lunes, 15 de agosto de 2016

La búsqueda (religiosa cristiana) de La Madre

(Arriba, imagen de la "Virgen Blanca", en la catedral de León)

La búsqueda de LA Madre en mi interior me viene desde niña, aunque yo entonces no sabía identificar mi pasión por las imágenes de María con esa búsqueda o impulso de encontrarme con LA Madre, conectar con Ella, entender algo...recibir ese amor incondicional pero también unirme a su corriente de amparo y cariño hacia la vida y hacia el mundo.

Rebuscando entre las cajas de mis viejas pertenencias que se guardan en el pueblo de mi madre, encuentro mi viejo álbum donde guardaba la colección de imágenes de María...O sea, en mi comprensión de hoy: imágenes de LA Madre. Me produce ternura y me conmueve encontrarme con esta colección de fotos, postales, estampas...Algunas con valor artístico, otras casi feas o directamente ñoñas y horteras, pero todas ellas expresando diversos aspectos de la maternidad, amparo, cuidado, cariño...
                                                       
¿Cómo podría burlarme hoy, desde mi ser adulto, de las imágenes de María que guardé, si fueron lo más maravilloso para la niña que fui­, su salvación frente a pesadillas y terrores nocturnos, la certeza de que existía algo mayor que nuestras pequeñas y asfixiantes vidas, y un gran amor maternal en alguna parte, esperando ser encontrado y aceptado...?

Nunca podré unirme a las corrientes que se burlan de María, o de sus imágenes, o que desprecian y atacan las creencias de otros en Ella. Entiendo las mofas, y la ira: son la expresión de la rabia rebelde de personas que han sufrido a causa de la religión y necesitan sacar eso afuera y además quieren reivindicar otra cosa. Pero cada uno ha de ser fiel a su verdad íntima y yo soy fiel a mi niña interior y su verdad. Y veo a las niñas que, estos días, van a las procesiones o salen de misa y, aunque detesto la estructura de poder eclesial y ya no soy católica, ni de misas, ni de "curas" (y tengo también mi rabia y mi ira hacia la iglesia), me conmuevo con esas niñas, porque me veo a mí­.

Y no puedo, ni quiero odiarme en retrospectiva por ser "esa clase de niña" que llevaba orgullosa un lazo en el pelo, un vestido de volantes, y rezaba con fé total a un trozo de piedra con rostro de bondad. Ya he tenido bastante odio en la vida. Y sufrimiento. Por ser así, o por ser asá. 


He estado, de hecho, en los 2 extremos (credulidad infantil total, y cinismo escéptico casi ateo) antes de ser lo que soy ahora. Así que ya sé lo que es recibir burlas y desprecio por parte de ambos lados. Por creer, o por no creer. Por ser "beata" (insulto a las creyentes) o por ser "puta" (insulto a las progres-liberales promiscuas). Y qué más dá, al final todo es odio. Y tan inútil.

Mi niña y sus postales de Marí­a... Mi niña como el pequeño niño androide protagonista de "Inteligencia Artificial", (peliculón, 100% recomendado) rezándole a una imagen de aspecto femenino y bondadoso, creyendo en su poder aunque sea sólo un trozo de escayola coloreada en modo kitsch. Porque yo estaba convencida de que un dí­a me encontrarí­a con La Madre, que me acogería bajo su manto, pegadita a su cuerpo, y luego me unirí­a a Ella y ya está. Eso sería la felicidad, no habría más problemas, ni angustias...

¿No es eso, al final, lo que han deseado millones de creyentes en la larga historia del cristianismo europeo? ¿Acaso no están todos los pueblos y ciudades poblados de iglesas y ermitas con su correspondiente imagen de María debido al insaciable e infinito deseo de MADRE? 

Hubo un tiempo en que yo detestaba todo lo religioso. Hoy no me molesta vivir en un territorio sembrado de imágenes que me recuerdan que, el gran anhelo secreto de mi amada tierra Europea, en su aspecto más antiguo, genuino y salvaje, la gran vocación sin realizar o culminar todavía, es regresar a LA Madre. Volver a las cuevas sagradas donde la "Señora" se aparece y bendice vidas y vientres, a las fuentes y los árboles sagrados donde Ella pone su pie, a las montañas donde Ella vive... Europa desea ser "La Tierra de La Madre" otra vez.

Delante de nuestras narices, miles de imágenes muestran que no hay deseo mayor en esta tierra y sus gentes, que volver a LA Madre. Desean devolverle a ELLA su lugar, su trono, su espacio. Reconvertir esta tierra en sagrada otra vez (como realmente lo es), sin "necesitar" psicológicamente que una religión estructurada de origen foráneo e imperial le dé a la gente el "permiso" para sentir o decir que ELLA sigue estando aquí. Que la tierra continental de Europa sigue siendo SU tierra. Que las cuevas, los manantiales, los bosques, la vida, es SU vida, su rastro, su presencia.

Las religiones estructuradas pasarán. La estructura católica pasará. Pero LA Madre no. Ella seguirá aquí, independientemente de cómo la pinten, la vistan o la vean. Cualquier religión extranjera, sea antigua o de nuevo cuño, que se desee "imponer" o extender por Europa, será infiltrada desde dentro por LA Madre, tal como una vivienda construída sobre un manantial, acaba viendo aflorar el agua por sus paredes. 

Porque esta tierra lo lleva en sus venas. La Tierra continental Europea es parte de su jardín, y ES su cuerpo. Por eso se aparece aquí y allá, independientemente de las creencias que tenga la gente. La Madre ya estaba en Europa antes de que aparecieran por aquí los cristianos, ha seguido estando después de la implantación de su religión, y seguirá estando cuando todo cambie y tal vez otras creencias dominen el escenario. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario