miércoles, 13 de marzo de 2013

El aborto en el tablero del ajedrez.


El "águila" sigue dando vueltas sobre mi cabeza, ofreciéndome otras perspectivas de la relación entre el genocidio encubierto actual y el aborto deliberado, y todavía no se ha posado en tierra, o sea que voy a dejar de lado momentáneamente el complejo y peliagudo tema, porque noto que las palabras sobre este tema no pueden, todavía, surgir de mi boca de manera adecuada. 

Mientras el águila no se detenga, la razón no podrá tomar en sus manos los datos recabados, ni ordenarlos. Faltará claridad, porque faltarán piezas. Y todo intento de terminar un puzzle antes de haberlo completado produce distorsiones debidas a "forzar" las piezas, haciendo encajar entre sí cuadrados con círculos, rombos con pentágonos, todo por la puñetera prisa.

Por otra parte, rebusco en internet datos acerca de la eugenesia y los abortos y descubro, desanimada, que es muy, pero que muy difícil, aclararse con algunas informaciones, pues todo el tema abortivo se ha convertido en una lucha feroz entre dos bandos: los pro-vida, generalmente dependientes de diferentes iglesias o afiliados a ellas, y los pro-elección, generalmente anti religiosos, escépticos o directamente ateos. 

Entonces, si por ejemplo tecleas en internet el nombre de Margaret Sanger, la principal activista americana en pro del derecho de la mujer para elegir cuándo y cómo tener hijos, y que favoreció la difusión de información médica y sexual, así como la creación de métodos anticonceptivos, y fundadora de una red de clínicas para abortar de manera segura (pues, hasta entonces, el aborto era clandestino y muchas mujeres morían por ello), y si exceptuamos a la wikipedia, te encuentras con artículos que tapan las perversiones religiosas y la represión victoriana de la época (escritos que demonizan a Margaret Sanger) o bien te encuentras con artículos que tapan la cara fea de la ideología de esta mujer (su racismo, su mirada favorable a la eugenesia) y demonizan a crítica eclesial y pro vida. 

El artículo que encontré que tal vez es más objetivo es éste, pero incluso aquí el esfuerzo de objetividad me parece tibio, puesto que si bien se cita lo peor del lado represor y oscurantista del sector religioso y puritano, no cita "lo peor" de Margaret. Solo menciona vagamente sus conexiones eugenésicas, pero no sus frases más "letales". (Que pueden leerse aquí)

¿Fue Margaret Sanger una benefactora de la humanidad, una humanista visionaria gracias a cuya labor las mujeres dejaron de ser consideradas como "incubadoras sin derechos"? ¿O fue una peligrosa ideóloga anti-vida? Yo creo que debió de ser una mezcla: en algunas cosas ayudó, y en otras no. 

No creo que la situación de la mujer en su sociedad y en su época fuera correcta, ni justa, pues abogo por la maternidad deliberada y conscientemente elegida, pero tampoco apoyo frases de Margaret como estas: El aumento de la clase trabajadora debe regularse, ya que se compone de imbéciles benignos, que alientan los elementos defectuosos y enfermizos de la humanidad mediante su irresponsable enjambrar y engendrar. Tenemos que eliminar la “maleza humana”, segregar a los imbéciles, desajustados y mal ajustados y esterilizar a las “razas genéticamente inferiores”. Margaret Sanger. (1922) The pívot of civilation, New York."

O estas dos: La acción más misericordiosa que puede hacer una familia numerosa por uno de sus miembros más pequeños es matarlo”. "Ninguna mujer tiene derecho legal de concebir a un niño sin un permiso para la maternidad”. Ahora bien, a pesar de lo espantoso de estas frases, me gustaría entender el contexto en el que fueron escritas. ¡Es una pena que se me dé fatal leer en inglés, porque me encantaría leer los libros o articulos escritos por la propia Margaret! Sería tal vez la única manera de tener una idea más objetiva acerca del asunto.

O sea: esta célebre, controvertida y ya fallecida mujer es el ejemplo perfecto de la dichosa manía de dualizar toda la realidad, intentando convertir un cuadro de múltiples tonos en algo que es, o blanco, o negro, y acto seguidoempujar a la gente a afiliarse completamente a uno de los dos tonos (negando sus imperfecciones, o esquivando mencionarlas) y atacar al contrario

Y si con Margaret Sanger pasa eso, con el aborto en sí ni te digo. De hecho, Abby Johnson, la mujer de la que hablé en la anterior entrada, ya denunciaba en su libro la dificultad que existe para hablar de la realidad del aborto con todas las letras. Ella terminó estando en un terreno muy incómodo, pues aunque finalmente se decantó por los pro-vida, nunca ha dejado de señalar que en lado de los pro-elección no son todos diablos, sino que existen incontables buenas personas, como lo fue ella misma, que sólo y realmente quieren ayudar a las mujeres a ejercer una maternidad responsable, y elegir cómo vivirla

