lunes, 15 de agosto de 2016

La "oración" genuina de cada niño o niña.



Recuerdos que vuelven a mí.
Cuando era niña, era creyente, pero a mi manera. Y no me gustaban nada las oraciones que me enseñaban, que me generaban una especie de "pesadez" interna, a veces miedo, y a veces agobio.

Mi momento era la noche. Cuando mi hermanas dormían, bajaba de mi cama al suelo sin hacer ruido y me ponía a rezar a "mi" manera. Empezaba a decir aquello de "Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el Cielo y la Tierra de su gloria, Hossanah en el Cielo...."

Y me quedaba ahí, fascinada, repitiéndolo una y otra vez...despacio...y otra vez... Aquel "Santo, Santo, Santo", y las palabras "Universo...Cielo...Tierra. Gloria..." me resonaban muy profundamente, como si supiera por dentro lo que significaban. Sentía de veras que yo "sabía" a qué o Quién llamaba "Santo", sabía a qué me refería con esa Gloria, pues me resultaba conocida, familiar, con una sensación de conocimiento profundo e íntimo y al mismo tiempo secreto, pues también sentía que en mi familia yo era la única que vibraba con ese "Santo, Santo, Santo" y con esa "Gloria" y con ese conocimiento del "Universo". 


En fin, sentía algo muy especial por dentro con todo eso, aunque no sabía expresarlo de otra manera salvo repitiendo aquella exclamación de asombro y alabanza. Y hoy comprendo que ésa era mi oración verdadera. Nadie me la enseñó, ninguna persona me dijo "Tienes que rezar esto". En el catolicismo eso ni siquiera se considera una oración, sólo es un salmo de la Biblia. Existe ese concepto de que rezar es "pedir" y claro, si sólo hablas de la sacralidad de algo y no estás pidiendo nada, no parece que lo que dices sea una oración. El caso es que yo simplemente lo oí un día, y me gustó tanto que memoricé aquello y me lo "quedé" para mi uso particular. 

Muchísimos años después, ya en mi época de agnóstica y casi atea (ni rezaba, ni "creía", ni me interesaba ese tema) un día realicé un ejercicio de relajación profunda, y me llevé una sorpresa monumental porque al alcanzar la profundidad del silencio y la quietud, de repente "algo" (que no reconocí casi ni como propio, de entrada) se puso a exclamar dentro de mi: "Santo, Santo, Santo..." etcétera. Y todo el recuerdo de aquel "secreto" de mi infancia regresó a mí...

Recordar todo esto hace que reconecte con una parte de mí muy pequeñita y al mismo tiempo muy esencial. Es la parte más potente de mi ser, como un átomo de fuego alrededor del cual se construyó luego todo el cuerpo, y toda la personalidad, con sus historias, sus análisis, sus estructuras, y su inevitable blablablá mental. Pero hoy pienso que detrás de mi blablablá, incluso detrás de tantos libros y cosas como he escrito, tal vez sólo esté ese "Santo, Santo, Santo...Universo...Cielo...Tierra...Gloria...". Sigo queriendo decir lo mismo, no puedo dejar de decirlo, y busco maneras distintas de repetirlo, de ampliarlo, de dar vueltas a lo mismo...a la sacralidad de lo existente, a la Presencia de Algo que nos trasciende...

Escribo esta entrada en memoria de esa niña que bajaba de la cama a escondidas para quedarse medio en trance repitiendo "Santo, Santo, Santo"... pero también en honor de la parte esencial de todos los niños que hoy crecen, y cuyo núcleo o esencia sagrada realmente no conocemos. ¿Qué oración, entendida como "expresión espiritual genuina" surgirá del interior cada nuevo niño o niña? 


¿Y cuál es la oración "verdadera" de tantos niños que viven aún escondidos en el cuerpo de los adultos...? ¿Qué susurros ardientes surgen de nuestro interior, independientemente de lo que nos inculcaron? Es importante conocer nuestra "expresión espiritual verdadera" u "oración genuina", porque es la que nos hace arder el corazón, y todo el ser. Es la "oración" que nuestro cuerpo y nuestra esencia profunda repite día y noche, aunque el resto de nuestro ser (especialmente nuestro pequeño "yo" no se dé cuenta de eso y viva en una ilusión distinta. 


Y, como dirían los ángeles, "Arder es servir"... Si ardes, estás vivo de veras. Si ardes, la Vida es aún posible. ¿Conoces lo que te hace arder? La niña o el niño que fuiste seguro que sí...

(Rescatado del muro de facebook. 2 de diciembre 2014)

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