martes, 2 de agosto de 2016

ojos de ángel-1 juicio


(Ojos de ángel. El Juicio)

El otro día me decian los Guías: "Pero lo que queremos es que "veas", que mires el mundo, retransmitiendo hacia "Arriba" lo que ves en él. No cierres los ojos, no te niegues a retransmitir a Lo Alto lo que ves"

Era una curiosa sensación...como si los ojos de las personas pudieran ser como cámaras vigilantes, grabadoras de documentales, instrumentos retransmisores de esta realidad y lo que sucede aquí, enviando toda la información hacia otra dimensión o parte "superior" en el sentido de conciencia más elevada.

Solo si una persona entrega sus ojos a Lo Uno, al Espíritu, a Dios...sus ojos se convierten en esos instrumentos de percepción "Al servicio" y envían hacia ese "Más Allá" información en tiempo real de lo que le sucede a uno mismo, y a los demás, en el entorno donde vivimos.

Es difícil expresar lo que sentí, porque no se trataba de elaborar mentalmente informes, sino sólo de prestar los ojos a eso Mayor, Superior, y dejar pasar a través de los ojos las cosas, la realidad tal cual es.

Unos ojos no entregados no funcionan igual. Generalmente acumulan información, la ocultan incluso, o la guardan para usarla según los deseos del "yo".

Lo que pasa es que resulta abrumador entregar los ojos y dejar que este fenómeno de transmisión "limpia" suceda. Porque ipso facto "se siente" la realidad de un modo difícil de describir. Mucha información de golpe que no podemos asir, ni retener, ni procesar. Información que debemos sólo dejar "pasar", porque no nos compete ni siquiera, no podemos hacer nada con ella.

Cuando esto se realiza bien, uno es como si "prestara" sus ojos a los Vigilantes de la Vida en la tierra, consciencias que no sé describir...¿Angeles?...(no lo sé) y entonces la información, TODA la información, llega donde debe.

Existe temor en el mundo respecto a la activación de esta clase de ojos, de esta clase de mirada. Hay mucho deseo de que esto no suceda. Porque si sucede, si la gente va entregando sus ojos a lo divino, de manera irremediable se ven muchos hechos que "claman al Cielo". No hay delito, error, ignorancia o sombra que no sea vista.

Todo aquel que actúa con bajeza, estrechez de miras, egoísmo, mezquindad, avaricia, traición, tendenciosidad...teme y temerá que su vecino, su pareja, su hijo, su hermano, o su amigo, entregue sus ojos a Dios. Porque entonces Dios verá de manera diáfana, desde los ojos del hermano, amigo, hijo, pariente, vecino, etc, lo que uno hace con el don de la vida.

Y nos gustaría, más bien, que los ojos ajenos SOLO testimoniaran a nuestro favor, mostrando únicamente nuestras virtudes, todo lo que hicimos bien.

Los ojos entregados son, sin embargo, como la balanza de Anubis o la de Miguel: cada ojo recibe una carga, y se pesan las dos. Los ojos no tienen intención personal, no añaden ni quitan "carga". Solo son instrumentos vacíos de "yo". Instrumentos que utiliza algo o alguien superior para "pesar" o "sopesar" lo que confluye en una circunstancia, evento, encrucijada (las figuras de Anubis y Miguel son representantes de todo esto, pero hay más, el tema es más profundo que eso) Y entonces "sucede" un Juicio Superior, y se suceden unas reacciones o feedbacks vitales en respuesta a "lo real".

Este mecanismo de Juicio es implacable, en el sentido de incuestionable e imposible de torcerse. Es casi como la ley física de la gravedad. En una circunstancia o evento hay lo que hay, ni menos, ni más. Y cuando permitimos que todo este pack, sin filtros, tendencias ni añadidos, "pase" a través de nuestros ojos hacia una, hum, digamos conciencia/energía suprema, "alias" El Juez, el Juicio sucede casi como una reacción química automática.

Para permitir que el Juicio entre en nuestras vidas y ACTUE, debemos entregar nuestros ojos a la divinidad y permitir que estos retransmitan TODO lo que hay en nuestra realidad y entorno inmediato. Sin elecciones de bandos, sin preferencias, sin tendencias. Sin miedo, tampoco, a que se vea lo que hacemos, lo que somos, lo que pensamos. Porque en realidad el Juicio es MEDICINA. Solo medicina resolutiva de cada caso y circunstancia.

Pero es fácil decirlo, más difícil vivirlo. Sólo cuando surge un deseo fuertísimo en el Alma de entregarse, de dar los ojos, de vaciarse para que "suceda lo que tenga que suceder" (reacción "química" espiritual) sin resistirnos a ello, es posible dejar pasar toda la información hacia "Arriba"...y sólo entonces sucede el Juicio...y recibimos los efectos medicinales del mismo.

Qué paz, vivir el Juicio. Que termine lo que ha de terminar, que se inicie lo que deba iniciarse. Que cada cosa, persona y evento, encuentren su lugar. Que todo se reordene.

Eso sí, surge del Alma casi como un excusarse de cortesía: "lo siento, entrego mis ojos a Dios, no voy a tapar nada de lo que vea, así que verá lo que hicisteis. Solo lo hago porque dese el Juicio, el DESCANSO, la paz...y sólo si dejo pasar a través de mis ojos todo cuanto fue, y todo cuanto ha sido, y todo cuanto es en mi vida, no solo de mí hacia los demás, sino de los demás hacia mí, puede actuar El Juez. Y puedo dejar mi carga. Y puedo transitar, cambiar, sanarme...Al fin"

Entregarlo todo. Entregar los ojos. Entregar el corazón. Entregar el don de la vida, para que se haga con ella lo mejor. Eso es.

Y esta es otra lección de Anubis, en unión con Miguel, señalando en dirección de Alguien que es más poderoso aún que ellos, y alguna vez he percibido aunque no lo conozco apenas, y su identidad me resulta un misterio: El Juez, que es justicia en esencia de manera total, radical, definitiva y absoluta.

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