiento real, o no. La realidad es como es, independientemente de cómo la pensemos. Al menos en el nivel multi-celular de grandes y pesados seres materiales que viven el tiempo lineal. ¿Que existe una dimensión de la vida diferente, etérea, mental,  no sujeta a estas limitaciones, como por ejemplo la onírica...? Ok, pero no confundamos churras con merinas. Si uno quiere cuidar su cuerpo, en principio deberá tener en cuenta las leyes físicas y conocer, cuanto más mejor, su medio, o su entorno (biológico, geológico, botánico, animal y social) De ello depende la supervivencia de esto tan precioso que tenemos que es el cuerpo, y la vida corporal. Para la "otra vida" valen otras leyes, tal vez, pero ésas hay que observarlas en su justa medida y para los justos asuntos.

En el caso de la evolución, parece bastante probado (y probable) que el ser humano surgió tras x proceso evolutivo (aunque a los científicos aún les faltan piezas) Pero extrapolar esta muy probable verdad al ámbito espiritual, y deducir cosas como que "evolucionamos espiritualmente a mejores personas" es mucho decir. Es, como mínimo, saltarse varios pasos y mezclar unos argumentos con otros, incluyendo falsos supuestos. Es, en suma, un "pastel" que yo, personalmente, encuentro indigesto.

Un falso supuesto es, para empezar, decir que la humanidad "evoluciona", entendiendo por evolución un cambio lineal y sostenido. Si así fuera, no coexistirían en un mismo tiempo planetario (ahora) sociedades con diferentes valores, o incluso con modos tan diferentes de vida como las sociedades tecnológicas y las ágrafas (no escriben ni leen) o las que no usan (ni conocían hasta hace poco) la rueda. Pero coexisten, lo cual demuestra que este "cambio sostenido" no es "lo natural" del ser humano, sino sólo el camino tomado por algunas sociedades, no por todas. Salvo que digamos que las sociedades tribales de la Amazonia, por ejemplo, no son "naturales". O, peor aún, no del todo humanas. Este último fue el argumento, por cierto, esgrimido por "civilizaciones conquistadoras" para masacrar o intentar eliminar de las tierras ocupadas a los "poco humanos" indígenas que las poblaban, por ejemplo los aborígenes de Australia. Tan "primitivos" ellos que, ¡horror, no habían evolucionado...! ¿Os dais cuenta a qué extremos perversos conduce mezclar conceptos científicos con ideología social, humanista o incluso espiritual? El genocidio está servido cuando se plantean estos pastiches mentales.

                                   
Otro falso supuesto es, por lo tanto, que la evolución es "a mejor". Partiendo de la hipótesis de que lo natural del ser humano es evolucionar, y que esto solo puede llevarnos a una mejora de la, hum, raza, se verán como antinaturales y siempre "peores" a los que no cumplan estos requisitos evolutivos, como por ejemplo las sociedades cuyo modo de vida no haya cambiado en siglos o incluso milenios. Y una vez que se interioriza la idea de que unas sociedades son espiritual, moral o humanamente "peores" que otras, no existe casi ningún paso hacia su ataque e intento de dominación y/o exterminio. Cuesta poco utilizar, dominar, someter y hacer sufrir al que "casi no es humano". Por eso, a mí se me ponen los pelos como escarpias cada vez que leo afirmaciones similares, vengan de quien vengan. (Por cierto, últimamente se está difundiendo una última variedad de esta "alterización" del otro para cosificarlo y convertirlo en "objetivo del que defenderse" a raíz de las teorías de diversos difusores de "material espiritual canalizado", que afirman, con múltiples y elaborados razonamientos, que existen muchos individuos entre nosotros que no son del todo humanos, sino algo así como máquinas "sin alma" manejadas por los poderes oscuros. Esta idea, que yo considero otra aberración resultante de mezclar churras con merinas, merecería un análisis más amplio, pero la menciono aquí porque su raíz es cientifista - que no cientifica- fruto de extrapolaciones varias)

Otro falso supuesto resultante del mito evolutivo dice que las sociedades tecnológicas son moral o espiritualmente mejores que las "primitivas". Cuando, en realidad, basta con repasar la historia del siglo XX para comprender que inventar cosas no nos hace mejores, aunque sí más eficaces para según qué, como por ejemplo matar al vecino. Y si no, mirad a Hiroshima y Nagasaki. Ahora bien, aún me acuerdo de aquel librito medio naif y medio "como para niños" ("Ami y las estrellas") en el que se aseguraba y recontra aseguraba que cualquier civilización que hubiera creado platillos volantes sería ¡sin duda! espiritualmente más "avanzada" que la nuestra, ya que (oh, gran argumento) para crear cosas así y no haber sido destruidos, esos seres tuvieron que haber trascendido mucho, y haber llegado a ser la ostia de buenos, tolerantes y tal. Y yo, lo siento, en este punto estoy más cerca de Stephen Hawking cuando dijo, no hace mucho, que en caso de existir civilizaciones extraterrestres tan avanzadas como para crear naves espaciales capaces de venir hasta nuestro planeta, tal vez sería mejor para nosotros no estar en su punto de mira, porque, dada la cantidad de recursos y materias primas que -seguramente- requiere una sola nave de esas para ser construida y alimentada, no habría que descartar la posibilidad de que quisieran, ejem, tomar algunas cosillas "prestadas" de nuestro planeta, tan único y tan precioso él. Y ya se sabe lo molestos que pueden ser los habitantes de un lugar llenito de recursos naturales que se desean obtener.

