lunes, 1 de agosto de 2016

De la película "Poltergeist" como metáfora. Enseñanzas espirituales/chamánicas.

(Mis Guías Espirituales son aficionados a utilizar metáforas, parábolas, símbolos, mitos e historias para enseñarme cosas o enfocar mi atención en determinados temas. Y como el cine y la TV han pasado a ser generadores de nuevos mitos, se han convertido en algo habitual sus alusiones a películas que he visto para señalarme algunos temas o suscitarme reflexiones sobre otros. En este sentido, no importa tanto la calidad de una película como que sea útil para reflejar determinadas realidades. Aquí os dejo unas notas de mi cuaderno campo, escritas en abril del 2014, sobre la vieja película "Poltergeist-1")
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Tal vez la moraleja más importante de "Poltergeist", aquella película de miedo ochentera, es que lo fundamental para ayudar a cualquier niño o niña es la unión amorosa y sin fisuras de sus padres, o de las personas con las que este niño esté afectivamente más vinculado. (Su familia o cuidadores directos)


Y es que no sólo existen personas con gran capacidad de sembrar discordia y romper parejas o familias para llevarse algo a su terreno (desde parasitar la energía del nido familiar, hasta llevarse al "huerto" a alguno de sus miembros, o en el peor de los casos seducir a los niños y abusar de los mismos) sino que también en el mundo de la energía existen entidades o "espíritus dañinos" que son expertos en sembrar discordia entre los padres, o entre los amigos del niño, o entre su pequeña tribu de afectos... ¿Todo para qué? Para "comerse" mejor la energía del inocente, o para llevarlo a su terreno y dominarlo de algún modo.


Decía Jesucristo: "Velad y orad, para no caer en tentación" y aquel consejo sigue siendo eternamente válido para esta clase de temas, porque en la naturaleza siempre hay depredadores y oportunistas, y el mundo psíquico y el espiritual no son algo diferente de la naturaleza. Es decir, la receta es: amar...y volverse vigilantes del amor. No sólo "en" el amor, sino vigilar las relaciones amorosas, su estado, para repararlas cuando acusan las primeras grietas o fisuras importantes.

Otra moraleja de "Poltergeist" es que, de entre las personas, tal vez sólo una madre amorosa y consciente pueda entrar en el infierno para rescatar a sus hijos. Aunque, eso sí, la cuerda idealmente la sostenga el padre (la otra "mitad" que creó al hijo, y que idealmente debiera seguir ahí para amarlo y sostenerlo todos los días de su vida hasta que crezca lo suficiente para defenderse a sí mismo) 

¿Y porqué digo que "tal vez sólo una madre puede"? Pues porque se necesita un hilo de Ariadna irrompible y no hay nada comparable a la fuerza del vínculo amoroso/afectivo entre madre/hijos, si éste está bien afianzado. 

"¡No toques a mis hijos!"- le grita la madre protagonista a "la bestia". (Se lo dice a la entidad que se muestra para aterrorizarla, en la escena de abajo) Una madre así no le teme nada, ni al mismísimo demonio.


Otras personas ajenas a la familia se hubieran muerto de miedo, pero ella...ella es la madre (consciente y amorosa) Y existe un tipo de coraje guerrero que sólo surge cuando una mujer se convierte en madre con amor total. Por eso ella, en la película, no sólo se atreve a ir al infierno, sino que además el vínculo irrompible con su hijita hace que "pueda" cruzar el infierno para encontrarla. Que esa es otra cuestión, pues querer no siempre es poder. Algunas personas tal vez querrían, o se atreverían a ir, pero... ¿Encontrarían a la niña? O...¿serían capaces de resistirse a las seguras seducciones del infierno para despistarlas, o a las visiones de terror para disuadirlas o enloquecerlas?


La madre, si es amorosa, si es lúcida y consciente, es la persona más indicada para "rescatar" a sus hijos de las garras de seducciones espirituales destructivas o prisiones del alma varias, por el vínculo casi carnal antes descrito. Pero a veces una madre sola no puede con todo. Necesita a la comunidad. La película muestra el éxito de un trabajo en equipo, y esto es importante remarcarlo. Es otra moraleja que se extrae de esta historia. Sin una mínima comunidad o equipo, no se logra vencer a un infierno.

Arriba vemos al intrépido padre sosteniendo la cuerda, también "con un par", pues no hay más que ver el aspecto de la "entidad", que atemorizaría a otros. Pero el padre de esta película no flaquea y sostiene la cuerda aún sintiendo que su vida podría estar en riesgo, porque sabe que madre e hija están en una situación mucho peor y que sostenerse en su firmeza, su estabilidad, su ser como un pilar inamovible, son el único modo de que ellas salgan con vida. 