Pero esta insistencia en señalar la injusta y terrible situación de muchas mujeres, así como la buena intención de algunos profesionales, narrando su pasado trabajo en una clínica abortista, convirtieron a Abby Johnson en persona non grata en determinados círculos (la llegaron a expulsar de alguna parroquia, por "pecadora" e inconveniente) Por otro lado, cuando ella comprendió lo que comprendió y dejó su trabajo, pasándose "al otro lado", fue inmediatamente demonizada por sus antiguos colegas de profesión y todos los "pro-elección".

En definitiva, nunca parece haber término medio, ni siquiera en una sociedad como la española, que se supone que no es tan maniquea como la estadounidense. Mala suposición. Me ha sucedido ya alguna vez, que si oso cuestionar al aborto, sugiriendo que no es un acto tan bueno como puede parecer, pierdo puntos (y hasta amistades) entre las personas que ven al aborto como un logro en la lucha de los derechos de la mujer, y que en consecuencia reciben como un ataque anti feminista cualquier "pero" que uno se atreva a ponerle a este acto. 
Cuesta hablar algo de así, porque como sucede en cualquier conflicto largamente dualizado y encarnizado, una corre el riesgo de dejar de ser vista como la persona que es, pasando a ser sentida (y tratada) como una "representante" de las fuerzas contrarias más odiosas. 

En España, si dices que no te gusta la idea del aborto, se te suele considerar, de manera instantánea una eclesial fanática, una vendida a lo peor de los curas y la ultra derecha. Pero si dices que no se trata de eso, nadie entiende nada. Si, finalmente, te atreves a confesar que tu rechazo al aborto se sostiene en cosas que has percibido "en la energía", porque eres chamana o sanadora (o cualquier palabra de estas "raras" que quieras usar), entonces el sector pro aborto te descalificará igualmente, diciendo que pretendes ser una especie de gurú sectaria que intenta dictar a los demás cómo deben vivir o qué decisiones deben tomar, y que la gente como tú es la que lo estropea siempre todo. En definitiva, te pondrán en el lado de los odiados "curas" y otras figuras "autoritarias" consideradas enemigas de la libertad de conciencia de y de la mujer, etc.

Es paradójico, sin embargo, que incluso en los sectores afines al chamanismo, o a los fenomenos de trance y "escucha" del mundo llamado invisible, también escueza el tema del aborto y se evite decir nada inquietante sobre el mismo. Se te exige no decir nada que pueda inquietar a la madre en su trance de elegir si aborta o no, con lo cual queda silenciosamente prohibido sugerir que tal vez el ser que se gesta pueda sufrir, o que incluso pueda estar deseando nacer a pesar de todo. Es más tranquilizador pensar que un feto no tiene voluntad propia ni deseos "personales", sino que es sólo un apéndice de su madre. Así la madre puede elegir "con mayor libertad", libertad que en este caso no deja de ser entendida como una menor "información". Así que solo parece libertad, pero en realidad es suprimir un lado de la información, para abortar con más facilidad.

En fin, la realidad que yo he percibido me parece mucho más compleja, pero tal vez esta complejidad sea demasiado para una sociedad que no sabe moverse si no es viendo el mundo como un tablero de ajedrez, donde todo son cuadraditos blancos o negros. Aunque tampoco la gente tiene la culpa de esto, claro, porque nos enseñan a percibir así desde niños, y existen grandes intereses en que siga siendo así. No son tiempos del Gran Círculo de las Tribus benditas por el Arco Iris, sino los siniestros tiempos de los Señores del Ajedrez, donde o se gana, o se pierde, y donde ganar o perder implican (requieren) de la destrucción o "eliminación" fisica de los contrarios, por malos bichos y perniciosos. O, como mínimo, de su aplastamiento y dominio, para que obedezcan al "lado bueno", sea éste cual sea.

Pero he dicho que no iba a hablar del aborto y al final he dicho mas de lo que quería. Voy a zanjar este tema por ahora y voy a pasar a otro, que quedó sugerido en la entrada "Sobrevivir al Genocidio". ¿Qué es mejor, luchar contra el genocidio o huir? O mejor dicho: ¿Qué puede implicar ese "esconderse" del que me hablaban los Guías? ¿Qué puede llegar a significar "preservar el legado espiritual", más allá de defender la propia vida y la de los propios hijos...?


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