Bien, yo no creo que los extraterrestres, en caso de existir y de mostrarse algún día por aquí a cuerpo presente (quiero decir, cuerpo material) tengan que ser "malos" de por sí, desde luego, pero tampoco voy a ser tan ilusa de pensar que han de ser todos bondad, amor y luz, sólo porque sean tecnológicamente muy superiores. Eso mismo fue lo que pensaron los nativos de las islas americanas al ver las naves de Colón y ya ves. Y además, no me gusta ninguna de las "grandes civilizaciones" que han surgido en la humanidad (Inclusive la egipcia, sobre la cual, por cierto, hasta el mismo Anubis tiene mucho que decir). Prefiero a muchos de los indigenas que a ninguno de los Imperios (y TODAS las civilizaciones han sido imperiales, antes o después) Porque un Imperio se sustenta, básicamente, en crecer anexionándose lo ajeno, y su tamaño pasa a ser anómalo y aberrante como un cáncer, y molesto como una plaga para los vecinos. Prefiero los tamaños "naturales". Los tamaños de sociedades sostenibles, el equilibrio y no las plagas. Así que el "modelo Imperial" no me vale, y cuando leo a tantos "espirituales" relacionan a los et´s con sus naves y la creación o "Siembra" de civilizaciones en la Tierra, me digo: ¡Que se metan sus imperios por donde les quepa, que mira adónde nos han conducido! ¡Razón de más para mantenerse prudentemente alejada de esa "gente", si acaso les diera por volver de visita! Fijo que nos la iban a meter doblada otra vez.

De hecho, según mis guías, una aparición masiva de seres resplandecientes al bordo de naves espaciales ultra sofisticadas, sería el modo perfecto de "impresionar" a la psique humana corriente (tan impresionable y voluble, ella) y someterla, haciéndola asumir de inmediato que "los de fuera" son como dioses, o casi, y que es bueno dejar en sus manos el gobierno de nuestros problemas. Sería demasiado fácil caer en la tentación de suplicar: "Salvadnos de nosotros mismos, ya que vamos a la deriva como especie". Pero qué peligro, porque no creo que tengamos ahora un discernimiento interno tan avanzado como para distinguir al "alien civilizado" altruista del egoísta. Somos como gentes perdidas en el desierto que se mueren de sed, y que fácilmente pueden beber, por desesperación, aguas envenenadas. Realmente , yo al menos prefiero no verme en ese dilema.

"¿Sabes por qué no nos aparecemos a tí con efectos especiales, nitidez y esplendor?- me preguntaros los Guías una vez, ante mis súplicas para "verlos" o sentirlos mejor- Podriamos hacerlo, pero no queremos, porque la impresión psíquica que vivirías sería tan intensa, que quedarías sometida a nuestra voluntad. Serías una marioneta en nuestras manos. Y no deseamos eso. Queremos que crezcas a tu ritmo. Cuando alcances nuestro "nivel", entonces tal vez nos veas. Antes, será mejor para tí que no, y no intentar tampoco "forzar" el "ver". Por eso, desconfía de las apariciones espectaculares o los grandes efectos especiales reportados en según donde, porque no siempre son buenos. Pueden ser un instrumento muy eficaz de dominación psíquica". Ni que decir tiene que esto me dio mucho qué pensar. Por eso me encojo de hombros cada vez que alguien me habla de los efectos especiales vividos en tal o cual cursillo, taller o experiencia meditativa, o cuando oigo decir a alguien cosas como "se movió una energía muy potente", como significando que el curso, taller o experiencia fue "bueno" solo por esa razón. También la bomba atómica es potente, me digo, y no por ello es mejor ese "tránsito" que una muerte dulce en la cama. O también era contundente Hitler cuando gritaba, o la energía colectiva de un estadio de futbol cuando se marca un gol, y ya ves. La contundencia no dice nada, pero es que nada, acerca de la calidad moral o espiritual de algo o alguien. Sólo es un rasgo físico más a tener en cuenta.


Otras veces, los ángeles en concreto me han dado un argumento similar para explicar la fugacidad de sus "presencias". Yo querría notarlos "siempre, muy cerca", pero ellos vienen y se van y me dicen que es por esa razón: Sentir la intensidad de su energía siempre es una enorme influencia, y mi mente quedaría totalmente identificada, confundida con su energía (como, de hecho, me sucede cuando "se acercan" mucho y operan en mi campo inmediato de energía, que de repente lo veo todo diferente, como desde su perspectiva, y absorbo su intención, su querer, su impulso) Y ellos no quieren eso: quieren que "yo" sea "yo" en la medida de lo posible, porque a fin de cuentas tiene un sentido vivir el "yo". ¡Para eso hemos nacido, vaya! Por lo tanto, caso de haber et´s "buenos" y tecnológicamente avanzados, no creo que se vayan a mostrar de manera despatarrante, con efectos especiales mega deslumbrantes...

Me he ido de un tema a otro, ¡es suficiente! Hay un asunto sobre cierta "evolución" en la que sí creo que me apetece compartir. Tiene que ver con nuestro cerebro (carnal), pero ya lo dejo para otro dia...


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