miércoles, 3 de agosto de 2016

Compartir sueños y visiones, algo polémico en nuestro mundo.


Hay cosas que no sé ni cómo contar. El camino chamánico es indescriptible, poco traducible a la cultura mayoritaria de la sociedad en que vivimos. No nos han educado para hablar de la realidad del espíritu, ni para entender el "lenguaje del alma" visionario y sensitivo...

Y sin embargo quiero intentarlo, porque creo que una de las razones de que estemos como estamos es la pérdida de la costumbre de hablar, en el entorno próximo (de amigos/tribu/familia o clan) de los sueños, las visiones internas, las sensaciones, lo "intangible"... 

En todas las tribus que conservaron la certeza de que el mundo natural es sagrado, y coexistieron con la naturaleza amándola, y sin acabar con ella, existía la costumbre de hablar acerca de lo que va más allá de la mente racional. No era un tabú, como entre nosotros. No estaba mal visto decir "He soñado que..." ni decir "He sentido en el bosque que una flor me hablaba", y cosas así.

En mi mundo, está mal visto por doble partida. El sector cientifista de la sociedad toma estas cosas como reflejos del un "pensamiento mágico" que convendría erradicar como mala hierba, porque impulsa a la gente a lo irracional. (Sin tener en cuenta que, aunque mucha gente haya, efectivamente, caído en aberraciones por sentir "la magia", no es así en muchísimos casos; y además también muchos científicos han caído en otras aberraciones peores, como cuando se creó la bomba nuclear o con el exterminio eugenésico en época nazi)

Pero incluso en el sector de gente que sigue el camino llamado "espiritual", a menudo está mal visto compartir determinadas experiencias internas. En parte porque se considera que lo íntimo debe siempre ser secreto (lo cual solo es cierto a veces) y en parte porque se piensa que compartir experiencias místicas fuertes, vivencias chamánicas reveladoras, puede ser un síntoma de engreimiento, de buscar admiración o seguidores, de querer parecer importante. 

Se repite hasta la saciedad que "Quien sabe, no lo anda diciendo". Pero esta afirmación es inexacta y peligrosa. Pues es cierto que existe el fenómeno de la soberbia, del deseo de acaparar aclamaciones sólo para servir al "yo", pero la Tierra diría: hijos míos de mi vida, si no compartís lo que sabéis, ¿de qué sirve el conocimiento y visiones que se os dan?

Cristianos, ya lo dijo Jesucristo (por ponerme épica, lo menciono): La lámpara se enciende para que otros vean la luz. No para esconderla en una casa cerrada y que nadie tenga acceso a ella. Brillar no es malo, y mostrarlo, ¡menos aún! Eso es SERVICIO, ni más ni menos, y lo digo por los que temen que brillar sea "cosechar" halagos. 

En fin, que lo que no sé es cómo, si se piensa esto de los que brillan, no se da la espalda al Sol. ¡Habráse visto ser más arrogante y vanidoso, todo el p. día brillando! Qué poca humildad. Debería estar escondido bajo las piedras, para que NADIE notara su luz y no pudieran elogiarlo, amarlo y agradecerle nada. Que eso del amor, el agradecimiento, y la búsqueda de la luz que OTRO ser irradia es muy malo, y todos lo sabemos. Eso es "seguir a gurús" y no seguir "la propia luz". Asco de Sol, ¿quién se ha creído que es, qué pretende? Impertinente, egocéntrico, venga a brillar! Y mira, la naturaleza, ¡qué BORREGA es, haciéndole caso al Sol y absorbiendo esa luz! ¿Es que las plantas y animales no tienen criterio personal...? ¡Debieran atacarlo o darle la espalda, para darle una lección de humildad!

¿Os estoy removiendo cosas en la cabeza? Me alegro, porque siento en mí a la Vieja Chamana que anda harta de tantas cosas, entre otras de todo este puritanismo del "No contar, no mostrar, no compartir nada, salvo en casa cerrada y con siete llaves, y sólo a los que demuestren (dando casi su vida por mí) que MERECEN que les comparta algo de mi interior". Acabáramos, para vivir así no se necesita arder, ni brillar. Podemos seguir todos como fantasmas escondidos en los rincones, porque total...

En muchas tribus de cultura chamánica se compartían las vivencias chamánicas o espirituales que la inmensa mayoría de los miembros tribales tenían, inclusive los niños. Porque es natural soñar, percibir cosas más allá de ciertos sentidos, intuir, sentir... Sólo cuando esto se convierte en tabú desde la infancia, se convierte a su vez en realidad sombría y, ocasionalmente, enfermiza o desequilibrada. La luz no se hizo para estar escondida, ni el fuego para que lo encierren en una caja hermética. Hay que dejarle salidas o si no, se apaga, y te daña por dentro.

El único modo de cambiar nuestra cultura en este sentido es empezando a compartir otra vez lo que sentimos, intuimos, percibimos y soñamos. La única manera de que un niño aprenda que los sueños contienen destellos de vida e información que, posiblemente, en ocasiones sea útil, es hablando nosotros sobre nuestros sueños como algo natural. Y así con todo. 

Por supuesto que debe haber una prudencia, sobretodo de cara a la gente que no comparte nuestra visión de la vida. A los cientifistas les gusta atacar a los "mágicos", tanto como a la Inquisición le gustaba perseguir herejes. Es una pena, pero efectivamente es mejor no mostrarse ante determinadas mentes que se sienten en el deber de "luchar" contra un hemisferio cerebral cuyo funcionamiento no entienden. Porque si no, es muy cansado y desgastante estarse defendiendo o protegiendo de sus ataques, tan estériles como innecesarios. 