Esta firmeza en sostener la cuerda sin importar el escándalo y la parafernalia efectista que organizará (sin dudarlo) el infierno a tu alrededor, es un símbolo fuertísimo de la estabilidad emocional necesaria para resistir a los embates de toda aquella energía (expresada a veces a través de terceras personas, o de circunstancias varias) que se acerca a una familia con la secreta intención de llevarse a parte de la misma. Lo cual equivale a romper su unidad, su cohesión, y además cercenar su totalidad llevándose de mala manera a alguien.

Si una madre no tiene un vínculo amoroso y afectivo solido con sus hijos, algún "infierno" se los puede llevar con seducciones insospechadas, buscando las grietas o fisuras en la realidad de la familia por las cuales pueda colarse dentro de su espacio. Pero también, si un padre no tiene suficiente solidez o estabilidad en sus emociones y convicciones amorosas, el hogar tampoco estará a salvo. Es más, incluso aunque un padre ame a su familia, no será capaz de estar ahí, firme y a prueba de infiernos, cuando éstos se presenten, si no es estable emocionalmente. Los "demonios" harán con él lo que quieran, o lo despistarán y lo alejarán para dejar más desprotegidos a los hijos o sola a la madre en la crisis "infernal" de turno.

En el peor de los casos, un padre que no sólo es seducido por infiernos sino dominado por los mismos, puede terminar convirtiendose en un peligro real para su propia familia, la cual deberá protegerse de quien se suponía que debía ayudar a sostener, proteger y nutrir el hogar común. (Aunque por la misma regla de tres, una madre desvinculada o carente de amor, también puede ser seducida y dominada por infiernos varios, hasta convertirse en un peligro para sus hijos)

En la película, la grieta entre mundos utilizada se genera a través de la televisión (otro símbolo potente de la irrupción dentro del hogar de energías exteriores, que no siempre son beneficiosas. Depende) Pero existen muchas otras maneras de "entrar" en el sagrado espacio de un hogar de manera disimulada y seductora al principio, hasta lograr atraer y llevarse fuera a los pequeños...o a otros miembros de la familia. Y la mayor parte de maneras son psicológicas, tentaciones, seducciones, cosas que entran en nosotros a través de nuestros puntos flacos, nuestras obsesiones, nuestros miedos, o nuestros deseos más inconfesables.



En la película queda muy bien reflejada la estrategia típica: al principio, la irrupción del "poltergeist" parece graciosa y resulta fascinante. La familia se siente llena de curiosidad, casi halagada o interesada en los fenómenos que su pequeña hijita parece provocar. No sospechan para nada lo que está detrás de todo eso, lo que está intentando "entrar". Ni sus intenciones. 

Esta estrategia se repite en muchisimas historias de ruptura familiar conflictiva e "infernal" en la que han entrado en juego energías intrusivas (externas a la familia) a las que en principio se dejó entrar porque parecían fantásticas, apetecibles, divertidas, seductoras o prometedoras, sin sospechar que no toda la realidad es lo que parece ser en un primer momento, o que no todo el mundo muestra de manera transparente sus deseos o intenciones.

Otra última moraleja de la película trata de lo delicado que es mantener el estado de "mediumnidad" adecuado para percibir bien "las energías". Cuando entra la médium en la casa dice que le abran paso y se alejen un poco de ella porque "están perturbando sus frecuencias".


Y es que para ser plenamente "perceptora" hay que llevar una vida muy especial... Muy..."limpia" y consciente. Y también silenciosa y bastante solitaria, por lo menos en determinados momentos. El cuerpo del médium se parece a un sismógrafo. Si hay agitación y movimientos constantes en su entorno, le va a costar percibir otras ondas de movimiento, separar unas de otras, discernir, enfocar con claridad. 

Hay un pasaje de los evangelios (hoy los cito, porque son textos ricos para aprender "demonología") en el que los seguidores de Jesús se quejan de que ellos no han podido expulsar a un "demonio" (lo pongo entre comillas porque habría mucho que hablar de lo que son los demonios, y sobre esta palabra en sí) Entonces Jesús les dice que no pudieron "expulsarlos" porque algunos demonios "sólo salen con mucho ayuno" por parte de los que van a ayudar a la persona que sufre. 

