martes, 27 de febrero de 2018

Creerse bruja y no tener suerte.


Más sobre las brujas (Y las mujeres muertas)

La gente de Europa ¿De dónde venimos? No todo ha sido conocimiento, luz, bondad y justicia. Los discursos modernos que miran hacia la brujería y hacia la persecución a las brujas y sólo quieren ver en ellos una única realidad de sabiduría y heroicidad, están equivocados en un sentido: son incompletos.

No se puede mirar hacia atrás proyectando en esas gentes lo que pensamos hoy en las ciudades, en los círculos selectos de intelectuales. No se puede definir desde despachos y bibliotecas lo que ha sido la brujería rural en Europa. Para eso, aparte de leer legajos inquisitoriales, o libros teóricos, hay que ir al campo, vivir en el campo y escuchar a los viejos. Para que nos cuenten las cosas que recuerdan o las cosas que a su vez, les contaron sus abuelos.

Empecé esta "Semana Bruja" no tanto para filosofar o elucubrar sobre la brujería en sí, pues existen ya libros sobre ello, sino para remover las cenizas del sufrimiento de muchas muertes de personas enredadas con este tema. Porque sin contemplar el sufrimiento de los "sin voz" a éstos les cuesta transitar y a todos nos cuesta procesar el pasado colectivo que tenemos. Y porque uno de mis dones es poner palabras a sentimientos y pensamientos enredados y no hechos conscientes, de manera que ayuden a otros...

Pobres, pobres brujas sin suerte. Pobres brujas sin saber. Pobres mujeres que sólo querían un poco de poder en su entorno, un poco de amor, y se perdieron a si mismas, enzarzadas en sus deseos primales, en sus ilusiones, en sus miedos y terrores, en su esfuerzo por importar y dejar de ser abusadas o negadas. También hubo hombres así, pero las mujeres, en sociedades tan cerradas, machistas y supersticiosas como algunas que nos precedieron, han llevado a menudo la peor parte y este post gira sobre ellas.

Puedo sentir el dolor de las "brujas" que creyeron que lo eran, o que incluso lo fueron, pero no tuvieron ni conocimiento, ni sabiduría, ni poder, ni suerte, ni reconocimiento social, ni amor, ni aceptación. Nada salvo sentirse malditas.

Puedo sentir desde hace años su enfado, tristeza y desesperación cada vez que se equipara la palabra bruja a algo grande y magnífico que las mujeres modernas quieren ser. Porque se sienten entonces aún más solas, aún más marginadas, aún más rechazadas. Ya ni la brujería les pertenece a ellas, sino a un tipo de mujer del que se sienten muy lejanas, muy distantes. Un tipo de mujer de otro mundo, de otra época y de otro tipo, definitivamente.

La apropiación de la palabra bruja debiera hacerse con cuidado...con más reflexión y amplitud de sentimiento. Queremos reivindicar a las mujeres muertas, pero siempre nos olvidamos de las mismas. De las erradas, de las errantes, de las pobres, de las ignorantes. Seguimos buscando en nuestro argumentario razones para explicar que no estuvo bien perseguirlas o incluso matarlas, porque claro, eran sabias todas, eran todas sanadoras, eran científicas, eran humanistas, eran rebeldes revolucionarias.

Y sin embargo... tantas no eran nada. Nada, en sus contextos. Nada que tampoco hoy ninguna mujer quiera reivindicar en serio, para si misma, ni para ningún colectivo, salvo que por fin se diga que no hacen falta razones para dejar vivas a las mujeres. Aunque se equivoquen. Aunque estén locas, o sean envidiosas, o incluso malas. Ya basta.

Hay investigadores muy bueno que han escrito sobre brujería europea. Hoy cito a Ernesto de Martino, antropólogo italiano, uno de los países europeos más marcados por las brujerías varias, las "fettucheras" (hechiceras), la stregonería (brujería) femenina y masculina, y mil cosas más. En Italia se cumple el esquema que he mencionado en anteriores posts: en el Norte, gente rica haciendo Alta Magia ritual, en sus lujosos salones de Turín o Milán. (Turín, uno de los sitios que aún hoy está más lleno de magia negra elitista) En el Sur, en cambio, la brujería rural, las supersticiones atávicas sincretizadas con el catolicismo. La mezcla. El curanderismo a menudo ciego, otras veces acertado. El caos de la vida saliendo adelante como puede y cuando puede.

Basándose en los libros y en el material recopilado por Ernesto de Martino, se rodó esta película que enlazo, a caballo entre ficción y documental, que narra la vida de una bruja rural del Sur. Si tenéis paciencia para subtítulos y lenguaje cinematográfico de los años 60, vedla. Y entenderéis qué clase de cosas pudo ser la persecución de brujas de hace siglos, cuando estaba permitido y alentado por el poder, matarlas. Entenderéis cuando se dice que, a veces, los inquisidores tenían más tolerancia que la gente del pueblo llano, o la "masa" ciega, que muchas veces ajustició a brujas, brujos, judíos, "raros" o lo que se le pusiera por delante, sin control alguno del poder de "arriba".

                                 
 Pero hay muchas cosas por reflexionar viendo esta película. Quitando el dramatismo visual (exageración expresiva típicamente italiana de esa época) hay mucho por sentir, pensar y comprender en qué es una bruja socialmente llamada como tal, cómo se gesta desde la SOMBRA de su contexto familiar y desde sus relaciones vecinales, de tribu y clan. No estoy hablando de dones, de visiones, de conocimiento (aunque estén presentes algunos fenómenos paranormales, los considero secundarios aquí) Estoy hablando de cómo llegaba la gente a llamarle bruja a una mujer, tanto si lo era como si no.

Ved, ved si tenéis ganas de saber... Y si deseáis abrazar en el sentimiento a tantas mujeres muertas, que aun hoy siguen sin ser nombradas, porque se está queriendo convertir a la brujería en algo que no tiene que ver con ellas. En un mundo paralelo de mujeres sabias, cultas, poderosas y empoderadas, del que ellas se quedan afuera. En las puertas de la población más afortunada. Como antes. O como siempre.

Y si os parece exagerada la película en algunos momentos, pensad que aún hoy, en Italia, aunque estas cosas no sucedan tan intensamente o tan habitualmente como en la época de la película, existen miles de personas que, cada año, piden exorcismos a la Iglesia. Miles. Que se dice pronto. Así que este sustrato de creencias sigue estando vivo, y es razón de más para intuir y comprender que no surge de la nada, sino de generaciones y generaciones creyendo en la brujería y practicando cosas como las que se ven en la película. Y más, muchas más cosas. Hechicería sucia, ciega, sorda, perdida. 


(Todas las fotografías de este post pertenecen a la película "Il Demonio" de  Brunello Rondi, basada en las investigaciones deErnesto di Martino, que se puede ver aquí, subtitulada en español: https://ok.ru/video/81315170882


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