Por lo demás, compartir la información que nos llega, sea por el tipo de sentidos que sean, nos podría sanar como sociedad, o como colectivos dentro de esta sociedad. Un día Miguel me explicó que los seres humanos, en cierto nivel de nuestro ser, estábamos diseñados como "neuronas". Una neurona sana está emitiendo o compartiendo con otras, constantemente, la información que le llega. No la atesora, no la esconde. Por supuesto, no la comunica a todas las neuronas a la vez, sino en orden: lo hace a través de las redes, transmitiendo su información a las neuronas que tiene pegaditas al lado, y ellas a su vez retransmiten a otras, etc.

¿Cuál es el problema de la humanidad mayoritaria en mi mundo, entonces? Pues desde un punto de vista "Migueliano", tiene que ver con que este "sistema nervioso" o "de comunicación" está enfermo. Las neuronas no comunican apenas nada. Muchas reciben información, pero no saben qué hacer con ella. Muchas no comunican nada, viven encapsuladas, aisladas, con miedo a estar vivas, es decir a "funcionar" y transmitir. 

Otras, retransmiten pero forzando la interpretación, con lo cual manipulan e impiden que sea el sistema nervioso quien haga el circuito al completo y elabore, al final, sus conclusiones. Son neuronitas ensoberbecidas, que creen que ellas solas bastan, y que el cuerpo de la humanidad debe escucharlas nada más que a ellas, cuando en realidad sólo son una parte.

Es normal que sea difícil entender "del todo" lo que nos llega como neuronas, porque somos una partecita del Todo, nada más. La comprensión global de algo cuesta un tiempo: el necesario para que la información y los impulsos se difundan, se conecten con otras informaciones e ideas, y se produzca progresivamente un "pensamiento" colectivo que será más o menos acertado en base a la cantidad de neuronas que "sirvan" y "compartan". 
Cuantas más partes del Todo se activen y actúen como neuronas saludables, más acertado será el pensamiento colectivo final. Pero claro, si en el cuerpo de la humanidad solo funciona la tercera parte de su sistema nervioso...o ni eso...pues el diagnóstico será malo.

Los chamanes somos como neuronas especializadas, o como centros nerviosos un poco más grandes, con más redes conectadas y en activo. Nunca somos la totalidad del sistema nervioso, pero sí que abarcamos un poco más. Por eso nuestra responsabilidad retransmisora es más grande, y por eso es un contrasentido andar este camino y encerrarse más. Lo que hay que hacer es lo contrario: "funcionar" de una puñetera vez. Entregarse a "servir" sin tanto miedo. Con prudencia, con equilibrio, con discernimiento, sí, pero sin tanto rollo del "Ay, ay, ay, igual estoy cayendo en el servicio a mi ego".

Al "malo" le encanta la incomunicación. El aislamiento entre partes causa el deterioro enfermizo del cuerpo colectivo de la humanidad. Las células que se encriptan y aíslan generan enfermedad, tumores, necrosis. La humanidad sufre porque le falta, literalmente, información. Información correcta, además. Y no de un solo tipo (no sólo científica, no sólo emocional, no sólo psicológica, sino también "la otra", la que para la mayoría es "sombra" porque nos educaron en el tabú de lo que se "sentía" y no obedecía a nuestros sistemas de creencias)

Sí, puede parecer un caos cuando se activan muchas retransmisiones desde muchos puntos, de acuerdo, produciendo una sobreinformación no siempre agradable, ni limpia, ni útil. Pero es como abrir una presa que está contenida desde hace milenios, saliendo toda el agua a presión, revuelta y sucia. O sea, es lo normal, pero también es el único camino para que "el agua/información" fluya, las cosas se decanten, los cauces se recuperen, y para que se despierte el cuerpo colectivo "sintiente" de la humanidad. De manera que, un día (no todavía) se complete TODO el circuito, y se llegue a alguna conclusión correcta.

Los chamanes trabajamos "para" el Cuerpo Colectivo de la Humanidad. Nuestro deber es retransmitir lo que nos llega. A mí me tuvieron que inisistir y convencer por largo tiempo, para que empezara a escribir, porque me daba miedo hacerlo (pues sabía que me iba a complicar mucho la vida, y que sería muy mal juzgada si contaba ciertas cosas) Pero no tenemos escapatoria: compartir información forma parte de la "misión y sentido" de ser chamán. Eso sí: hay que aprender mucho y, de entrada, metemos la pata una y otra vez. Hay que llegar a compartir en orden, con criterio y respeto, pero el caso es que hay que hacerlo. 

Finalmente, hay que decir que, estrictamente hablando, aunque no todos sean especialistas en esto, todo el mundo posee estas capacidades en cierto grado, y es "neurona" en una parte de su ser. Con lo cual compartir también sana a quienes no son "chamanes", y nos sana a todos. No hay que interpretar el hecho de que algunas personas trabajen en "nodos de la red" donde se movilizan cantidades mayores de información, pensando que sólo ellos deben percibir, sentir y decir "lo que hay". 


Es más: los propios chamanes necesitan el feedback, la comunicación de todas las neuronitas que están a su alrededor, para poder comprender mejor lo que sucede, contrastar y seguir aprendiendo y ampliando consciencia. 



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