Este "ayuno" no debe ser interpretado necesariamente de manera literal. Ayunar quiere decir limpiarse, abstenerse de acciones, palabras, pensamientos o situaciones que puedan "ensuciar" la energía del que pretende ayudar a alguien en un trance muy difícil (un "endemoniado" se experimenta a si mismo viviendo en un infierno literal) De manera que ayunar quiere decir "limpiar y afinar" el instrumento perceptor que somos en potencia. (Por cierto, un instrumento que también puede ser emisor de las energías amorosas y sanadoras más altas, pero ése es otro tema)

De manera que para los "mediums", pero también para los terapeutas de diferentes tipos, la película da un buen consejo: ante determinados casos dificiles, no hay otro camino salvo distanciarse de cualquier distracción, limpiarse al máximo, centrarse y no permitir interferencias de ningún tipo. Y es que una de las características universales de cualquier infierno (físico, psíquico, o espiritual) es que en él hay confusión, y que genera estados de confusión en las personas que se le acercan o que se vuelven sensibles al mismo sin la adecuada concentración y protección. Es preciso tener una voluntad férrea para no dejarse atrapar por distracciones y sostener la intención sanadora. Austeridad y silencio son dos armas eficaces para afrontar las masas de confusión mental emanadas por los infiernos, cuando se presentan ante tí.

Finalmente, el propio final de la película resume y simboliza en imágenes muy potentes lo que algunos "infiernos" quieren en el fondo: la destrucción de los hogares. La desintegración y desaparición de la casa familiar es muy gráfica. No voy a entrar a discutir las causas para este odio al hogar. La película muestra sólo una posibilidad entre cientos, una historia posible entre muchas, y es todo aquello del hogar construído sbre un viejo cementerio... Bien, ése sería motivo para otro post, pero no lo voy a escribir hoy. Lo que quiero señalar sólo es que algunos infiernos desean destruir familias, nidos, hogares. Pues la casa u hogar familiar sólo es un reflejo externo (y un símbolo, a su vez) del espacio psíquico, emocional y espiritual que una familia no sólo habita, sino que también cuida y construye para sí misma. Para tener un lugar donde reposar y criar con seguridad a los pequeños.

La destrucción del nido sería una tragedia para cualquier animal que cría. Y cuando se cría en pareja, como sucede en muchas aves, la muerte o desaparición de uno de los miembros también es trágica y compromete la supervivencia de las crías. 

Criar es, idealmente, asunto de más de una persona. Por eso para defender a los niños, no sólo hay que cuidar sus cuerpos y emociones, sino también proteger y respetar sus hogares y no hacer nada que pueda lesionar de algún modo la relación entre las personas que cuidan y crían con amor a esos niños, y la unidad de la familia en general. 

Si amas a los niños, y quieres que tu amor sea algo más que buena intención o palabras, ayuda a sus padres o cuidadores directos. Sostenlos en sus conflictos y dificultades si te es posible. No arrojes piedras a su nido. No interfieras entre ellos. No pongas en riesgo su hogar, sea cual sea éste. No les despojes de hogar. Dales un hogar si no lo tienen. No te lleves al niño a tu casa, o a tu campo, dejando a los padres "fuera". No te creas ni por un momento que ayudarás a un niño si atentas contra la estabilidad, la salud o el bien de su padre o de su madre, ya sea de pensamiento, palabra, obra u omisión (esquivando actuar para evitar un desastre, cuando está en tu mano impedirlo) Porque los niños necesitan su nido, necesitan sus vínculos, necesitan su integridad, y ésta, al tratarse de pequeños seres "en construcción" y vinculados de manera total a sus criadores amorosos, se construye y se mantiene con el aporte de quienes aman y crían a esos niños. Los niños necesitan a su familia más que a nadie en el mundo. Más que a tí o a cualquier otro "de fuera". 

Para ayudar a los niños hay que ayudar a sus madres y padres, a sus hermanos. A la familia que cuida esos niños cada día, sea del tipo que sea. Al hogar. Y esto no tiene vuelta de hoja. Mientras no se entienda que un niño no llega a adulto "bien" si se estropea su nicho ecológico natural (el nido, la unión con la madre, el padre si está, u otros cuidadores si se da el caso) una y otra vez, seguiremos sin entender en qué consiste verdaderamente ayudar a la infancia. Amarla, en definitiva.


Los "espíritus" llenos de odio de la película consiguen romper el hogar físico de esta familia, pero por fortuna, al menos en esta primera película, la cohesión entre sus miembros no ha sufrido grietas, sino que el matrimonio sale reforzado en su amor y con los niños a salvo. Se podrá entonces construir o buscar un nuevo nido, porque el hogar esencial es la estructura o espacio de energía que se crea con la sinergia amorosa familiar.




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