La siguiente función de unos ojos entregados a Dios es "prestárselos" para enviar al mundo a través de los ojos la energía de respuesta desde la divinidad.
Uno no puede llenar sus ojos de Dios sin haberlos antes entregado y vaciado "del mundo". El orden es: humano, primero entrega tu carga al mundo "superior" y descansa; vacíate. Luego te podrás llenar de otra energía que no es pesada. La energía divina...
La función "cámara retransmisora" no os "llena", pero os puede sobrecargar si, en ese proceso, intentais aferrar la información que veis o percibis, manipularla o utilizarla para vuestros fines. Los ojos se saturan, así, de información/energía mortal, y pueden sufrir por ello. Pueden llegar a doler, a enfermar...
Si, en cambio, mirais sin aferraros, desprendiéndoos "hacia Dios", entonces se puede producir la otra función, que es como la otra cara de la moneda o la otra fase de una Respiración Divina que se da entre el mundo que conoceis y el mundo divino. Ahí sois llenados de una energía/conciencia "suerior", sagrada... que os impulsa a mirar al mundo irradiando "eso". Vuestros ojos no son pasivos hacia el mundo, ahora, sino activos. Pero no son activos desde vuestro "yo", sino desde Dios.
El mal de ojo primordial es una mirada activa hacia el mundo desde un "yo" lleno de rencores, o caprichos, o exigencias, o malhumores, o deseos superficiales... Mirais deseando, queriendo retener, usar, cambiar, modificar, destruir, construir... Esa mirada "actúa" porque irradia, pero esa energía puede resultar molesta, menoscabante, enfermiza, contaminante si no está alineada con lo que "debe ser". La bendición con los ojos SOLO se puede producir cuando alguien se los "presta" a Dios, porque entonces los ojos irradian lo que se necesita verdaderamente en un lugar o circunstancia.
En el camino de los ayudadores, hay una fase en la que se os puede llegar a pedir que prestéis vuestros ojos. Y si prestáis vuestros ojos, de repente os encontraréis viendo de otra manera. Y sintiendo de otra manera. Comprendiendo de otra manera. Porque ver, sentir y comprender están asociados.
Esto no significa ver de una "forma" u otra (colores, imágenes, formas). Tiene que ver con una visión espiritual, con una percepción y entendimiento del mundo que se desata SÓLO - e insistimos, sólo- cuando alguien presta sus ojos a Dios.
Esta manera de ver es temporal, porque ningún ser humano en el estado habitual puede sostener por demasiado tiempo semejante modo de percepción. Pero la temporalidad no es mala. Sólo es lo que debe ser mientras sois lo que sois, de carne y hueso, humanos en vuestro estado actual.
Es imposible codiciar el ver entregado, porque es muy exigente. Exige porque provoca o suscita un cambio interior muy grande, muy profundo...Así que cuando uno experimenta este "uso" de sus ojos, no se le ocurre codiciarlo. No se le pasa por la cabeza que vaya a ganar nada terrenal nada con ello.
La única cosa que puede hacer que alguien reitere su entrega, y repita la experiencia de dar o entregar sus ojos a Dios, es la pasión/amor que hace que esa persona desee fusionarse más y más con la divinidad, sin importarle ya las consecuencias, o las no-consecuencias.
Cuando el amor,
el anhelo de fusión sobrepasa los CÁLCULOS de la mente humana, el
miedo, el deseo de control, el ansia de poder, el deseo de
"efectividad", la medición pragmática del uso y los efectos de ese modo
de ver... Solo entonces esa persona repite...y repite...y entrega y
entrega y entrega...Y se vuelve como un parpadeo divino en el mundo.
Como no le es posible sostener el Estado de Ser que se produce al entregar sus ojos (porque, ya lo hemos dicho, esto es necesariamente temporal mientras sois lo que sois, de carne "normal") entonces se produce como un pulso, una respiración, un...parpadeo, sí: ahora sí, ahora no; ahora recibo/irradio; ahora descanso; ahora estoy aquí, ahora estoy allí...
Puede parecer una locura, un modo difícil de vida, pero ha habido y hay quien se acostumbra. Hay quien se vuelve eso, un parpadeo divino encarnado. Pero no vais a "conocer" realmente a nadie así.
No, porque quien haga esto, quien llegue a vivirlo, automática e inevitablemente sabrá que no es posible hablar de ello, ni mostrarlo, ni demostrarlo. Sencillamente, los demás no lo sabréis.
Pasar desapercibido, esconderse, es el último paso de aquellos que se vuelven Ojos de Dios en el mundo. Por eso se convierten en anónimos. Por eso las más grandes experiencias místicas no están escritas, ni siquiera narradas. La humanidad sólo puede acceder a ellas cuando alcanza el mismo estado de ser que permitió a esas personas "escondidas" vivir lo que vivieron.
Entonces, y como hablamos de un estado de Unidad, se
comparten como por ósmosis o resonancia las experiencias místicas...y
uno puede vivir lo que otros vivieron...y así sucesivamente...hasta que
la humanidad alcanza su plenitud total en algunas personas que viven una
fusión TOTAL con El Todo, pero que, a su vez, ya NO son exactamente
"personas". Son otra clase de ser.
Y esto es lo que venimos a decir, por si hay entre los lectores algunos que, sintiendo en algún momento que son llamados a entregar sus ojos, lo hagan sin miedo... pero sabiendo un poco más lo que hay, lo que sucede con esto.
Somos los ángeles. Somos átomos de la respiración de Dios. Dadnos vuestros ojos, prestádnoslos por un rato, para que se produzca el enlace entre vuestra parte del mundo y la nuestra hacia Dios. Permitid que el mundo sea "respirado" por Dios a través de los ojos humanos y todo cambiará.
Y esto es lo que venimos a decir, por si hay entre los lectores algunos que, sintiendo en algún momento que son llamados a entregar sus ojos, lo hagan sin miedo... pero sabiendo un poco más lo que hay, lo que sucede con esto.
Somos los ángeles. Somos átomos de la respiración de Dios. Dadnos vuestros ojos, prestádnoslos por un rato, para que se produzca el enlace entre vuestra parte del mundo y la nuestra hacia Dios. Permitid que el mundo sea "respirado" por Dios a través de los ojos humanos y todo cambiará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario